El desajuste entre oferta y demanda de mano de obra
Uno de los factores que podrían limitar la velocidad de recuperación de la economía en España es el desajuste que comienza a detectarse en el mercado de trabajo. Las ofertas nuevas de trabajo no cubiertas vienen anotando un notable crecimiento desde finales de 2020, y en el 2T 2021 ya rozaban las 120.000, la cifra más alta de la última década.
Aunque todo sigue apuntando a que en los próximos trimestres la actividad crecerá con fuerza, han aparecido algunos factores que podrían limitar la velocidad de recuperación de la economía. Entre ellos, destacan las disrupciones en las cadenas globales de suministro, derivadas de los cuellos de botella en el transporte mundial y la escasez de algunos componentes, o el fuerte encarecimiento de la energía, con el consiguiente repunte de los costes de producción. Otro factor, que ha recibido menos atención, pero que también podría limitar la velocidad a la que se recuperará la actividad, es el desajuste que comienza a detectarse en el mercado de trabajo. Según se desprende del análisis de las vacantes, las ofertas nuevas de trabajo no cubiertas vienen anotando un notable crecimiento desde finales de 2020, y en el 2T 2021 ya rozaban las 120.000, la cifra más alta de la última década.
Como se observa en el segundo gráfico, este es un fenómeno extensible a otros países de nuestro entorno. Aunque en términos relativos (en proporción del total de ocupados) el problema no parece tan grave, dado que las cifras en España son muy inferiores a las del resto, la situación es llamativa por varios motivos: no solo se produce en una fase muy inicial de la recuperación, cuando la ocupación apenas ha recuperado los niveles precrisis, sino que España sigue teniendo una de las mayores tasas de paro de las economías desarrolladas; en concreto, el 15,3% de la población activa, la segunda más alta de la UE, solo por detrás de Grecia. El comportamiento del mercado laboral también contrasta con lo observado en el arranque de 2014, recién superada la recesión de 2008-2013, cuando la tasa de paro era 10 puntos superior y las vacantes no llegaban a 55.000 (con una tasa de vacantes cerca de mínimos históricos).
Como es bien conocido, es normal que en una economía se mantengan ciertos niveles de vacantes y de paro, ya que es necesario un periodo de adaptación o búsqueda para conseguir un empleo y cubrir una vacante.1 Además, a lo largo del ciclo económico, se suele observar una relación inversa entre la evolución de la tasa de paro y del número de vacantes. Esto es, cuando la tasa de paro aumenta (disminuye), el número de vacantes se suele reducir (aumentar).2 Intuitivamente, durante las recesiones aumenta el número de personas buscando empleo y hay menos empleos disponibles. En las circunstancias actuales, ¿por qué la demanda insatisfecha de mano de obra no solo no se está reduciendo, sino que está aumentando? Hay varios factores que pueden explicarlo. En parte, ello puede deberse al frenazo de la inmigración, como consecuencia de las limitaciones a los movimientos transfronterizos a raíz de la pandemia, que podría estar afectando a la mano de obra disponible en algunas actividades, como la agricultura, la hostelería, el ocio, la limpieza o los cuidados personales. Este desequilibrio debería ser transitorio y resolverse a medida que vayan recuperándose los flujos migratorios.
- 1. Banco de España (2001). «Desempleo y vacantes: una aproximación a los desajustes del mercado de trabajo», Boletín Económico, septiembre.
- 2. Esta relación inversa entre vacantes y paro se refleja en la pendiente negativa de la curva de Beveridge, que apareció por primera vez en Dow y Dicks-Mireaux (1958). «The excess demand for labour: a study of conditions in Great Britain, 1946-1956», Oxford Economic Papers, volumen 10, n.º 1. Los desplazamientos hacia fuera de la curva implican una menor capacidad de ajuste (o lo que es lo mismo, un funcionamiento menos eficiente) del mercado de trabajo, lo que se traduce en aumentos del número de vacantes para cada nivel de paro.
Pero el desajuste del mercado laboral también responde a un creciente desacoplamiento entre la formación y la cualificación de los demandantes de empleo, y los perfiles que buscan las empresas. Entre los factores que condicionan la actividad empresarial, están surgiendo dificultades asociadas a la disponibilidad de mano de obra, sobre todo en algunas ramas terciarias (información y comunicaciones, transporte y hostelería) y, con especial intensidad, en la construcción.3 Además, en los próximos años es de esperar que el proceso de transformación y modernización de la economía aumente la demanda de trabajadores con perfiles técnicos, como especialistas en estructuras energéticas, analistas de datos o especialistas en logística, lo que podría agravar el desajuste del mercado laboral.
- 3. Banco de España (2021). «Encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad (EBAE), cuarta oleada», Boletín Económico, n.º 3.
Son varias las vías para reducir la intensidad y duración de estos desajustes y, por tanto, lograr un funcionamiento más eficiente del mercado laboral. Es preciso mejorar la empleabilidad de los trabajadores, adecuando la oferta académica a las necesidades del mercado, potenciando la Formación Profesional y reorientando las políticas activas de empleo, y también debemos asegurarnos de que los incentivos a la búsqueda de empleo son siempre los adecuados. En un contexto en el que se está poniendo de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión para que la oferta productiva sea capaz de adaptarse a los nuevos patrones de crecimiento, la inversión en capital humano también será fundamental para no generar otro cuello de botella.