Una vuelta de tuerca en las prioridades políticas de la UE

La nueva Comisión Europea ha cumplido sus primeros 100 días en plena convulsión de las relaciones transatlánticas. La puesta en práctica (y en escena) de la agenda de Trump está acelerando el cambio de prioridades políticas que ya se intuía para el segundo mandato de Von der Leyen. La necesidad perentoria de conformar una UE más competitiva se antoja ahora indivisible del objetivo de mantener la seguridad e integridad de sus fronteras. El próximo ciclo presupuestario 2028-2034 debería recoger la ambición de estos retos a medio plazo, pero hasta su definición quedan duras negociaciones sobre cómo financiarlos e interrogantes críticos por resolver, como el futuro de Ucrania o los compromisos de la agenda climática.

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31 de marzo de 2025
Edificio de la Comisión Europea, Bruselas. Photo by Christian Lue on Unsplash
Un plan para recuperar el norte en la competitividad global

La Comisión Europea presentó el 29 de enero la Brújula de la Competitividad,1 una hoja de ruta para 2025-2026 que aterriza en acciones políticas las recomendaciones de los informes Letta y Draghi2 y mantiene los tres grandes objetivos de este último: cerrar el gap de innovación con los competidores globales, impulsar la descarbonización competitiva y reducir las dependencias estratégicas. A las acciones específicas para cada uno de estos objetivos se suman cinco palancas horizontales, que pasan por simplificar la regulación para las empresas, avanzar en una mayor integración del mercado único, impulsar la financiación con nuevos productos de ahorro e inversión, garantizar la provisión de habilidades adecuadas en el mercado laboral y mejorar la coordinación de los instrumentos europeos con un impulso de los proyectos comunes.

La Comisión Europea ya ha presentado varias propuestas de acción política en ámbitos relevantes, que deben ser ahora refrendadas por el Consejo y el Parlamento Europeo. Entre ellas, dos paquetes de medidas de simplificación regulatoria en el área de sostenibilidad, parte de un objetivo general de reducir la carga administrativa de las empresas en al menos un 25% (35% en el caso de las pymes). También un nuevo pacto por la industria limpia, que incluye la movilización de 100.000 millones de euros para la producción de tecnologías limpias en la UE y un plan de acción para reducir los costes de la energía para consumidores y empresas, que podría suponer un ahorro de 45.000 millones en 2025 (y hasta 260.000 millones en 2040).

Y, entre lo que está por venir en 2025, hay mucha expectación respecto a la revisión de la regulación sobre ayudas de estado y el marco de competencia, así como la estrategia para reducir la fragmentación del mercado interior. De esta última ya se ha avanzado una propuesta para impulsar la Unión de Ahorros e Inversiones (SIU, por sus siglas en inglés),3 cuyo principal objetivo es facilitar la canalización del ahorro de los hogares a la financiación de sectores estratégicos.

  • 1. Véase Comisión Europea (2025). «A Competitiveness Compass for the EU», comunicación de la Comisión Europea, COM(2025) 30 final.
  • 2. Véase el Focus «Draghi propone una política industrial europea como motor frente a los retos de las próximas décadas» en el IM10/2024.
  • 3. Comisión Europea (2025). «Savings and Investments Union: A Strategy to Foster Citizens’ Wealth and Economic Competitiveness in the EU», comunicación de la Comisión Europea, COM(2025) 124 final.
Gasto en defensa, más y más rápido de lo esperado

A caballo entre la Brújula de la Competitividad y las nuevas realidades geopolíticas, la UE está acelerando el paso en 2025 para reducir su dependencia estratégica de EE. UU. en materia de defensa.4 El catalizador ha sido la apuesta de la nueva Administración Trump por el unilateralismo en política exterior, que ha quebrado el eje atlántico con una retórica muy dura frente a Europa –lejos del enfoque transaccional esperado– y dado oxígeno a Rusia más allá del conflicto en Ucrania.5 La respuesta ha llegado en forma de un ambicioso paquete de medidas (ReArm Europe), que incluiría la activación de la cláusula de escape en las reglas fiscales, que podría liberar unos 650.000 millones para gasto en defensa los próximos cuatro años, así como un nuevo instrumento comunitario con 150.000 millones en préstamos a los Estados miembros para facilitar compras conjuntas y reforzar las capacidades paneuropeas (Security Action for Europe, SAFE).

