La productividad del trabajo en España: no es un problema de modelo productivo

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7 de enero de 2016

La producción por hora de trabajo (o productividad aparente del trabajo)1 es sustancialmente menor en España que en Alemania y, además, el diferencial no se ha reducido en los últimos años. Antes de abordar a qué responde esta disparidad, es necesario precisar algunas limitaciones del indicador. El crecimiento de la productividad aparente del trabajo no necesariamente es atribuible a una mejora de la eficiencia del factor trabajo, sino que también puede ser resultado, por ejemplo, de un mayor crecimiento de los sectores más intensivos en capital. No obstante, esta problemática se diluye, en parte, cuando el análisis se realiza a nivel sectorial, ya que la intensidad relativa en el uso de los factores productivos (capital y trabajo) en cada sector debería ser si­­milar entre países.

En general, se tiende a pensar que la producción del total de la economía por hora trabajada es menor en España porque está especializada en sectores más intensivos en el factor trabajo. Así, por ejemplo, mientras que los sectores del comercio, del transporte y de la hostelería representan, en conjunto, el 24,5% del valor añadido bruto (VAB) en España, en Alemania el porcentaje es del 15,5%. Sin embargo, una descomposición de la diferencia de la productividad aparente del trabajo entre España y Alemania entre la diferencia en la productividad aparente de cada sector entre los dos países y la diferencia del peso de los distintos sectores en cada país muestra que el primer factor, y no el segundo, es la principal razón de la divergencia.2

En España, la productividad aparente del trabajo fue de 31,3 euros de VAB por hora trabajada en el 3T 2015 frente a los 46,1 euros de Alemania, un diferencial de 14,8 euros por hora (véase el gráfico). El mayor peso de los sectores más intensivos en el factor trabajo explica una parte del diferencial (2,6 euros por hora, lo que equivale a un 17,6% del total). No obstante, la menor productividad aparente por sector es el factor determinante (12,2 euros por hora). Aunque podría ser que un mismo sector abarcara una tipología distinta de actividades en ambos países: puesto que el grado de desagregación (de 10 sectores) es limitado, la aportación significativamente más elevada de este segundo efecto apoya que es, ciertamente, un elemento destacado.

Por último, ¿ha variado este patrón recientemente? Tras la recesión, se constata un cambio en la estructura sectorial de la economía española: el peso de la construcción en España, un sector muy intensivo en el factor trabajo, cayó del 10,3% en el periodo 2001-2007 al 5,5% en el 3T 2015, en promedio. En Alemania, por el contrario, el peso relativo de los distintos sectores se ha mantenido estable. A pesar de ello, la contribución de la diferencia entre el peso de los distintos sectores sobre el diferencial total de productividad aparente del trabajo se ha reducido poco respecto a la de la fase precrisis. Así, entre 2001 y 2007, en promedio, el distinto peso de los sectores fue res­­ponsable de 3,7 euros sobre los 15,2 euros, un 24,3% del total (frente al 17,6% en el 3T 2015 mencionado anteriormente). Por tanto, a pesar de que la fuerza laboral es­­pañola se vaya asignando hacia sectores menos inten­­sivos en mano de obra, el grueso del diferencial con Ale­mania sigue siendo resultado de la menor productividad aparente del trabajo de los distintos sectores de actividad en España.

En definitiva, para aumentar la productividad del trabajo en España, es clave incidir en factores como el tamaño empresarial y la internacionalización. Aprendamos del modelo alemán.

1. En este Focus analizamos la productividad aparente del trabajo por sectores de actividad, definida como el valor añadido bruto (VAB) del sector por hora trabajada.

2. Para el análisis, se calcula la producción por hora y el peso del empleo sobre el total para 10 sectores. Los sectores son: agricultura (A); industria (B-E); construcción (F); comercio, transporte y hostelería (G-I); información y comunicaciones (J); actividades financieras y de seguros (K); actividades inmobiliarias (L); actividades profesionales, científicas, técnicas y administrativas (M-N); Administración pública, educación y sanidad (O-Q); ac­­ti­­vidades artísticas y otros servicios (R-U). A partir de estos datos, se descompone el diferencial de productividad aparente entre dos efectos.

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