Brasil despierta el fantasma del contagio financiero a América Latina
Brasil ha estado en el punto de mira en los últimos meses por su delicada situación tanto política como financiera. La reciente incertidumbre generada por China y la inestabilidad en los mercados de materias primas, que ha estado acompañada de una rebaja del rating de Brasil, ha intensificado la presión bajista sobre los activos de este país. Con los episodios de turbulencia financiera en América Latina en la memoria (crisis de la deuda en los ochenta, «efecto tequila» en 1994, crisis del real brasileño a finales de los noventa, etc.), los problemas que atraviesa actualmente la primera economía latinoamericana hacen temer por un posible riesgo de contagio financiero al resto del continente.
Una dificultad a la hora de evaluar la capacidad de transmisión de una crisis financiera en Brasil al resto de Latinoamérica a través de la banca o de los mercados de capitales es la escasez de información sobre las exposiciones cruzadas entre países que capte el grado de integración financiera del continente. Asumiendo esta restricción, una alternativa indirecta para analizar el grado de conexión financiera se basa en la evolución de las correlaciones entre los mercados financieros brasileños y los de la región. En concreto, un aumento de los coeficientes de correlación durante un periodo de crisis sugiere la posibilidad de un potencial contagio, siendo normalmente una condición necesaria, pero no suficiente. La evidencia reciente, por el contrario, muestra cómo la correlación entre los mercados brasileños de renta fija y variable y los de Latinoamérica ha tendido a disminuir, lo que apunta a un potencial de contagio limitado (vía canales puramente financieros) a otros países de la región (los efectos vía canales reales y financieros más vinculados a lo económico, analizados en el Focus «Brasil en recesión, ¿contagio a América Latina?», también parecen tener un alcance modesto). Este resultado cobra todavía más fuerza en la medida en que, en los últimos meses, han existido factores, como las dudas sobre China o la caída del precio de las materias primas, que han podido afectar de manera transversal al conjunto de las economías latinoamericanas y a sus mercados financieros, empujando las correlaciones entre estos mercados al alza.
Un ejercicio adicional que puede ayudar a aislar el efecto de contagio financiero de Brasil a los países vecinos analiza el comportamiento de los mercados en días concretos en los que se han producido eventos con un alto impacto en los mercados brasileños (los denominados event
studies). Por ejemplo: el 9 de septiembre de 2015, día en el que el bono soberano brasileño perdió su estatus de grado de inversión, y el 17 de septiembre de 2015, cuando se escaló el proceso de recusación de la presidenta Rousseff. En estas dos jornadas, las rentabilidades de la deuda de los países de la región evolucionaron en dirección distinta a la de los bonos brasileños y, de hecho, fluctuaron más en línea con los de otras áreas emergentes. Esta dinámica apunta también a la existencia de un efecto de contagio financiero débil.
En definitiva, la evidencia disponible no es indicativa, en principio, de un alto riesgo de contagio de Brasil a otros países de la región por la vía financiera. Sin embargo, es importante ser conscientes de lo imprevisibles que pueden resultar, a veces, los mercados financieros y tener en cuenta la existencia de tipping points o efectos no lineales: el pasado no tiene por qué repetirse.