La evolución de los precios, clave para el sector agroalimentario en 2022

Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación. 

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1 de abril de 2022
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Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación. La industria agroalimentaria evoluciona más positivamente a pesar del encarecimiento de la energía y, por el momento, no parece verse afectada en demasía por la falta de suministros global. Los indicadores de demanda apuntan a que los patrones de consumo de alimentos, dentro y fuera del hogar, están volviendo a la normalidad, aunque preocupa que una mayor persistencia del incremento de los precios de los alimentos acabe mermando el consumo real. El dato más positivo lo ofrece el sector exterior: las exportaciones agroalimentarias avanzaron un considerable 11% en 2021, muestra de la elevada competitividad internacional de la que goza el sector agroalimentario español.

El alza de los costes de producción menoscaba la evolución del sector primario

Ya se han publicado buena parte de las estadísticas referentes a 2021, por lo que es un buen momento para hacer balance del año que hemos dejado atrás. Empezando por el sector primario, los datos de contabilidad nacional (CN) muestran que el valor añadido bruto (VAB) en términos reales retrocedió un 5,5% en 2021, tras haber registrado un avance del 4,4% en 2020, mostrando un comportamiento contrario al del conjunto de la economía (el PIB avanzó un 5,0% en 2021 tras la caída del 10,8% en 2020). Con todo, la lectura de estos datos no debe ser excesivamente pesimista, pues suponen una vuelta a la normalidad después de un desempeño excepcional en 2020. Así, si comparamos el nivel del 4T 2021 respecto al 4T 2019, el VAB del sector primario es un 2,6% superior al nivel precrisis y su contribución al conjunto de la economía es similar a la de antes de la pandemia (2,7% del VAB en 2021 frente al 3,4% en 2020 y el 2,9% en 2019). 

El sector primario todavía supera el nivel precrisis a pesar del retroceso experimentado en 2021

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:35

Las Cuentas Económicas de la Agricultura que publica el MAPA permiten profundizar más en los distintos componentes que conforman el VAB de la rama agraria.1 Según esta estadística, recogida en la tabla de la página siguiente, la producción agraria en 2021 aumentó un 7,8% en términos de valor, un incremento que se debe exclusivamente al encarecimiento de los precios, ya que la cantidad producida apenas varió (0,2%). La producción agraria incluye esencialmente la producción vegetal y animal. En 2021 el valor de la producción vegetal aumentó un 10,7% debido, sobre todo, al aumento del precio de determinados productos como el aceite de oliva, los cereales o las plantas industriales. Por su lado, el valor de la producción animal aumentó un 3,7% (donde destacó la carne de ovino y caprino, y bovino), como consecuencia tanto del incremento de la cantidad producida como de un modesto avance de los precios. 

  • 1. Las Cuentas Económicas de la Agricultura cubren la rama agraria (CNAE 01) mientras que la Contabilidad Nacional Trimestral agrega los CNAE 01, 02 y 03 (CNAE A: Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca)
Magnitudes agrarias

Para calcular el valor añadido del sector agrario, hay que restar los costes de producción, que en 2021 aumentaron con fuerza (12,6%) debido al incremento de los costes de la energía (34,7%), de los fertilizantes (27,4%) y de los piensos (12,6%). Como consecuencia de todo ello, el valor añadido aumentó un 3,8% en términos nominales, pero el avance fue nulo en términos reales.

Resulta evidente que la evolución de los costes de producción está condicionando en gran medida la producción del sector agrario, llegando incluso a poner en aprietos la viabilidad económica de las explotaciones en algunos casos. Las dificultades de los agricultores y ganaderos para trasladar los aumentos de los costes de producción a los precios de venta es un problema que se debe mayoritariamente a las propias características del sector: la atomización de los operadores de la cadena, la rigidez de la demanda, la estacionalidad en el mercado y el hecho de que buena parte de los productos son perecederos, entre otros factores. Pero también es cierto que la coyuntura actual, en la que se está viviendo un fuerte aumento de los costes de producción, está agravando este problema estructural. En este sentido, la reciente aprobación de la Ley de la cadena alimentaria, que establece que cada operador de la cadena alimentaria debe pagar al operador inmediatamente anterior un precio igual o superior al coste de producción, debería ayudar a paliar esta situación, aunque es pronto para que se pueda evaluar su efectividad.

