Ligera pérdida de tracción de la actividad en Portugal en el arranque de 2025
La actividad muestra signos de desaceleración y la inflación desciende por debajo del 2% en marzo, por primera vez desde agosto de 2024.

Estos se reflejan en el comportamiento de los indicadores sintéticos, como el de sentimiento económico de la Comisión Europea (que bajó desde el 106,5 en el 4T 2024 al 104,4 en el 1T 2025) y el indicador diario de actividad (que se desaceleró desde el 2,2% interanual en el 4T 2024 al 1,5% en el 1T 2025). En el sector exterior, los datos de enero apuntan a un crecimiento más fuerte de las exportaciones de bienes, si bien esto podría deberse a un movimiento de anticipación ante el anunciado aumento de los aranceles. En resumen, las perspectivas son positivas para el 1T 2025, aunque surgen signos de enfriamiento asociados al aumento de los riesgos, tanto a nivel internacional como interno, tras la crisis política que culminó con la caída del Gobierno y el anuncio de elecciones legislativas anticipadas para el 18 de mayo.

Además, el IPC subyacente no se situaba por debajo del 2% desde diciembre de 2021. En cuanto a los precios industriales (–0,4% interanual en febrero), continúan apoyando la corrección de la inflación, y la evolución de los salarios reales a finales del año pasado ya era bastante más moderada (cerca del 3% interanual). Los datos parecen conjugarse así hacia una normalización en la evolución de los precios. Sin embargo, una escalada de políticas tarifarias más agresiva y efectos imprevisibles en los precios de la energía (asociados a los conflictos armados en curso) se presentan como los principales riesgos.

A ello contribuyeron las familias, cuya capacidad de financiación aumentó hasta el 4,7% del PIB, 2,5 p. p. más que en 2023, reflejo del incremento del ahorro, gracias a un crecimiento más intenso de la renta disponible (10,5%) que del consumo (5,8%). En consecuencia, la tasa de ahorro aumentó al 12,2%, el nivel más alto desde 2004 (excluidos los años de la pandemia). En los demás agentes, la capacidad de financiación se deterioró respecto a 2023, destacando el sector público, que aun así permanece con un superávit (0,7% del PIB, 0,5 puntos menos) y el sector financiero (1,9% del PIB, 0,2 puntos menos). Las empresas no financieras aumentaron la necesidad de financiación al 4,4% del PIB, (+0.6 p. p. respecto a 2023) y ello pese a la atonía de la formación bruta de capital (1,2% interanual).

El saldo presupuestario volvió a sorprender positivamente en 2024 y registró un superávit del 0,7% del PIB, por encima de la previsión del Gobierno (0,4%) y de CaixaBank Research (0,5%). El crecimiento del gasto superó al de los ingresos, lo que explica la disminución del superávit respecto a 2023 (1,2% del PIB).