Recuperación del empleo y crecimiento de la economía portuguesa
Una de las principales características de la reciente recuperación económica en Portugal ha sido la evolución sorprendentemente positiva del mercado laboral. De hecho, entre 2014 y 2017, el número de puestos de trabajo aumentó en más de 351.000, lo que supone un crecimiento medio anual del 1,9%, ligeramente superior al avance del PIB, del 1,8% de media en el mismo periodo. ¿Cuáles son los principales factores que están contribuyendo a esta evolución?
La relación entre el PIB y el empleo: antes y después de la crisis
Entre el 4T 2013 (periodo que marca el inicio de la recuperación de la actividad económica y del empleo) y el 2T 2018, el empleo aumentó un 9,2% y el PIB, un 8,3%, lo que revela una ratio de 1,1 puestos de trabajo creados por cada nueva unidad del PIB, un valor muy elevado y sustancialmente por encima del registrado en la eurozona en el mismo periodo (0,6). Este valor contrasta con el que se observaba tiempo atrás en la economía portuguesa, ya que, de 1995 a 2008, la relación entre el empleo y el PIB era de 0,6 puestos de trabajo por unidad de PIB.
Una de las explicaciones para este dinamismo del mercado laboral es que la economía ha sido capaz de crear ocupación en términos netos a partir de tasas de crecimiento del PIB más bajas que antes de la crisis financiera internacional. Como se observa en el primer gráfico, la curva que relaciona el crecimiento del empleo con el del PIB (la denominada curva de Okun) ha ganado pendiente desde 2013, por lo que los aumentos en la tasa de crecimiento del PIB están asociados a una mayor aceleración en la tasa de crecimiento del empleo. El gráfico también ayuda a constatar que la economía lusa ahora es capaz de crear empleo a partir de un crecimiento del PIB del 0,5% interanual, una tasa significativamente inferior a la del periodo del año 2002 al 2008, que se situaba en el 1,5%.
La relación más estrecha entre el empleo y el PIB tras la crisis coincide con las reformas estructurales introducidas en el mercado laboral, especialmente las implementadas en el periodo 2011-2015. En este sentido, el BCE ha destacado que los países que implementaron reformas estructurales, como es el caso de Portugal, ven ahora cómo el empleo reacciona de forma más marcada a la recuperación del PIB1. En Portugal, las reformas aplicadas en este periodo se encararon a simplificar la legislación y consiguieron aumentar la flexibilidad del mercado laboral, tal y como muestra el indicador employment protection legislation (EPL) elaborado por la OCDE2. Más concretamente, la OCDE considera que las modificaciones en el ámbito de las indemnizaciones realizadas en este periodo3 pueden haber supuesto un impulso significativo a la reciente creación de empleo. También es probable que los programas de apoyo a la contratación4 hayan tenido un impacto positivo.
Sin embargo, cabe añadir que el rápido aumento del empleo en los últimos años también responde a factores temporales. Concretamente, la presión sobre las empresas para ajustar costes durante el periodo recesivo forzó a muchas de ellas a llevar a cabo un ajuste de empleo excesivo para poder sobrevivir, un fenómeno que se está revirtiendo ahora que la recuperación se ha asentado. Durante el periodo 2008-2013, se destruyeron 630.000 empleos (es decir, el 12% de los puestos existentes en 2008) en parte como resultado de un mercado laboral rígido y dual, y por el hecho de que el tejido empresarial portugués está compuesto por pequeñas empresas, que tienen una menor probabilidad de supervivencia en periodos de crisis. La rigidez del mercado laboral, así como la presencia insuficiente de mecanismos para reducir el número de horas trabajadas por trabajador5 durante el periodo de la crisis, potenció la pérdida de empleos. Además, la menor protección de los trabajadores temporales (respecto a aquellos con contrato indefinido) y la elevada dualidad del mercado6 fomentaron la reducción del número de trabajadores a través de la no renovación de sus contratos.