La guerra en Ucrania está condicionando los costes de producción agrícolas

De todos modos, hay que tener en cuenta que el alza de los costes de producción y de los alimentos no afecta solamente a la economía española, sino que es un fenómeno de alcance global. Según el Banco Mundial, los precios agrícolas aumentaron un 23,5% en 2021, un aumento que estaría ligado a la escasez de oferta, a los aumentos en los costos de los insumos (especialmente carbón, gas natural y fertilizantes) y a una fuerte demanda de productos básicos de alimentación animal en China.2 En 2022, el estallido del conflicto en Ucrania ha hecho aumentar los precios agrícolas en los mercados internacionales, y su trayectoria a corto plazo es muy incierta, condicionada a la evolución del precio de los insumos y, a más largo plazo, a las políticas de biocombustibles vinculadas a los esfuerzos para descarbonizar la economía global.3

En cuanto a los costes de producción, aparte de la fuerte subida del precio de la energía, el precio de los fertilizantes aumentó un 80,5% en 2021 según el Banco Mundial (debido al incremento de la demanda y a la escasez de determinados ingredientes químicos para su producción) y todo apunta a que se mantendrán en estos niveles elevados en 2022 a raíz del conflicto en Ucrania. Fuentes del sector apuntan a que la guerra podría agravar la falta de nitrato de amonio ruso en las plantas fertilizantes y otros abonos minerales. El aumento del coste de los fertilizantes que se ha producido a nivel global es especialmente preocupante para el campo español, importador neto de este insumo.

  • 2. Entre los productos básicos alimentarios clave, el maíz experimentó el mayor aumento (57% en 2021), seguido de la soja (43%); en contraste, los precios del arroz bajaron un 8%. Véase «Commodity Markets Outlook», Banco Mundial, octubre de 2021, y World Bank Commodity Price Data (The Pink Sheet).
  • 3. Según el índice de precios de los alimentos de la FAO, el precio de los alimentos aumentó un 28% en 2021.
La industria agroalimentaria evoluciona favorablemente

La industria de la alimentación ha seguido una tendencia ascendente a lo largo de 2021, con un avance del 3,4% en la producción industrial (en términos reales) y del 8,4% en la cifra de negocios (valor nominal). La fabricación de bebidas, que se vio más afectada por la pandemia por su mayor dependencia del canal HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías), ha experimentado una recuperación especialmente intensa en 2021 (avance del 12,3% en la producción industrial y del 13,0% en la cifra de negocios) y ya supera el nivel precrisis, a pesar del mal dato de diciembre de 2021, tal y como muestra el siguiente gráfico.

Índice de cifra de negocio

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:39
La industria agroalimentaria se ha recuperado del golpe que supuso la pandemia y, por el momento, no parece que se esté viendo muy afectada por la escasez de suministros global.

Una cuestión que ha generado mucha preocupación en la industria manufacturera en los últimos meses es la escasez de suministros derivada de las disrupciones que están atravesando actualmente las cadenas de valor globales, unas tensiones que podrían verse agravadas con la guerra de Ucrania.4 Según la encuesta de la Comisión Europea sobre los factores que limitan la capacidad de producir, un 25% de las empresas manufactureras españolas mencionaron en enero de 2022 que un factor que limitaba su capacidad de producción es la escasez de materiales y/o de equipo, un porcentaje muy superior al rango habitual histórico (véase el gráfico inferior). En la industria de la alimentación, sin embargo, solamente un 5% de las empresas declararon sufrir esta escasez de materiales y/o de equipo, un porcentaje dentro del rango histórico. Con todo, las empresas alimentarias de varios países europeos sí que están sufriendo problemas de suministros, especialmente en Alemania (67%) y Francia (31%), por lo que este es un elemento importante que vigilar. 

El aumento de los costes energéticos es el otro factor principal que está perjudicando la industria manufacturera. En el caso de la rama de la alimentación, el impacto está siendo relativamente limitado gracias a su menor intensidad energética en comparación con otras ramas industriales (la energía representa el 2,2% de los costes intermedios en la industria alimentaria, comparado con un 4,3% del conjunto de la industria manufacturera). Un análisis de la sensibilidad de los resultados económicos del sector a un incremento del 50% en los precios del suministro de gas, de electricidad y los precios del petróleo en España (asumiendo que los precios de venta no se ajustan) muestra que la sensibilidad del excedente bruto de explotación de la industria de la alimentación es claramente inferior al del conjunto de la industria manufacturera, ya que en este caso hipotético retrocedería un 8% frente a un 16% del conjunto de la industria manufacturera.

