La clase media, ¿cada día con más dificultades?

Analizamos la evolución de las clases medias en los países avanzados en las últimas décadas, haciendo hincapié en las dinámicas de la clase media española en el último decenio.

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16 de septiembre de 2019
Padre e hija de espaldas paseando por una calle europea

El sueño de pertenecer a la clase media está asociado con alcanzar un buen nivel de seguridad y confort financiero: poder pagar las facturas a tiempo, tener estabilidad en el empleo o poder ahorrar para la jubilación. Pero, ¿es este sueño cada vez más difícil de alcanzar? En este artículo analizamos la evolución de las clases medias en los países avanzados en las últimas décadas, haciendo hincapié en las dinámicas de la clase media española en el último decenio.

Tamaño e ingresos de la clase media
El peso de las clases medias¹ de los países avanzados se ha reducido paulatinamente en los últimos 30 años, aunque siguen representando una mayoría social.

Las clases medias han pasado de representar el 64% de la población de los países avanzados a mediados de los ochenta al 61% en 2015, perdiendo alrededor de 1 p. p. cada década.2

  • 2. Véase OCDE (2019). «Under pressure: the squeezed middle class».

Este moderado descenso se ha producido tanto en países con una nutrida clase media (como Suecia o Alemania, el 65,2% y 63,9% de la población en 2015, respectivamente), como en países con una menor proporción (como EE. UU., con el 51,2%), y se ha visto correspondido por un aumento tanto de las clases bajas como de las altas, con la consiguiente acentuación de la desigualdad.

La desigualdad no solo ha aumentado entre clases sociales en los países avanzados, sino también en cada clase social. Dentro de la clase media, se ha reducido el tamaño de la clase media-baja (–1,1 p. p. entre 1985 y 2015) y media-media (–1,8 p. p.), mientras que aumentaba ligeramente la clase me­­dia-alta (+0,4 p. p.).3

En España, el peso de la clase media se ha reducido unos 3,7 p. p. en tres décadas, mientras que el de las clases bajas crecía en la misma proporción. Aun así, la clase media todavía representa el 59,3% de la población en 2017. En Portugal, el 60,1% de la población pertenecía a la clase media en 2015, una proporción similar al promedio de la OCDE.4

  • 3. La clase media baja corresponde a hogares con ingresos entre el 75% y el 100% de la mediana nacional; la clase media-media, a hogares con ingresos entre el 100% y el 150%, y la clase media-alta, a hogares con ingresos entre el 150% y el 200%.
  • 4. Para Portugal no hay datos disponibles para calcular la evolución desde los años ochenta.
En los países avanzados, los ingresos de las clases medias han tendido a estancarse en la última década y a perder peso respecto a los de las clases altas.

Tras aumentar una media del 1,5% anual entre 1985 y 2008, el ingreso mediano de los países avanzados creció un 0,4% anual entre 2008 y 2016.5,6

  • 5. En términos nominales.
  • 6. Los datos disponibles de ingresos para los países avanzados corresponden a la mediana de ingresos del total de la población, que se aproxima mucho a la mediana de ingresos de la clase media según la OCDE. Lo mismo aplica a los ingresos del top 10%, muy similar al de las clases altas.

En cambio, para el 10% con mayores ingresos, se incrementó en un 2,3% anual entre 1985 y 2008, y en un 1,2% anual entre 2008 y 2016. Así, el ritmo de crecimiento de los ingresos medianos fue inferior al de ese 10% de población con mayores ingresos.

Las clases medias de los países avanzados representan la mayor parte del total de ingresos de los hogares (64% en 2015), pero han perdido peso e influencia con respecto a las clases altas, al crecer a mayor ritmo los ingresos de estos últimos.7 El total de ingresos de las clases medias era 3,9 veces mayor que el de las clases altas en 1985, pero disminuyó hasta 2,8 veces en 2015.

