España: una coyuntura compleja, con luces y sombras
Han pasado tres meses desde el inicio del conflicto bélico y ya disponemos de un volumen considerable de datos posteriores a la invasión que permiten realizar una valoración acerca del impacto del conflicto sobre nuestra economía. El shock bélico se está transmitiendo de una manera asimétrica por la economía. Por el lado de la oferta, el sector servicios, liderado por los sectores ligados al turismo, siguen beneficiándose del retroceso de la pandemia y avanzan en una senda de recuperación muy notable. En contraposición, el sector agrícola y distintas ramas del sector industrial –aquellas más expuestas a los incrementos de precios de la energía, de los alimentos y de los metales– están acusando en mayor medida las consecuencias del conflicto. Los índices PMI para el sector manufacturero y de servicios reflejan estas asimetrías: en mayo, el índice PMI para el sector servicios ascendió a 56,5 puntos, muy por encima del promedio de 52,2 puntos del 1T 2022, mientras que el indicador homólogo del sector manufacturero se mantuvo en un registro contenido de 53,8 puntos (55,8 en el 1T 2022). Desde una óptica de demanda, aumenta la preocupación por la escalada de la inflación y el impacto que pueda tener sobre el consumo privado. Con todo, el cuadro de indicadores muestra que la economía española de momento está capeando con éxito el temporal. Tras el deterioro de los indicadores en marzo, en abril la mayoría o se han estabilizado, como es el caso del indicador de confianza del consumidor que publica la Comisión Europea, o han repuntado, como es el caso de las ventas minoristas, que tras caer un 4,3% intermensual en marzo ha repuntado un 5,3% en abril. No obstante, es preciso destacar que el balance de riesgos es claramente bajista. En la coyuntura actual marcada por el conflicto bélico, han aumentado los riesgos en la esfera geopolítica, y las consecuencias que estos pueden tener sobre la actividad son potencialmente elevadas.
El elevado nivel de la inflación es una de las sombras en la coyuntura actual. Tras alcanzar un máximo del 9,8% en marzo, la inflación general se moderó hasta el 8,3% en abril, pero repuntó hasta el 8,7% en mayo. La inflación podría mantenerse por debajo del máximo alcanzado en marzo en los próximos meses debido a que el componente eléctrico, uno de los principales causantes del aumento de la inflación durante el 2021, empujará la inflación a la baja: en los próximos meses el precio de la electricidad se comparará ya con meses de 2021 en los que el precio de la electricidad ya había empezado a escalar. No obstante, a pesar del desvanecimiento gradual del impacto del aumento del precio de la electricidad, el aumento del coste de la energía se está empezando a transmitir al resto de la cesta de bienes. Además, a este efecto contagio hay que añadir el aumento del precio de los alimentos derivados del conflicto bélico. De este modo, si bien la inflación general se ha moderado, la subyacente, que excluye la energía y los alimentos no elaborados, ha escalado en tan solo dos meses 1,5 p. p. hasta el 4,9% en mayo, máximo desde 1995.
A pesar de las dificultades que atraviesan el sector agroalimentario y el industrial en la coyuntura actual, la creación de empleo se mantiene muy dinámica gracias a la recuperación del sector servicios. En mayo, la afiliación a la Seguridad Social creció en 33.366 trabajadores en términos desestacionalizados, el mismo registro que el mes anterior y que lleva al empleo a situarse un 2,8% por encima del nivel prepandemia de febrero de 2020. Por su parte, avanza el fuerte aumento de la contratación indefinida, que en mayo ya supuso el 44,5% de los contratos registrados en este mes. Este aumento de la contratación indefinida refleja el trasvase de empleos temporales a fijos-discontinuos que ha inducido la reciente reforma laboral. Este trasvase tiene ya reflejo en la afiliación: si tradicionalmente el porcentaje de afiliados temporales oscilaba en torno al 30% del total de afiliados, actualmente el porcentaje ya se sitúa alrededor del 22%. Sin embargo, hay que recordar que una evaluación completa del impacto de la reforma deberá tener en cuenta no solo la tasa de temporalidad, sino también el impacto sobre la creación de empleo.
En abril llegaron cerca de 6,1 millones de turistas y gastaron 6.900 millones de euros. Estos registros suponen un fuerte acelerón del ritmo de recuperación: la llegada de turistas se emplazó un 14,6% por debajo del mismo mes de 2019, mientras que el mes anterior la diferencia frente al nivel prepandemia era del 28,6%; y el gasto se situó por primera vez muy cerca del nivel prepandemia, tan solo un 2,2% por debajo de abril de 2019 (−16,0% el mes anterior). Una buena temporada turística será un elemento clave para cimentar la recuperación de la economía española en el 2022.
El precio de tasación de la vivienda libre avanzó un significativo 2,4% intertrimestral en el 1T 2022 (6,7% interanual). Este repunte se produce en un contexto de notable aumento de los costes de construcción (18,9% interanual en febrero) y de una demanda que sigue creciendo con vigor, mientras que la oferta aumenta de forma más gradual. Esta tendencia en el precio se observa en otros indicadores, como los publicados en los portales inmobiliarios y el índice de viviendas repetidas del Colegio de Registradores, que repuntó un 10,6% interanual en el 1T.
El Plan de Estabilidad 2022-2025 prevé que el déficit se sitúe en el 5,0% en 2022 y que se reduzca gradualmente hasta alcanzar el 2,9% en 2025. Esta reducción se produciría gracias a la recuperación prevista de la economía durante este periodo y no contempla medidas de calado para reducir un déficit estructural que se estima que se emplace por encima del 3%.