  • 4. Para mayor detalle, véase, por ejemplo, el artículo «Cuellos de botella: del ¿por qué? al ¿hasta cuándo?» del IM12/2021.
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El mercado laboral refleja las dinámicas de la actividad en cada sector, más favorables en la industria alimentaria y menos en el sector primario

El mercado laboral también evoluciona favorablemente en la industria agroalimentaria: el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social aumentó un 3,7% interanual en febrero de 2022 y supera con creces el nivel de empleo precrisis gracias al buen desempeño de la rama de la alimentación. En el ámbito de la fabricación de bebidas, en cambio, el empleo todavía se encontraba en febrero de 2022 un 3,1% por debajo del registro de febrero de 2020.

La evolución es menos favorable para la afiliación en el sector primario, acorde con las mayores dificultades por las que atraviesa el sector. Así, el número de afiliados retrocedió un 4,1% interanual en febrero de 2022 y se encuentra un 2,1% por debajo del nivel de empleo de febrero de 2020. A partir de marzo, la contratación en el sector primario vendrá marcada por la aplicación de la reforma laboral, recientemente aprobada y que tiene como uno de sus objetivos principales reducir la elevada temporalidad del mercado laboral español. El sector primario tiene una elevada tasa de temporalidad (53%), intrínseca a las propias circunstancias de la actividad agraria y las actividades de temporada, y tendrá que adaptarse a las nuevas modalidades de contratación previstas (contrato fijo discontinuo o contrato temporal solamente para situaciones previsibles y de duración reducida y delimitada, durante un total de 90 días).

Afiliados del sector primario

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:40

Afiliados de la industria agroalimentaria

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:41
La demanda en el sector agroalimentario: qué nos dice el 'big data' sobre los patrones de consumo de alimentos dentro y fuera del hogar

Para analizar la evolución del sector agroalimentario desde el lado de la demanda, calculamos indicadores del gasto nominal en alimentación y restauración a partir de los pagos con tarjetas en TPV de CaixaBank, que también nos permiten diferenciar las tarjetas españolas y las emitidas en el extranjero para aproximar el impacto del turismo internacional en el canal HORECA. 

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El patrón de gasto en alimentación de los hogares españoles, dentro y fuera del hogar, está prácticamente normalizado. En 2022, la recuperación del gasto extranjero debería favorecer el consumo de alimentos en el canal HORECA.

El gasto con tarjetas españolas en supermercados y grandes superficies de alimentación aumentó un significativo 36% en 2020 y retrocedió solamente un 1,1% en 2021, manteniéndose en un nivel elevado.5 Esta tónica positiva se ha mantenido en lo que llevamos de 2022 (+5,5% interanual en febrero). Por otra parte, el gasto con tarjetas españolas en restaurantes se recuperó con vigor en 2021 y superó el nivel de 2019 (+13,5%), gracias a la relajación de las restricciones, el auge del turismo doméstico en detrimento de los viajes internacionales y el afloramiento de la demanda embalsada.

No obstante, la recuperación del gasto con tarjetas extranjeras en restauración todavía es incompleta (–22,6% en 2021 respecto a 2019). En positivo, destaca el hecho de que la última ola de infecciones con la variante ómicron tuvo un impacto modesto sobre el turismo internacional (en diciembre llegaron a España cerca de 2,95 millones de turistas, una cifra un 31,5% inferior a la de diciembre de 2019, frente a la caída del 28,1% en noviembre), y en enero ya daba señales de recuperación, lo cual nos hacía ser optimistas respecto a la temporada turística de 2022.6 Sin embargo, el estallido de la guerra en Ucrania puede causar una ralentización del turismo de los países europeos, los principales emisores de turistas a España. De todos modos, la percepción de España como un destino seguro frente a otros competidores del Mediterráneo podría mitigar el impacto final.

  • 5. Estas cifras, en términos nominales, también se ven afectadas por la sustitución del efectivo por pago con tarjeta.
  • 6. Al turismo doméstico y de la UE, que ya se reactivó en 2021, se sumará el turismo de más largo alcance. Véase el artículo «Un año incierto pero prometedor» del Informe Sectorial Turismo del 1S 2022..
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Fuente: CaixaBank Research, a partir de datos internos de pagos con tarjetas en TPV de CaixaBank.

