La intervención del Silicon Valley Bank y sus implicaciones

Desgranamos las causas del colapso de Silicon Valley Bank, y también sus consecuencias: desde la caída de Credit Suisse hasta el impacto en las expectativas de los inversores y las cotizaciones del sector bancario.

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Ricard Murillo Gili
11 de abril de 2023
SVB logo. Photo by Mariia Shalabaieva on Unsplash

Desde la primera mitad de 2022, los principales bancos centrales han subido los tipos de interés oficiales de forma rápida y contundente para tratar de contener la inflación. Silicon Valley Bank (SVB), decimosexto banco por volumen de activos de EE. UU. y, a pesar de ello, una entidad que no estaba supervisada directamente por la Fed ni estaba sujeta a los mismos requisitos prudenciales que los bancos más grandes del país, no pudo resistir este escenario.

SVB era una entidad especialmente vulnerable a un escenario de subidas abruptas de tipos de interés debido a la composición de su balance. En concreto, se trataba de un banco con una base de depósitos muy concentrada en grandes empresas del sector tecnológico, predominante en Silicon Valley. Dichos depósitos se habían multiplicado por tres desde 2018 (véase el primer gráfico) y más de un 95% no estaban garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC).1 Los depósitos de grandes empresas tienden a caracterizarse por una mayor volatilidad y por requerir una remuneración relativamente alta. Por la parte del activo, la entidad vehiculó esta liquidez hacia la adquisición de activos de bajo riesgo, pero con vencimientos de largo plazo y a un tipo de interés fijo, como deuda soberana de EE. UU. y mortgage-backed securites. Pese al bajo perfil de riesgo de crédito de estos activos, el balance de SVB estaba enormemente expuesto al riesgo de tipo de interés: ante un aumento de tipos, los pasivos se encarecían de forma notable (en línea con los tipos a corto plazo) mientras que el activo rendía un tipo fijo más bajo. Es decir, que, tras la subida de tipos de interés, SVB se enfrentaba a fuertes presiones sobre su rentabilidad.

  • 1. Dato a cierre de 2022, según el informe anual entregado por SVB a la SEC. El FDIC garantiza los depósitos hasta 250.000 dólares. Cantidades que excedan este umbral son más vulnerables a pánicos bancarios.
Silicon Valley Bank: depósitos y activos en balance

SVB diseñó un plan para aliviar este problema de rentabilidad que amenazaba a su rating. El problema fue que no pudo sobrevivir a su ejecución. El plan consistía en vender una parte de la cartera de activos con baja rentabilidad para reinvertirla en deuda a más corto plazo, que en la actualidad rinde mucho más. Con esa rentabilidad en su activo ya podría pagar a sus depositantes sin incurrir en pérdidas. Tras vender la deuda, SVB tuvo que aflorar pérdidas porque, en un entorno de mayores tipos de interés, esos bonos valían menos de lo que había pagado por ellos. Y para cubrir esas pérdidas se diseñó una ampliación de capital que, desafortunadamente, no despertó el interés suficiente. Los rumores sobre los problemas de SVB para gestionar esta situación, que se extendieron rápidamente por las redes sociales, provocaron una estampida de los depositantes en 24 horas. Un día después, las autoridades intervenían la entidad.

Para calmar a los mercados financieros y dar confianza a los depositantes, el tesoro de EE. UU. garantizó todos los depósitos del SVB, incluso los superiores a 250.000 dólares, y la Reserva Federal creó un programa para dar liquidez al sector financiero2 y facilitó el acceso al discount window (el principal instrumento que da liquidez a los bancos), herramientas que han sido utilizadas por las entidades bancarias en las últimas semanas (véase el segundo gráfico).

  • 2. El Bank Term Funding Program.
Balance de la Reserva Federal - préstamos a entidades de crédito

Estas tensiones tuvieron reverberaciones al otro lado del Atlántico al cabo de unos días, cuando el foco de los mercados financieros cayó sobre Credit Suisse (CS), una entidad con buenas métricas de capital y liquidez pero que arrastraba problemas reputacionales, que había sufrido pérdidas por operaciones fallidas (como las caídas de Archegos y Greensill Capital) y que, de manera relativamente análoga al SVB, tenía una base de depósitos poco cubierta por la garantía de depósitos. En este caso, lo que provocó una fuga de depósitos acelerada fueron las declaraciones del principal accionista advirtiendo que no estaría dispuesto a acudir a una ampliación de capital si esta fuera necesaria. Tras sufrir fuertes caídas en bolsa, y para frenar la salida de depósitos y apaciguar los ánimos de los mercados financieros, el banco central y el Gobierno de Suiza facilitaron el proceso de adquisición del banco por parte de UBS, que se acabó formalizando durante el fin de semana del 18 de marzo. Entre otras decisiones, como parte de esta operación, las autoridades suizas decidieron que una parte de la deuda de CS (conocida como AT1) perdiera todo su valor, una medida que generó cierta controversia porque los accionistas (que, en principio, son los que deberían asumir las mayores pérdidas) no perdieron todo el valor de sus inversiones en CS.

Estos episodios han tenido múltiples impactos en los mercados financieros. En primer lugar, se han revisado a la baja las expectativas de los inversores sobre los tipos de interés de los bancos centrales en los siguientes meses. Si antes de la intervención del SVB se esperaba que la Fed subiera los tipos de interés hasta el 5,75% y que se mantuvieran allí hasta finales de año, ahora los mercados cotizan que los tipos alcancen el 5,25% y que en la segunda mitad de 2023 la Fed empiece a recortarlos para dejarlos en el 4% a finales de año. En el caso del BCE, antes, los mercados cotizaban un nivel terminal en el 4% y que se mantuviera hasta inicios de 2024, mientras que ahora apuestan que el BCE situará el depo en un máximo del 3,50% en la segunda mitad de 2023.

En segundo lugar, las cotizaciones bursátiles del sector bancario cayeron con fuerza, tanto por la revisión de las expectativas sobre los bancos centrales (que habían favorecido las valoraciones del sector en meses previos) como por la percepción de inestabilidad financiera. Así, en el conjunto de marzo el sector bancario cayó en Europa y en EE. UU. un 14% y un 19%, respectivamente, mientras que el Euro Stoxx 600 y el S&P 500 registraron un –0,7% y +3,5%. En tercer lugar, las condiciones financieras se han tensionado, tal y como se puede observar en el último gráfico. Además, en EE. UU. se ha producido un cierto trasvase de depósitos desde entidades pequeñas y medianas a las entidades de mayor tamaño. El endurecimiento de las condiciones financieras, de mantenerse en el tiempo, podría tener un impacto sobre la actividad económica, posiblemente más visible en la segunda mitad de 2023. EE. UU. parece más vulnerable a estos riesgos, lo que reduce las posibilidades de un soft landing de la actividad en 2023.

 

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Ricard Murillo Gili
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