¿Son competitivas las exportaciones españolas?
El sector exterior español ha mostrado muy buenos resultados y una destacable resiliencia a varios eventos económicos adversos en la última década. ¿Mantendrá la competitividad en el contexto inflacionista actual?
En la última década, el sector exterior español ha mostrado muy buenos resultados y una destacable resiliencia a varios eventos económicos adversos. Una cuenta corriente que se ha mantenido en positivo durante 11 años consecutivos, incluso durante la pandemia del coronavirus, es muestra de ello. Sin embargo, ante el contexto actual, marcado por un fuerte repunte de la inflación y el consiguiente aumento de los costes salariales, es oportuno analizar la evolución de los indicadores de competitividad del sector exportador español.
Antes de empezar, es necesario esclarecer que la competitividad es un concepto con múltiples facetas. En este artículo, nos centraremos en analizar indicadores relacionados con el grado de competitividad en precio y costes, debido a que la coyuntura actual se ha visto afectada por una crisis energética que ha supuesto un marcado aumento de los costes de producción de las empresas. Con todo, como apuntábamos antes, este análisis ofrecerá una visión parcial del grado de competitividad del sector exterior de nuestro país, dado que, si bien la competitividad en precio y/o costes es importante, existen otras dimensiones relevantes para determinar su grado. Ejemplos incluyen la calidad de los productos y servicios que se exportan o el grado de innovación que incorporan, para mencionar algunos. De todas formas, sí se analizará brevemente la evolución de las cuotas de exportación, que al fin y al cabo son resultado de la competitividad global de la economía.
Para medir la competitividad en costes, usamos el tipo de cambio efectivo real (TCER). Este mide el valor de una moneda frente a una media ponderada de varias monedas extranjeras corregido por un índice de costes. Un aumento del TCER implica que las exportaciones se encarecen y las importaciones se abaratan; por lo tanto, un aumento indica una pérdida de competitividad comercial.
En el primer gráfico, mostramos la evolución del tipo de cambio efectivo, deflactado con los costes laborales unitarios (CLU, son el coste laboral por unidad de producto) de España frente a la eurozona y frente a un conjunto más amplio de países industrializados. Dado que los países de la eurozona comparten la misma moneda, la medida frente a la eurozona corresponde a la ratio de los CLU de España frente a una media ponderada de los CLU de la eurozona.
La competitividad de la economía española medida según este índice sufrió un fuerte deterioro durante los años previos a la gran crisis financiera. Este deterioro se corrigió en gran medida durante la crisis y la economía logró mantener estas ganancias a lo largo del periodo de expansión hasta justo antes de la irrupción de la pandemia en el año 2020. Durante la pandemia, se produjo un marcado aunque temporal deterioro en la competitividad ligado a la caída registrada en la productividad, pero este deterioro se ha corregido prácticamente en su totalidad a lo largo del 2021 y del 2022. En su conjunto, la competitividad medida según los CLU nos muestra que España se encuentra en una situación parecida a la que experimentó a lo largo del periodo 2014-2019. Este fue un periodo muy positivo para nuestro sector exportador, tal y como muestra el hecho de que el peso de las exportaciones de bienes y servicios sobre el PIB pasara de alrededor de un 26% en el 2007 a cerca de un 34% en el promedio del 2014-2019 y a un 42% en 2022.
En el segundo gráfico, volvemos a mirar la evolución del tipo de cambio efectivo, pero esta vez deflactado por el índice de precios al consumo armonizado (IPCA). La anterior medida, basada en los CLU, permitía comparar los costes laborales entre países, teniendo en cuenta las diferencias de productividad, pero obviando, entre otras cosas, otros costes de producción. La medida basada en la inflación permite comparar los niveles de precios entre países, pero es un índice de precios basado en el patrón de consumo, por lo que el precio de los consumos intermedios en los procesos de producción queda excluido del cómputo. En este caso, el seguimiento del tipo de cambio efectivo deflactado según el IPCA es especialmente relevante, dado el fuerte repunte de la inflación que se ha producido, tanto en España como en la eurozona, desde finales del 2021.
