El recorrido de la demanda interna alemana
El crecimiento que ha experimentado la economía alemana durante los últimos años no es muy distinto del que mantuvo durante los años previos a la crisis. Sin embargo, los elementos sobre los que se apoya han cambiado notablemente. Parece que la demanda interna y la demanda externa se hayan intercambiado los papeles. Entre los años 2000-2007, la contribución al crecimiento de la demanda interna fue de 0,6 p. p. solamente, mientras que en los últimos tres años ha aumentado hasta los 1,2 p. p. ¿Podemos esperar que se consolide este mayor empuje de la demanda interna?
Si aislamos los componentes de la demanda interna, observamos que el gran protagonista del aumento de la contribución al crecimiento ha sido el consumo privado. Mientras que durante 2000-2007 este solo creció a una tasa anual del 0,6%, durante 2011-2013 creció al 1,3%. Por tanto, es preciso entender si el repunte del consumo está bien fundamentado y, sobre todo, si puede perdurar o incluso aumentar en los próximos años.
Una mejora del crecimiento de la renta disponible de los hogares es fundamental para sostener el incremento del consumo, y tanto la evolución de la tasa de paro como la de los salarios ha sido muy favorable durante los últimos años. Por un lado, la tasa de paro (del 10,2% en promedio durante 2000-2007) descendió hasta el 6,8% en 2013. Observamos también que el crecimiento del salario por hora promedio entre 2011-2013 ha sido superior al que se produjo durante los años previos a la recesión. Aunque si bien es cierto que parte de la reducción de la tasa de paro se ha producido mediante un aumento del empleo a tiempo parcial, esto no ha evitado que la renta bruta disponible de los hogares haya mantenido un notable ritmo de avance. Entre 2011 y 2013 el crecimiento anual promedio ha sido del 2,8%, frente al 2,1% de 2000-2007. Dado que la tasa de paro ya se encuentra en mínimos históricos, es de esperar que durante los próximos años se irá reduciendo el empleo a tiempo parcial y se mantendrá el ritmo de crecimiento de los salarios, unos factores que ayudarán a consolidar el crecimiento de los ingresos de los hogares y, por tanto, del consumo.
Otros dos elementos que conviene tener presentes son la evolución de la tasa de ahorro de los hogares y su nivel de endeudamiento. Ambos también jugarán a favor de un mayor protagonismo del consumo en los próximos años. La tasa de ahorro de Alemania, que se ha mantenido en niveles superiores a la de sus vecinos europeos históricamente, en la actualidad se encuentra en el 16,2% de la renta bruta disponible, frente al 15,0% de Francia, el 10,5% de España o el 5,0% de EE. UU. Desde hace unos años, sin embargo, ha iniciado una ligera tendencia a la baja que se podría intensificar si las buenas perspectivas económicas se consolidan y los tipos de interés reales se mantienen bajos. El nivel de endeudamiento de los hogares alemanes tampoco debería suponer un freno para el consumo. Este se encuentra en el 58% del PIB, un nivel inferior al promedio de la eurozona, del 65%, o al de España y EE. UU., que en ambos casos se encuentra cerca del 80%.
En definitiva, todo indica que el dinamismo del consumo de los hogares alemanes en particular, y de la demanda interna en general, puede tomar un empuje definitivo en los próximos años, algo que ayudará a encarrilar el proceso de recuperación de la eurozona y reforzará el liderazgo que la economía alemana ha ido ejerciendo durante los últimos años. Todos los elementos están dispuestos para que así sea.