Los costes de producción y la sequía afectan al sector agroalimentario español
El sector agroalimentario sigue sufriendo la fuerte alza de los costes de producción y el impacto de la sequía. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, moderar las presiones inflacionistas sobre los alimentos. Sin embargo, la fuerte sequía que está castigando a la península ibérica desde el año pasado ha reducido la producción de muchos cultivos, como los cereales o las frutas, lo que ha repercutido tanto en los precios (al alza) como en el volumen de exportaciones (a la baja). Con todo, las exportaciones agroalimentarias en términos de valor siguieron avanzando a buen ritmo en el 1S 2023 debido al aumento de los precios, lo que refleja la elevada competitividad del sector agroalimentario español a pesar de la coyuntura adversa.
El sector agroalimentario en España atraviesa un momento coyuntural adverso, derivado de la sequía y de las consecuencias de la fuerte alza de los costes de producción en 2021-2022, a raíz de la pandemia primero y de la guerra en Ucrania después. Ambos elementos afectaron de forma significativa al valor añadido bruto (VAB) del sector primario en 2022, que retrocedió un 19,8% en términos reales (–5,7% en términos nominales). En el 1S 2023, el comportamiento del VAB ha sido algo más positivo, con un retroceso del –4,7% interanual, gracias en parte a la estabilización de los costes de producción. Sin embargo, el crecimiento del PIB total ha sido superior (3,2% interanual), por lo que el sector primario ha perdido peso en el conjunto de la economía: mientras que en 2021 representaba el 3,0% del VAB total, en el 1S 2023 aportó el 2,5%.
El sector agroalimentario atraviesa dificultades derivadas del incremento de costes de producción y de unas condiciones climatológicas adversas
La situación general de sequía prolongada que afectó a gran parte de la península ibérica en 20221 ha continuado en lo que llevamos de 2023.2 La persistente falta de precipitaciones en primavera y unas temperaturas más cálidas de lo normal han provocado una anomalía negativa de la humedad en la capa superficial del suelo y unas malas condiciones para la vegetación y los cultivos en plena temporada de crecimiento.3 En consecuencia, se estima que el rendimiento de los cultivos, que ya se vio muy mermado la temporada pasada, se ha reducido todavía más en esta campaña.4
- 1. El año hidrológico 2021-2022 fue marcadamente seco, con una precipitación media estatal de 478,5 mm, un 25,3% inferior al valor normal.
- 2. Las precipitaciones de mayo y junio de 2023 no fueron suficientes para contrarrestar la situación de sequía prolongada que afectaba al 33,4% del territorio en junio de 2023. Asimismo, las reservas hidráulicas de uso consuntivo cayeron al 30,6% de su capacidad a mitad de agosto (comparado con un 32,4% del año anterior y un 49,4% de promedio de los últimos 10 años). Véase «Boletín mensual de estadística» del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, julio de 2022.
- 3. Si bien es cierto que algunas zonas están mostrando una recuperación, en general las condiciones de alerta siguen siendo dominantes.
- 4. El impacto de la sequía sobre el rendimiento de los cultivos es evidente, aunque hay que tener en cuenta que hay otros factores que también condicionan la producción agraria (uso de fertilizantes, incremento de la agricultura ecológica, nuevos requerimientos medioambientales, etc.).
La producción vegetal en España disminuyó un 13,6% en 2022, según recogen las Cuentas Económicas de la Agricultura. En concreto, la sequía mermó la producción de cereales (–24,3%), frutas (–20,7%), plantas forrajeras (–18,2%), plantas industriales (–9,9%), hortalizas (–7,5%) y patatas (–7,0%). Solamente creció la producción de vino y mosto (+1,4%) y de aceite de oliva (+6,4%) en la campaña pasada (2021-2022), aunque como veremos en la siguiente sección las estimaciones para la campaña 2022-2023 apuntan a una reducción importante de la producción también de estos productos. Con todo, la pujanza de los precios de los vegetales (+19,9%) permitió que su producción creciera en términos de valor (+3,6%). En cambio, la producción animal se vio menos afectada y registró un ligero descenso del 1,5% en 2022. En términos de valor, avanzó de forma muy significativa (+22,5%), gracias al incremento de su precio (+24,3%).5
- 5. A pesar del notable incremento del valor de la producción agraria en 2022 (10,6%), el fuerte aumento de los costes intermedios (del 28,5%) provocó un descenso del VAB del sector (–5,6%) y de la renta agraria (–6,2%).
