Banco de Inglaterra: nuevas medidas para nuevos tiempos
Durante la crisis, los bancos centrales de las principales economías avanzadas se han encargado de proporcionar las condiciones necesarias para crear un entorno acomodaticio en los mercados mediante tipos de interés cercanos a cero y otras políticas monetarias no convencionales. A medida que la recuperación económica se consolida, esta situación de laxitud debería cambiar. Así pues, empiezan a surgir dudas acerca de cuándo tendrá lugar el punto de inflexión en la estrategia de política monetaria y qué país será el primero en dar el paso.
Algunas de estas incógnitas podrían empezar a despejarse a raíz de las declaraciones de Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés). En ellas alertaba de que los tipos de interés podrían empezar a subir antes de lo que anticipaban los mercados, que esperaban la primera subida del tipo de interés oficial en el 2T 2015. Los mercados no tardaron en reaccionar a sus declaraciones y actualmente pronostican la primera subida para finales de este año. Este cambio de tono en el discurso del gobernador se fundamenta en un entorno macroeconómico más alentador de lo esperado y en unas perspectivas favorables de crecimiento del PIB. Es por ello que podrían empezar a surgir riesgos de inflación y de creación de burbujas en ciertos activos, especialmente en el mercado inmobiliario. Vayamos por partes.
En cuanto a la estabilidad en los precios, la inflación se situaba en mayo en el 1,5%, alejada de los niveles que podrían preocupar al banco central. El consenso de analistas, sin embargo, espera que el año cierre alrededor del 2,0%. La contención en los precios dependerá, en gran medida, de la rapidez con la que continúe recuperándose el mercado laboral. La tasa de desempleo ya se encontraba en el 6,6% en mayo, y las perspectivas son todavía de mejora con un cierre de año de un 6,4% y un 5,7% en 2015, niveles muy cercanos a los anteriores a la crisis. Si bien esto podría evidenciar que el Reino Unido se aproxima a la plena ocupación, la trayectoria de los salarios descarta esta hipótesis ya que de momento no se observan presiones al alza sobre los sueldos, que siguen creciendo muy por debajo de lo que crecieron antes de la crisis (promedio del 1,1% interanual desde el inicio de año frente al 4,3% entre 2001 y 2007). Así pues, ello podría estar indicando que el excedente de capacidad disponible en el mercado laboral podría ser mayor del que indica la tasa de desempleo. Por ejemplo, el porcentaje de ocupados a tiempo parcial está todavía por encima del nivel anterior a la crisis (un 27% en 2013 frente a un 25% histórico) y, a su vez, el porcentaje de estos ocupados a tiempo parcial que lo son de forma involuntaria ha aumentado hasta el 17,8%, frente al 9,6% anterior a la crisis.
Otro factor al que se achaca el cambio de tono del gobernador es el creciente desasosiego ante una posible burbuja inmobiliaria. El precio de la vivienda está volviendo a crecer con vigor, situándose en abril en un 9,9% interanual, aunque no sea una tendencia generalizada en todas las regiones, sino especialmente intensa en la capital. Teniendo en cuenta este riesgo, y antes de empezar a normalizar la política monetaria, el BoE ha decidido usar herramientas macroprudenciales que limiten la deuda hipotecaria de los hogares y reduzcan así su vulnerabilidad. Entre estos instrumentos destaca que los préstamos hipotecarios que superen en 4,5 veces los ingresos anuales de los clientes no podrán representar más del 15% del total de los nuevos préstamos hipotecarios de las entidades británicas, y que estas deberán realizar ejercicios de estrés sobre los tipos de interés al que conceden los préstamos para valorar la capacidad de pago de los clientes. De la efectividad de estos nuevos instrumentos y de lo que ocurra en el mercado laboral dependerá, en gran medida, el momento y el ritmo de la subida de los tipos de interés.