La composición sectorial también importa
La mayor sensibilidad del empleo al crecimiento del PIB también se explica por los cambios en la estructura sectorial del PIB. En el periodo de recesión (2008-2013), la destrucción de empleo fue más fuerte en el sector de la construcción (el empleo disminuyó un 11,8% anual) y la industria (–4,2%) que en el de los servicios (–0,8%). En este periodo, el peso de los servicios en el valor añadido bruto (VAB) total aumentó hasta el 76,7% en 2013, 2,5 p. p. más que en 2008, mientras que el sector de la construcción perdió importancia en una magnitud parecida y el peso de la industria se mantuvo estable. Así, dado que el empleo en el sector servicios tiende a ser muy sensible a las variaciones en el crecimiento del PIB, el aumento del peso de los servicios contribuye a reducir la diferencia entre el crecimiento del PIB y del empleo total. Entre el 1T 2014 y el 2T 2018, el empleo en los servicios tuvo un crecimiento acumulado del 12,5%, mientras que el crecimiento del VAB fue más moderado: 7,2%.
Pero la construcción y la industria también han contribuido de forma importante a la reactivación del empleo, dado que experimentaron una fuerte creación de empleo tras la fuerte destrucción observada en el periodo de recesión económica. A modo de ejemplo, en el sector de la construcción se destruyeron uno de cada dos empleos, y en el de la industria uno de cada cinco. En términos acumulados, entre el 1T 2014 y el 2T 2018, el empleo aumentó un 13,3% en el sector de la construcción y un 14,9% en el de la industria, después de que, en el periodo de recesión (2008-2013), se hubiera registrado una caída acumulada del 45,8% y el 18,5%, respectivamente.
¿Cómo será la relación entre el empleo y el PIB en el futuro?
La terciarización de la economía (mayor peso de los servicios en la estructura productiva), junto con un mercado laboral menos rígido, seguirá fomentando una relación más estrecha entre el empleo y el PIB en el futuro: como hemos visto, según la curva de Okun, ahora la economía es capaz de crear empleo con tasas de crecimiento del PIB más bajas que antes, lo que permite que los individuos se beneficien más rápidamente de la recuperación de la actividad económica.
La otra cara de la moneda del fuerte ritmo de creación de empleo es el menor ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo. Aunque parte del fuerte repunte del empleo sea resultado de factores temporales y que, por lo tanto, podamos esperar cierta recuperación del crecimiento de la productividad del trabajo en los próximos años, hay motivos para pensar que este será limitado. En este sentido, sigue destacando la baja calificación de la mano de obra portuguesa. En efecto, en 2017, Portugal era el país de la UE con mayor porcentaje de trabajadores con un nivel de estudios inferior a la educación secundaria.7 Incrementar el capital humano sigue siendo uno de los principales retos para impulsar la productividad.
1. Banco Central Europeo, Boletín Económico de junio de 2016.
2. Véase OCDE (2017), «Labour Market Reforms in Portugal 2011-2015: A Preliminary Assessment». La EPL se redujo en 0,95 puntos, una de las reducciones más significativas en el conjunto de los países de la OCDE, aunque se mantiene en niveles elevados (3,18 frente a 2,04 en la OCDE en 2013).
3. El valor de las indemnizaciones a pagar por despido en los contratos indefinidos se redujo de 30 días de salario por año trabajado a 12 días, y se eliminó el nivel mínimo de indemnización a atribuir al trabajador. Las nuevas reglas se aplican a los nuevos contratos laborales.
4. Por ejemplo, el Contrato Empleo, una ayuda financiera a la contratación de desempleados inscritos en los centros de empleo.
5. La reducción del número de horas trabajadas durante el periodo 2008-2013 fue pareja a la pérdida de puestos de trabajo. Es decir, el ajuste en el mercado laboral se produjo esencialmente en el margen extensivo (número de empleos) y no en el intensivo (horas por trabajador).
6. En la primera mitad de 2018, el peso de los contratos temporales en el total del empleo por cuenta ajena era del 19%, un porcentaje similar al registrado en 2008.
7. Banco de Portugal, Boletín Económico de mayo de 2018.