En 2022, la producción vegetal descendió un 13,6% en España, una caída mucho más abultada que la registrada en otros países europeos, debido a la mayor severidad de la sequía en nuestro país. La producción animal registró un ligero descenso del 1,5%
Comparada con otros países europeos, la caída de la producción vegetal fue mucho más pronunciada en España (del 13,6% frente al 4,6% en el conjunto de la UE). El motivo son las mayores dificultades que ha tenido que afrontar el sector agroalimentario español por las mencionadas condiciones climatológicas adversas y por un incremento de costes de producción algo más pronunciado en España.6 Estos aspectos, y sus implicaciones para la competitividad del sector agroalimentario, se analizan con detalle en el artículo «El reto de mantener la competitividad del sector agroalimentario español ante una coyuntura adversa» de este mismo Informe Sectorial.
- 6. Para ayudar al sector a hacer frente a esta situación de sequía, el 11 de mayo se aprobó el Real Decreto-ley 4/2023, por el que se adoptan medidas urgentes en materia agraria y de aguas en respuesta a la sequía.
Las estimaciones de la cosecha de 2023 no son alentadoras. Según el avance de superficies y producciones agrícolas (provisional, con datos del avance de mayo)7 la producción de cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale, el cereal híbrido procedente del cruce entre trigo y centeno) se situaría en 9 millones de toneladas (Mt) en 2023, frente a 14,4 Mt en 2022 y 19,3 Mt en 2021. Esta estimación implica una caída de los rendimientos de los cereales muy significativa, tal y como reflejan también las estimaciones de la Comisión Europea.8 En concreto, la Comisión cifra el rendimiento del trigo español en 2,2 toneladas por hectárea en 2023, un dato inferior al 2,8 registrado en 2022 y lejos del promedio de 3,5 de los 5 años anteriores. Como se puede ver en la tabla de la siguiente página, los rendimientos de la cebada y el centeno han sufrido caídas similares en España, en contraste con el mejor desempeño para el promedio de la UE.9
Los cultivos de verano, por el contrario, han acusado menos los estragos del cambio climático. Según apunta la Comisión Europea, el maíz en grano, prácticamente todo de regadío, no ha padecido estrés térmico durante la floración y se encuentra en buenas condiciones. En cambio, la producción de aceite de oliva ha sufrido un importante descenso y ha pasado de 1.489.351 toneladas de aceite de la pasada campaña a 675.093 toneladas en la campaña 2022-2023, lo que supone un 55% menos de producción y explicaría la importante alza de su precio registrado recientemente.10
- 7. «Avance de superficies y producciones de cultivos» del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, mayo de 2023.
- 8. «Crop monitoring in Europe», JRC MARS Bulletin, vol. 31, n.º 8, 21 de agosto de 2023.
- 9. Para un análisis de la situación de sequía en Europa, véase «Drought in Europe», JCR Technical Report, de junio de 2023.
- 10. «Avance de la situación de mercado del sector del aceite de oliva, aceituna de mesa y aceite de orujo de oliva. Campaña 2022/2023», publicado por el MAPA, agosto de 2023.
La producción de aceite de oliva ha sufrido un importante descenso y ha pasado de 1.489.351 toneladas de la pasada campaña a 675.093 toneladas en la campaña 2022-2023, un 55% menos de producción
Como hemos visto, aparte de la sequía, el segundo elemento que condiciona la evolución del sector agroalimentario español son los costes de producción. En este frente, las perspectivas son algo más favorables gracias al notable descenso de las cotizaciones de las materias primas agrícolas y de los precios de la energía en los mercados internacionales respecto a los niveles récord del año pasado.
En efecto, el índice de precios de materias primas alimenticias del Banco Mundial ha descendido un 31,5% entre el máximo que alcanzó en mayo de 2022 y agosto de 2023 (último dato disponible). La caída del precio de los fertilizantes es todavía más acusada (–46,4% desde su máximo de abril de 2022). Con estos descensos, se ha deshecho en gran medida el repunte de precios que siguió a la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, los precios siguen siendo muy superiores al promedio de 2019, antes de la pandemia, especialmente el de los fertilizantes, cuyo precio es el doble ahora que en 2019. A pesar de que Rusia anunció a principios de julio que no prorrogaría el acuerdo para la exportación de grano a través del mar Negro, los precios spot y del mercado de futuros de las materias primas agrícolas se han mantenido bastante estables, incluso con cierta tendencia bajista este verano. A esta tendencia habría contribuido una combinación de otros factores, como la ralentización de la actividad económica mundial, especialmente en China, la reorientación del comercio internacional de materias primas desde otros productores, y la publicación de unas previsiones muy positivas de producción agrícola mundial para la campaña 2023-2024 por parte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).11
- 11. En concreto, el USDA espera que la producción mundial de maíz alcance los 1.213 millones de toneladas, un 5,3% más que el año anterior. En trigo se alcanzarán los 793,4 millones de toneladas en la campaña de 2023-2024, lo que supone una subida del 0,4% respecto a la campaña previa. Véase «World Agricultural Supply and Demand Estimates», USDA, agosto de 2023.