Así pues, los datos a tiempo real muestran una evolución muy positiva del gasto en alimentación hasta febrero. Sin embargo, el alza de los precios de los alimentos que paga el consumidor final reduce el poder adquisitivo de los compradores y puede acabar mermando el consumo real. En efecto, según el índice de las ventas al por menor del INE, las ventas en alimentación aumentaron un 0,9% interanual en diciembre de 2021 a precios corrientes (valor nominal), pero retrocedieron un 2,5% a precios constantes (en términos reales). En ese mes, los datos del IPC ya mostraban un fuerte repunte del precio de los alimentos no elaborados (6,5% interanual) y de los alimentos elaborados (3,5%), de modo que los alimentos contribuyeron en 1,2 puntos a la inflación general del 6,5% a finales del año pasado. Las presiones inflacionistas desde entonces no han hecho más que acrecentarse y las perspectivas no son nada halagüeñas ante el nuevo shock energético y el alza de los precios de los productos agrícolas en los mercados internacionales.

Las exportaciones agroalimentarias españolas siguen batiendo récords

España es una gran potencia exportadora de productos agroalimentarios: con una cuota mundial del 3,9%, ocupa la cuarta posición en la UE (por detrás de Países Bajos, Alemania y Francia) y la séptima a nivel mundial.7 Durante la pandemia, las exportaciones agroalimentarias han acelerado el paso, creciendo un 4,0% en 2020 y un 11,2% en 2021, hasta alcanzar los 59.000 millones de euros. Así, el sector agroalimentario aportó un 18,6% del total de exportaciones de bienes españoles en 2021, 1,1 puntos más que en 2019. Las importaciones agroalimentarias, en cambio, descendieron en 2020 (–5,6%), y, a pesar de repuntar un 15,8% en 2021, el superávit exterior de bienes agroalimentarios se situó en el 1,5% del PIB (frente al 1,1% en 2019).

  • 7. Según el ranking por países exportadores de productos alimentarios de la Organización Mundial del Comercio de 2020 (último año disponible).
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Las exportaciones agroalimentarias son un motor de crecimiento del sector exterior español y han generado un superávit exterior del 1,5% del PIB.

Prácticamente todos los productos con un peso significativo aumentaron sus exportaciones en 2021, destacando en positivo el repunte de las exportaciones de aceite de oliva (16,5%), al que dedicamos un artículo en este mismo Informe Sectorial, y de vino (10,0%). También es destacable el buen desempeño de los moluscos (48%) y del pescado (26,0%), productos que habían retrocedido significativamente en 2020. Hay dos notables excepciones a esta tónica positiva: los cítricos (–2,4%), cuyas ventas en destinos europeos se están viendo afectadas por la fuerte importación de cítricos sudafricanos, y la carne de cerdo (–2,6%), cuyas exportaciones se han ralentizado significativamente a lo largo del año hasta caer un 19% en el 4T 2021 después del fuerte repunte que registraron en 2020 (27,8%), a raíz del extraordinario crecimiento de la demanda de China ante una producción doméstica gravemente afectada por la peste porcina africana. En 2021, las exportaciones españolas de carne de cerdo hacia China descendieron significativamente (–20,2%), un descenso que solo pudo ser compensado en parte con el aumento de exportaciones de porcino a otros destinos (11,6%). De cara al futuro, la elevada dependencia del mercado chino (destino del 40% de las exportaciones de carne de porcino) es un elemento de vulnerabilidad del sector ante la recuperación de la cabaña porcina china y de la capacidad de producción doméstica.

Superávit comercial del sector agroalimentario

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:42
Relaciones comerciales con Rusia y Ucrania en productos agroalimentarios

Las relaciones comerciales con Rusia ya se habían reducido considerablemente desde 2014 por el «veto ruso» a la importación de productos agrícolas europeos, de modo que en 2021 solamente un 0,4% de las exportaciones agroalimentarias españolas se destinaron a Rusia (frente a un 2,2% en 2012). Las exportaciones de productos agroalimentarios hacia Ucrania también son poco significativas (0,3% del total) (véase la siguiente tabla).

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Fuente: CaixaBank Research, a partir de datos de Aduanas.

Cuota de las exportaciones agrarias de Rusia y Ucrania en los mercados globales_Maíz

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:43

Cuota de las exportaciones agrarias de Rusia y Ucrania en los mercados globales_Trigo

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:44

Cuota de las exportaciones agrarias de Rusia y Ucrania en los mercados globales_Aceite de girasol

Última actualización: 25 marzo 2022 - 12:44

Sin embargo, la guerra en Ucrania afectará de forma directa al sector agroalimentario porque Rusia y Ucrania son grandes exportadores de productos agrarios a nivel mundial (véanse las cuotas en el gráfico superior). En particular, el campo español tiene una elevada dependencia de las importaciones de cereales (harinas y alimentación animal), aceite de girasol (usado en la industria agroalimentaria, por ejemplo, en las conservas y en la elaboración de todo tipo de alimentos procesados) y abonos minerales (fertilizantes). En concreto, el 29,7% del maíz, el 19,3% del centeno, el 4,8% de la cebada, el 63% del aceite de girasol y el 8,6% de los abonos minerales importados en 2021 procedieron de la región.