Este paquete de medidas permitiría elevar el gasto anual en defensa del conjunto de la UE en algo más de 1 punto del PIB hasta el 2028, superando la cifra del 3% y acercándose a los registros de EE. UU. en la última década. Sin embargo, el punto de partida es muy heterogéneo, por lo que, de establecerse un objetivo común, el esfuerzo fiscal sería también muy diferente entre Estados miembros (véase el primer gráfico). Por razones obvias, los países li­­mí­­trofes con Rusia y Ucrania son los que han registrado un incremento más significativo desde 2021 y han mostrado las ratios más elevadas en 2024, destacando el 4,2% de Polonia, mientras que, entre las grandes economías, Alemania y Francia se situaban en torno al promedio, seguidas a cierta distancia por Italia (1,5%) y España (1,2%). En algunos casos, cubrir este gap supondrá un estrés adicional sobre su limitado espacio fiscal,6 por lo que es previsible que redireccionen fondos comunitarios no utilizados, como los del NGEU.7

  • 4. Comisión Europea (2025). «Joint White Paper for European Defence Readiness 2030», JOIN(2025) 120 final.
  • 5. Véase el Focus «La reconstrucción de Ucrania y las posibles implicaciones para el escenario energético europeo» en este mismo Informe Mensual.
  • 6. Véase el Focus «El nuevo marco de gobernanza económica de la UE» en el IM01/2025.
  • 7. Véase el Dossier «La capacidad transformadora del NGEU y de otros planes de estímulo fiscal» en el IM03/2025.
Gasto en defensa en 2021 e incremento hasta 2024
Priorizar con un presupuesto a la altura de los retos

La Comisión Europea presentará en julio de este año su propuesta para el Marco Financiero Plurianual (MFF) 2028-2034. Este nuevo ciclo presupuestario nace en un contexto bien diferente al anterior, aprobado en 2020 en plena gestión de la pandemia. El entorno geopolítico se antoja más hostil, con un conflicto armado en la frontera oriental de la UE y el quiebre de la histórica alianza transatlántica, también el geoeconómico, con riesgos de escalada en el proteccionismo y fragmentación comercial. Un escenario que va a requerir de cuantiosos recursos, que permitan financiar simultáneamente la Brújula de la Competitividad, el mayor gasto en defensa, la reconstrucción de Ucrania8 y una posible nueva fase de ampliación al Este encabezada por este país,9 así como el repago de la deuda mancomunada emitida para financiar el NGEU.10 Considerando todos estos factores, estimamos que el presupuesto anual de la UE podría escalar del 1% del PIB en 2021-2027 hasta unas necesidades totales de gasto del 1,7% en 2028-2034, un salto de cuantía similar a los fondos del NGEU (véase el segundo gráfico).11 Una parte de este incremento podría canalizarse a través de una reorientación de los recursos del ciclo anterior, incluidos aquellos no utilizados del NGEU, así como con otras fuentes alternativas de financiación: emisiones de deuda mancomunada, nuevos recursos propios de la UE o incluso la disposición de activos rusos congelados a raíz de la invasión de Ucrania.12

  • 8. Banco Mundial (2025). «Ukraine: Fourth Rapid Damage and Needs Assessment Fourth Rapid Damage and Needs Assessment».
  • 9. Véase Darvas, Z. y Mejino-López, J. (2024). «What enlargement could imply for the European Union’s budget», Bruegel.
  • 10. Véase Darvas, Z. y McCaffrey, C. (2024). «Management of debt liabilities in the EU budget under the post-2027 MFF», Parlamento Europeo.
  • 11.  Asumimos las siguientes hipótesis en el cálculo detallado que se muestra en el gráfico: i) el sector público financia una cuarta parte de los 800 mil millones (mM) anuales identificados en el informe Draghi como necesidades de inversión y un 25% se cubre con el presupuesto comunitario a través de los fondos para la Brújula de la Competitividad; ii) el gasto extra en defensa se corresponde con la financiación común del 25% de un incremento de 1 punto del PIB descontadas las necesidades ya identificadas en el informe Draghi (20 mM anuales); iii) el repago de la deuda mancomunada del NGEU se sitúa en el rango de 20-25 mM anuales; iv) consideramos que la mitad del coste de la reconstrucción de Ucrania (500 mM en los próximos 10 años según el Banco Mundial) será asumido por las administraciones europeas y, basado en lo observado hasta el momento, un 50% será con financiación común; v) según diferentes fuentes, el coste de una posible ampliación al Este se situaría en torno a 20 mM anuales para el presupuesto comunitario; vi) reorientación de un 25% de los fondos correspondientes al periodo 2021-2027; y vii) la financiación alternativa considera el rollover de la deuda mancomunada del NGEU, la disposición de unos 100 mM de activos rusos y nuevos recursos propios por valor de 35 mM anuales.
  • 12. Kowald, K. y Pari, M. (2025). «Future of EU long-term financing», Parlamento Europeo.
Estimación del presupuesto anual de la UE para 2028-2034