Las perspectivas sobre la evolución de los costes de producción agrarios son positivas a tenor de los precios de las materias primas agrícolas en los mercados internacionales
El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales empieza a percibirse en los precios que pagan los agricultores en España. En concreto, los costes de los inputs agrarios han descendido un 11,2% entre agosto de 2022 (cuando alcanzaron su valor máximo) y mayo de 2023 (último dato disponible). A pesar de este descenso, los costes aún son alrededor de un 35% superiores al promedio de 2019. Los costes energéticos son los que más han disminuido desde su máximo (–42,3%), seguidos de los fertilizantes (–25,7%).
No obstante, el componente que más pesa en la estructura de costes del sector primario es el pienso (54,4% del total en 2022), y el descenso de su precio es todavía muy limitado (–6,6% desde el máximo de noviembre de 2022). Dado que España importa aproximadamente la mitad del cereal destinado a la alimentación animal, el descenso del precio de los cereales en los mercados internacionales debería ayudar a contener la factura de alimentar al ganado en los próximos meses.
La industria alimentaria está sufriendo la presión del fuerte aumento del precio de los productos agrarios (un input esencial para su actividad) por el lado de la oferta, y, por otro lado, por la debilidad de la demanda ante el fuerte incremento de los precios de alimentación. En consecuencia, la producción de la industria de la alimentación ha descendido un 1,8% interanual entre enero y julio de 2023, y se encuentra todavía un 2,3% por debajo del nivel prepandemia (promedio de 2019). La fabricación de bebidas también retrocedió en los primeros siete meses de 2023 (–1,7% interanual), pero se trata de una corrección tras el fuerte repunte que experimentó en 2022 con la reapertura del canal HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías) tras la pandemia, una tendencia positiva que se ha prolongado este año gracias a la excelente temporada turística. De hecho, la producción de bebidas se encuentra un 7,0% por encima del nivel prepandemia.
La industria agroalimentaria se ve afectada por el alza de los precios de los inputs y la debilidad de la demanda
Asimismo, el alza de precios del productor está siendo menos intensa en la industria de fabricación de bebidas que en la de la alimentación. En concreto, el índice de precios industriales en la fabricación de bebidas ha aumentado un 15,8% en el acumulado entre 2021 y julio de 2023, frente a un avance del 29,1% en la industria alimentaria.
El mercado laboral evoluciona favorablemente en la industria agroalimentaria: el número de afiliados a la Seguridad Social ascendió a 474.000 personas en agosto de 2023, un 2,1% más que hace un año. En cambio, la fuerza laboral del sector primario ha seguido descendiendo: la afiliación retrocedió un 1,7% interanual en agosto de 2023 y el sector cuenta con 17.300 afiliados menos que hace un año. Estos datos reflejan tanto las dificultades que atraviesa el sector como el posible impacto del incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) sobre la contratación: en el agrario, un 46,9% de los asalariados perciben el nuevo SMI, un porcentaje muy superior al 14,4% del sector servicios, el 7,5% de la industria y el 3,8% de la construcción.12
Un aspecto muy positivo que merece la pena destacar es la reducción de la tasa de temporalidad en el sector: en el 2T 2023, un 39,8% de los asalariados en la agricultura tenían un contrato temporal, lo que representa 13,8 p. p. menos que en el 2T 2021, antes de que entrara en vigor la reforma laboral. Con todo, dicha tasa sigue siendo muy superior a la del conjunto de la economía (14,7%), debido a que es un sector cuya actividad es muy estacional.
- 12. Véase Servicio de Estudios de UGT «El salario mínimo en 2023. Un paso más hacia el 60% del salario medio», Análisis y contextos
(n.º 51), febrero de 2023.