En la siguiente tabla8 se muestra el peso de las importaciones de estos productos sobre la demanda doméstica estimada. Lo más destacable es la elevada dependencia del aceite de girasol de Ucrania, pues la producción doméstica es relativamente baja y las posibilidades de ser sustituido por otros productores es escasa, puesto que Ucrania y Rusia copan casi el 80% de las exportaciones mundiales de este aceite. La alternativa sería usar grasas vegetales alternativas, como aceite de soja, de palma o de colza, cuyos precios están repuntando en los mercados internacionales, o aceite de oliva, del que España es el primer productor mundial.

  • 8. Los datos de producción doméstica sólo están disponibles para 2019, por lo que también usamos los datos de Datacomex de 2019.
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En los cereales, la mayor dependencia es el maíz, que podría afectar la producción de piensos y los productos de molinería (harinas y derivados). En este caso, existe la posibilidad de abastecerse de otros productores alternativos (Argentina, EE. UU. o Canadá).9 En todo caso, el precio de los cereales en los mercados internacionales está repuntando notablemente a raíz del conflicto y ello encarecerá la factura. 

Finalmente, el campo español también tiene una elevada dependencia de las importaciones de abonos minerales de Rusia. La nueva alza de los precios de los fertilizantes se suma a una tendencia alcista de los costes de producción que ya afectó gravemente al sector agrario en 2021. 

Dada la elevada incertidumbre, todavía es prematuro valorar hasta qué punto el sector agroalimentario se verá afectado por todos estos canales y las medidas que se tomarán para paliar dicho impacto. En función de la duración del conflicto, del ámbito geográfico en el que se circunscriba y de las sanciones y contrasanciones que se impongan, el impacto será más o menos abultado. 

  • 9. España ha solicitado a la UE que flexibilice los requisitos de importación de cereales, especialmente el maíz, en materia de residuos de fitosanitarios o de organismos genéticamente modificados.
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Fondos NGEU: la importancia de la sostenibilidad para el sector agroalimentario español

Las excelentes cifras del sector exterior ponen de manifiesto la elevada competitividad exterior de la que goza el sector agroalimentario español. Una cuestión que preocupa en este contexto de elevadas presiones inflacionistas es que el diferencial de inflación respecto a otros grandes productores pueda llegar a perjudicar dicha competitividad. Asimismo, a medio plazo, uno de los desafíos del sector para que las exportaciones sigan siendo un motor de crecimiento será promover una mayor sostenibilidad de los procesos productivos, para mitigar el impacto medioambiental que esta actividad conlleva.  En este sentido, los fondos NGEU, canalizados a través del componente 3 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) y el PERTE agroalimentario, supondrán un revulsivo para la inversión en innovación y la transformación digital, y apoyarán la transición hacia un sistema alimentario sostenible, competitivo y resiliente. 

Así, el componente 3 del PRTR, dedicado a la transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero, contempla una inversión de 1.512,8 millones de euros (de los cuales 1.051 millones de euros bajo el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia). El plan se basa en cuatro pilares fundamentales, entre los que se encuentra la mejora de la eficiencia en regadíos, para lograr un mejor uso de los recursos hídricos, un ámbito al que dedicamos el segundo artículo de este Informe Sectorial. El plan, además, contempla el impulso de la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y la ganadería, una estrategia de digitalización del sector agroalimentario y del medio rural, y la modernización del sector pesquero.

Por otro lado, el PERTE agroalimentario, aprobado el pasado 8 de febrero de 2022 y dotado con 1.002,91 millones de euros hasta 2023, va dirigido a transformar la cadena agroalimentaria hacia una mayor competitividad, sostenibilidad, trazabilidad y seguridad alimentaria. Se compone de tres ejes: (i) un paquete de apoyo específico para la industria agroalimentaria (400 millones de euros), (ii) medidas concretas para apoyar el proceso de adaptación digital y que se extienda a todos los agentes que forman parte de su cadena de valor (454,35 millones de euros), y (iii) medidas específicas de apoyo a la innovación y la investigación para lograr un sector agroalimentario competitivo en todos los eslabones (148,56 millones de euros).