Carta a un millennial
Querido millennial:
Este mes, dedicamos el Dossier del Informe Mensual a tu generación, a los que nacisteis entre 1981 y 1995 y que habéis sido bautizados como millennials porque llegasteis a la edad adulta con el nuevo milenio. El nombre es lo de menos, cosa del marketing. Es más relevante el hecho de que representáis el 20% de la población de la UE (algo menos en España) y nunca una generación había estado tan bien formada como la vuestra –4 de cada 10 habéis completado estudios universitarios–. Sois la savia nueva para nuestra economía, para nuestras empresas.
Como decía, estáis muy formados, pero no estoy seguro de que todos hayáis recibido la mejor formación posible. A algunos (¿muchos?) seguramente os enseñaron como a mí y lo que a mí y, la verdad, los tiempos han cambiado y el método de enseñanza y lo que se enseña, no tanto. Sinceramente, espero que vaya a mejor con la generación que os sucede. En cualquier caso, lo de aprender es una carrera de fondo y espero que, más allá de cosas concretas, te hayan enseñado a seguir aprendiendo y, sobre todo, que sientas curiosidad por hacerlo. Aprender cosas nuevas es una adicción muy recomendable.
Entrar en el mercado laboral en los últimos años ha sido duro, especialmente si lo hiciste en los peores años de la crisis. En España, la tasa de paro entre los jóvenes de entre 20 y 24 años llegó a superar el 50%. Entre los de 25 y 29, el 35%. La situación ha mejorado, pero las tasas de paro entre los de tu generación, cercanas al 25%, continúan siendo inaceptablemente altas. Además, si ya has encontrado un empleo, es probable que tengas un sueldo bajo, inferior quizás al que hubieras conseguido hace 10 años. Paciencia, la experiencia histórica sugiere que los efectos de la crisis sobre tu carrera profesional tenderán a diluirse, al menos parcialmente.
Pero, además de pedirte paciencia, mereces una explicación. Las consecuencias de la crisis en el mercado laboral de los más jóvenes han sido más duras en España que en otros países. Uno de los motivos es que teníamos un mercado laboral muy segmentado entre los que los economistas llamamos insiders y outsiders. Los primeros están muy protegidos y es difícil que su compensación se ajuste a la baja. Los segundos tienen contratos temporales o están desempleados. En momentos en los que una crisis económica exige grandes ajustes de costes en las empresas, los outsiders soportan estos ajustes de forma desproporcionada, ya sea porque pierden su empleo (contratos temporales que no se renuevan) o porque el empleo que encuentran tiene remuneraciones mucho más bajas. Y los jóvenes que empiezan su carrera laboral son, por definición, outsiders. Veremos qué sucede en la próxima crisis, que espero que tarde muchos años en llegar. No estoy convencido de que, a día de hoy, hayamos arreglado del todo el problema de la dualidad.
Habiendo crecido en la revolución digital, habrás escuchado también que corres el riesgo de que los robots te quiten el trabajo. Puede ser, muchas profesiones han desaparecido a lo largo de la historia. Pero en la inmensa mayoría de los casos, la innovación tecnológica tiende a reformular profesiones a medida que algunas de las tareas pueden automatizarse. No tengas tentaciones de resistirte a los cambios tecnológicos. Al fin y al cabo, se trata del principal motor de las mejoras en el nivel de vida de la humanidad desde la Primera Revolución Industrial. Al contrario, necesitamos que tu talento sirva para innovar. Los jóvenes son los grandes inventores: de tecnologías, de nuevas formas de hacer las cosas, de nuevos modelos de negocio...
Sin duda, las cosas te irán mejor si la economía marcha bien. Pero, sobre todo, a la economía le irá bien si a ti te marchan bien las cosas. Parafraseando la famosa frase de John F. Kennedy, «no te preguntes qué puede hacer la economía por ti, mejor pregúntate qué puedes hacer tú por la economía».
Un saludo y mucha suerte.