El camino hasta la aprobación de un nuevo MFF no estará libre de espinas. La fragilidad política interna se ha intensificado tras el último ciclo electoral, incluidas las elecciones al Parlamento Europeo en 2024. También, la perspectiva de un mayor gasto público podría traer tensiones a los mercados de deuda soberana,13 y queda por ver la factura sociopolítica que deja el aparente giro de la nueva Comisión Europea en materia medioambiental, con una agenda climática cada vez más subordinada al impulso competitivo.

Sin embargo, la unanimidad del Consejo al respaldar la propuesta del plan de defensa europeo, junto a los recientes brotes verdes en el eje París-Berlín, ha abierto cierto optimismo para impulsar un presupuesto ambicioso a la altura de los retos. A diferencia de la urgencia que guio los acuerdos históricos para el NGEU en 2020, ahora tenemos la ventaja de que se ha realizado una profunda reflexión previa sobre las prioridades de la UE a través de los informes Letta y Draghi, facilitando la selección de acciones políticas que tengan verdadero impacto y que sean trascendentes a medio plazo para los 450 millones de europeos.

  • 13. Véase el Focus «El giro fiscal alemán y el bund: cuando la seguridad tiene un precio» en este mismo Informe Mensual.
  • 1. Véase Comisión Europea (2025). «A Competitiveness Compass for the EU», comunicación de la Comisión Europea, COM(2025) 30 final.
  • 2. Véase el Focus «Draghi propone una política industrial europea como motor frente a los retos de las próximas décadas» en el IM10/2024.
  • 3. Comisión Europea (2025). «Savings and Investments Union: A Strategy to Foster Citizens’ Wealth and Economic Competitiveness in the EU», comunicación de la Comisión Europea, COM(2025) 124 final.
  • 4. Comisión Europea (2025). «Joint White Paper for European Defence Readiness 2030», JOIN(2025) 120 final.
  • 5. Véase el Focus «La reconstrucción de Ucrania y las posibles implicaciones para el escenario energético europeo» en este mismo Informe Mensual.
  • 6. Véase el Focus «El nuevo marco de gobernanza económica de la UE» en el IM01/2025.
  • 7. Véase el Dossier «La capacidad transformadora del NGEU y de otros planes de estímulo fiscal» en el IM03/2025.
  • 8. Banco Mundial (2025). «Ukraine: Fourth Rapid Damage and Needs Assessment Fourth Rapid Damage and Needs Assessment».
  • 9. Véase Darvas, Z. y Mejino-López, J. (2024). «What enlargement could imply for the European Union’s budget», Bruegel.
  • 10. Véase Darvas, Z. y McCaffrey, C. (2024). «Management of debt liabilities in the EU budget under the post-2027 MFF», Parlamento Europeo.
  • 11.  Asumimos las siguientes hipótesis en el cálculo detallado que se muestra en el gráfico: i) el sector público financia una cuarta parte de los 800 mil millones (mM) anuales identificados en el informe Draghi como necesidades de inversión y un 25% se cubre con el presupuesto comunitario a través de los fondos para la Brújula de la Competitividad; ii) el gasto extra en defensa se corresponde con la financiación común del 25% de un incremento de 1 punto del PIB descontadas las necesidades ya identificadas en el informe Draghi (20 mM anuales); iii) el repago de la deuda mancomunada del NGEU se sitúa en el rango de 20-25 mM anuales; iv) consideramos que la mitad del coste de la reconstrucción de Ucrania (500 mM en los próximos 10 años según el Banco Mundial) será asumido por las administraciones europeas y, basado en lo observado hasta el momento, un 50% será con financiación común; v) según diferentes fuentes, el coste de una posible ampliación al Este se situaría en torno a 20 mM anuales para el presupuesto comunitario; vi) reorientación de un 25% de los fondos correspondientes al periodo 2021-2027; y vii) la financiación alternativa considera el rollover de la deuda mancomunada del NGEU, la disposición de unos 100 mM de activos rusos y nuevos recursos propios por valor de 35 mM anuales.
  • 12. Kowald, K. y Pari, M. (2025). «Future of EU long-term financing», Parlamento Europeo.
  • 13. Véase el Focus «El giro fiscal alemán y el bund: cuando la seguridad tiene un precio» en este mismo Informe Mensual.