De nuevo, podemos ver, tanto si comparamos contra la eurozona o la muestra más grande de países industrializados, el marcado deterioro de la competitividad a lo largo de la primera década del milenio. Sin embargo, también se observa que, desde la gran crisis financiera, este deterioro se ha ido corrigiendo de manera paulatina, y que esta corrección no se ha visto alterada por el reciente repunte de la inflación. De hecho, en el último periodo caracterizado por el repunte inflacionista, España ha ganado algo de competitividad frente al conjunto de la eurozona y los países industrializados.
Finalmente, es interesante examinar las cuotas de exportación de bienes y servicios españolas frente al resto del mundo, lo que nos da una idea más completa del nivel competitivo español. Es una medida que no se centra en los motivos por los cuales podemos exportar, ya sea porque somos competitivos en costes o porque producimos productos con un elevado componente innovador, sino que sintetiza el resultado de este complejo proceso que es vender en el exterior.
En el tercer gráfico, se muestra la evolución de las exportaciones de bienes españolas medidas como el porcentaje del total de exportaciones de bienes en el mundo, y como porcentaje de las exportaciones de Alemania, Francia e Italia.
Tal y como se puede ver, cuando nos centramos en la evolución de las exportaciones en comparación con nuestros principales competidores de la eurozona, se observa un comportamiento muy positivo. Las exportaciones de bienes españolas han pasado de representar cerca de un 10% de las exportaciones de Alemania, Francia e Italia en el 2000-2007 a cerca de un 13% en el 2014-2019, hasta alcanzar casi un 15% en el 2022. Aun así, cuando nos comparamos con el conjunto del mundo, el comportamiento es mucho más comedido, con una muy ligera caída de la cuota de exportación.
Sin embargo, es importante subrayar que detrás de este comportamiento asimétrico se encuentra la irrupción de China en los mercados de exportación, que desde los años noventa ha triplicado su cuota de exportación. Esto ha sido a costa de la mayoría de los países, que han visto caídas sustanciales en sus cuotas, como es el caso de EE. UU. (del 12% entre 1995 y 1999 al 8% entre 2021 y 2022) o de Francia (del 6% entre 1995 y 1999 a poco más del 2% entre 2021 y 2022). En este sentido, que España haya logrado mantener una cuota de exportaciones relativamente estable, de alrededor del 2%, y por encima de su peso sobre el PIB mundial (cerca del 1,5% en el promedio entre 2014 y 2019) durante tres décadas seguidas, es una demostración de resiliencia.
En cuanto a la cuota de exportación de servicios, vemos una situación similar para España, que mantiene su cuota estable en torno al 3% de las exportaciones de servicios globales. China aumenta muy ligeramente su cuota capturando poco más del 7% del mercado, mientras que el Reino Unido y EE. UU. pierden una porción elevada de sus cuotas (–1 p. p. y –2 p. p., respectivamente). Francia y Alemania se mantienen relativamente estables. Cabe destacar que la estructura del mercado de servicios global está más equilibrada que la de bienes en cuanto a competidores. Por ejemplo, mientras que en bienes China tiene prácticamente el 18% del mercado frente a un 24% combinado de Francia, Alemania, Italia, España, el Reino Unido y EE. UU., en el caso de servicios esto pasa a un 7% de China contra un 34% del resto.
Para finalizar, nos fijamos en servicios turísticos, ya que en este ámbito España juega un papel especialmente importante a nivel global. Si bien la cuota de mercado de España siempre se ha situado muy por encima del peso del PIB en la economía mundial (cerca del 6% frente a un 1,5% aproximadamente), en el año 2022 su cuota de mercado ha subido de manera destacable hasta alcanzar el 7% del mercado global. Destaca también la fuerte caída de las exportaciones de servicios de China, que han pasado de tener una cuota de exportaciones turísticas de cerca del 8% prepandemia, a tan solo un 2% en el 2022.
A modo de conclusión, en este artículo hemos repasado la evolución de algunos indicadores de competitividad del sector exterior español. De acuerdo con los indicadores de precio/costes repasados, o el comportamiento de las cuotas de exportación de nuestros bienes y servicios, vemos que nuestro sector exterior ha mostrado un comportamiento que subraya su fortaleza a pesar de los numerosos shocks adversos de los últimos años. Esperamos que nuestro sector exterior se mantenga competitivo en los próximos años, aunque esto no significa que el crecimiento de nuestras exportaciones no acuse la desaceleración económica en los países de nuestro entorno debido al impacto del ciclo de subidas de tipos de interés que estamos viendo en muchas partes del mundo.