Un aspecto muy positivo es la reducción de la tasa de temporalidad en el sector: en el 2T 2023, un 39,8% de los asalariados en la agricultura tenían contrato temporal, 13,8 p. p. menos que en el 2T 2021
El aumento de costes en todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde el sector primario hasta la industria transformadora, pasando por el transporte y la distribución, se ha ido trasladando al precio de los alimentos que paga el consumidor final. En agosto de 2023, el IPC de los alimentos subió un 10,1% interanual, una tasa todavía inusualmente elevada, pero que representa una considerable moderación respecto al avance máximo del 15,7% registrado en febrero de 2023. Las perspectivas son que la inflación de los alimentos se vaya suavizando, gracias a la notable reducción de los precios de los productos agrícolas en los mercados internacionales y de los costes de transporte (ligados al precio del petróleo), aunque de todos modos seguirá siendo elevada por el retardo con el que suelen trasmitirse los shocks de precios a lo largo de la cadena alimentaria.13 Además, hay alguna evidencia de que podría existir una cierta asimetría en la respuesta de los precios de consumo. Es decir, ante las caídas que se están observando recientemente en los precios de algunas materias primas, los precios de consumo podrían reaccionar a la baja de forma más lenta que cuando se elevaron al encarecerse esos mismos insumos.14 Con todo, la incertidumbre sobre la evolución del precio de los alimentos es elevada, puesto que están condicionados por múltiples factores, como los fenómenos meteorológicos extremos no solo en España y en Europa, sino en todo el mundo; incluido El Niño, un fenómeno climatológico que suele provocar olas de calor y sequía en la región indopacífica, reduciendo las cosechas y presionando los precios de los alimentos al alza.15 La reciente alza del precio del petróleo, si acaba siendo más persistente de lo esperado, también podría suponer un obstáculo adicional en la moderación de los precios de los alimentos.
- 13. Véase «La exposición de la cesta de consumo española a los precios internacionales de las materias primas agrícolas», publicado en el Informe Mensual de septiembre de 2022.
- 14. Véase «Informe Anual 2022» del Banco de España.
- 15. Véase «Minor risk to inflation outlook from extreme weather», Capital Economics, agosto de 2023.
El gasto en supermercados y grandes superficies de alimentación ha aumentado por el alza de los precios, según datos internos de CaixaBank de tarjetas españolas
Según el índice de las ventas al por menor del INE, las ventas en alimentación crecieron un 13,5% interanual en el 1S 2023 a precios corrientes (es decir, aumenta el gasto nominal en alimentos), pero el aumento fue de apenas un 0,5% a precios constantes (la cantidad consumida se mantiene). El indicador del Monitor de Consumo de CaixaBank Research, basado en los pagos con tarjetas en supermercados y establecimientos de alimentación (gasto nominal), muestra un incremento en torno al 18% interanual en lo que llevamos de 2023.
El fuerte aumento de los precios hace imprescindible analizar los datos del sector exterior en términos de valor y de volumen de forma diferenciada. Así, en términos nominales (valor), las exportaciones agroalimentarias españolas han seguido avanzando a buen ritmo y registraron un crecimiento del 6,3% interanual en el acumulado de enero a junio de 2023, hasta alcanzar los 71.000 millones de euros (acumulado de 12 meses). En cambio, en términos reales (volumen), las exportaciones agroalimentarias descendieron un 9,1% interanual en el 1S 2023. Este descenso fue muy pronunciado para determinados productos, como los cereales (–45,6%) o las semillas oleaginosas (–40,3%), cuya producción se vio mermada por la sequía. En todo caso, el fuerte incremento del precio de estos productos ha amortiguado la caída en términos de valor. Por otro lado, alrededor de un 25% de la cesta de productos exportados crece tanto en volumen como en valor. Entre ellos destacan por su elevado peso las bebidas (que incluyen el vino), las conservas, los productos pesqueros y, con un avance muy significativo, los productos de molinería (56% interanual en el 1S 2023 en términos de volumen).
En definitiva, a pesar del alza de precios de los productos agroalimentarios, las cifras de exportaciones del sector siguen siendo razonablemente positivas, especialmente si se tiene en cuenta el contexto adverso marcado por la reducción de la producción agraria, unos costes de producción que siguen siendo elevados y una demanda internacional que muestra ciertos signos de debilidad. En este sentido, un factor que juega a favor es la elevada competitividad de la que goza el sector agroalimentario español, un aspecto que analizamos en detalle en el próximo artículo de este Informe Sectorial.