Turismo, ¿un año excepcional?
2016 está siendo un año excepcionalmente bueno para el turismo extranjero en España. Entre enero y agosto, llegaron 52,5 millones de turistas, un 10,1% más que en el mismo periodo de 2015. Estas cifras sitúan a España entre los tres primeros países del mundo en recepción de turismo internacional (junto con EE. UU. y China). Otra cifra que muestra de forma clara el buen momento por el que atraviesa el sector, y la importancia que ello tiene para el conjunto de la economía, es que los ingresos del turismo extranjero representarán cerca del 5% del PIB en 2016.
El impacto del turismo extranjero en España es relativamente elevado cuando se compara a nivel internacional:1 el sector aporta un 7,7% del PIB, una cifra superior a la de países similares en tamaño y oferta como Italia (2,8%) o Francia (2,6%), aunque inferior a la de países como Portugal y Grecia, con el 10,8% y el 11,2%, respectivamente (véase el primer gráfico). La importancia del sector turístico, por tanto, hace imprescindible valorar su evolución más reciente y las perspectivas de futuro.
En el último año, el turismo extranjero en España ha crecido más rápido que en países de atractivo turístico similar. Así, mientras que las pernoctaciones de turistas extranjeros en España se han acelerado en 2015 y 2016, en Italia –tal vez el destino más comparable– y en Grecia, se han desacelerado y el crecimiento en los últimos 12 meses hasta junio se situaba cerca del 0,5%. Croacia tiene un patrón similar al español pero parte de niveles mucho más bajos. ¿Podemos esperar que continúe esta bonanza?
Los buenos resultados de 2016 se apoyan, en gran medida, en la elevada competitividad del sector turístico español. España ocupaba el primer puesto en el ranking mundial del World Economic Forum en 2015 (8.º en 2011 y 4.º en 2013), por encima de Francia (2.º), Italia (8.º), Grecia (31.º) o Croacia (33.º). Respecto a Italia, España cimenta su ventaja en la competitividad de precios y, especialmente, en unas mejores infraestructuras de transporte y servicios.
Por otra parte, también cabe destacar que los destinos turísticos europeos, y especialmente España, se han beneficiado de factores externos como las turbulencias geopolíticas en destinos del norte de África y Oriente Medio, como Egipto o Túnez, que están produciendo un redireccionamiento del turismo que iba a esta región a destinos más seguros como España o Italia. Al no preverse una pronta disminución de estas tensiones, estos factores externos darían un tinte de continuidad a la buena temporada de 2016. Sin embargo, cabe matizar esta observación. Si analizamos el crecimiento de los turistas que recibe España por país de origen, se observa que la llegada de turistas británicos se ha acelerado (un 11,8% interanual en los últimos 12 meses hasta agosto) al mismo tiempo que la de turistas alemanes ha perdido fuelle (2,5%).
En este sentido, es interesante resaltar la mayor sensibilidad del turismo británico a las condiciones económicas domésticas. En concreto, la correlación de las entradas de turistas por procedencia con el crecimiento del PIB del país de origen es elevada en el caso de los británicos, mientras que en el caso de los alemanes o franceses es más moderada. Respecto al turismo británico, cabe añadir que si bien representan un 23,5% del total, estos contribuyeron en un 35% al incremento de los ingresos turísticos en los 12 últimos meses hasta agosto (como muestra el segundo gráfico). Ante estas cifras, no cabe duda de que la gestión del brexit constituye un importante factor de riesgo para el sector turístico español.
1. Datos de Oxford Economics y del World Travel & Tourism Council.