A pesar de esta pérdida relativa de ingresos en relación con las clases altas, la clase media disfruta de ingresos más estables que el resto de la población, en parte gracias a una estabilidad del empleo muy superior a la de las clases bajas.8

  • 7. Véase OCDE (2019), «Under pressure: the squeezed middle class».
  • 8. Véase el artículo «El futuro de las clases medias: la tecnología y la demografía las cambiarán, pero no desaparecerán» en este mismo Dossier para más detalle en la evolución y perspectivas del empleo de las clases medias.
En España, los ingresos de la clase media disminuyeron con la crisis, aunque sufrieron, en promedio, menos que el resto de la población; sin embargo, en los últimos años solo han recuperado parte del terreno perdido.

Con la crisis, los hogares de clase media vieron mermados sus ingresos en menor grado que el resto de la población. Concretamente, sus ingresos se redujeron un 8,5% entre 2008 y 2013, mientras que en los hogares de clase baja se redujeron un 13,0% y en los de clase alta, un 13,2%.9

  • 9. Tras la crisis, los ingresos en los hogares de clase media han aumentado un 7,3% entre 2012 y 2017, algo menos que en los hogares de clase baja y alta (+9,7% y +10,0%, respectivamente).

En 2017, un adulto de clase media en España ingresaba en promedio 18.100 euros anuales, tras haber recuperado más de 1.000 euros con respecto al mínimo percibido durante la crisis. Aun así, sus ingresos todavía se situaban algo por debajo del máximo alcanzado antes de la crisis (18.400 euros en 2008).10

  • 10. Datos nominales calculados a partir de los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Véase el siguiente apartado sobre el aumento de costes del nivel de vida de la clase media.
El coste de la vida de la clase media
El coste del nivel de vida de las clases medias ha aumentado en los países avanzados en los últimos 30 años, y la vivienda ha pasado a representar casi un tercio de sus gastos.

La clase media ha seguido disfrutando de un nivel de vida sin privaciones severas en cuanto a las necesidades básicas. Sin embargo, su estilo de vida es cada vez más caro.

En la cesta de consumo de la clase media cada vez pesan menos partidas básicas como la comida y la ropa (acumulan un descenso de 6 p. p. y 4 p. p. entre 1995 y 2015 en el promedio de la OCDE), mientras que aumentan la vivienda (+11 p. p.) y, en menor medida, la sanidad (+3 p. p.).

Así, la vivienda representa la partida más importante del gasto de las clases medias (31,0% del total en 2015), con una subida particularmente marcada en España (32,8% del gasto en 2015, +8,4 p. p. en 20 años) y en Portugal (33,2% en 2015, +15,2 p. p.).

Al aumento de los costes se suma una cierta voluntad de cambio de estilo de vida. Varios estudios apuntan a que el mayor nivel de vida de la clase alta incentiva un aumento del gasto de las clases con menos ingresos, que intentan imitar sus tendencias de consumo.11 Una muestra de este comportamiento es el incremento del «consumo de postureo», es decir, de los gastos en bienes y servicios para mantener un cierto estatus social (por ejemplo, ropa de marca, relojes, coches, etc.).12

Como resultado de todo ello, ha aumentado la proporción de hogares de clase media que se encuentran en una situación de debilidad financiera, con retrasos en los pagos o dificultades para llegar a fin de mes. En particular, la mitad de los hogares de clase media en los países de la OCDE declara tener dificultades para llegar a fin de mes o mantener su nivel de vida.13

  • 11. Véase Frank, R. H., Levine, A. S. y Dijk, O. (2014). «Expenditure Cascades». Review of Behavioral Economics, 1(1-2), 55-73.
  • 12. Véase Currid-Halkett, E. (2017). «The sum of small things: A theory of the aspirational class». Princeton University Press.
  • 13. Véase OCDE (2019), «Under pressure: the squeezed middle class».
En España, los hogares de clase media sufrieron dificultades financieras con la crisis, aunque nuevamente estuvieron más salvaguardados que la clase más baja.14

Durante el peor momento de la crisis, alrededor de un tercio de los hogares de la clase media española llegaron a tener dificultades para afrontar gastos imprevistos o para llegar a fin de mes.

La situación ha mejorado en los últimos años: en 2018, casi un 20,3% de los hogares de clase media declaraba tener dificultades para llegar a fin de mes, ya por debajo del porcentaje de 2008 (26,3%).

Sin embargo, el porcentaje de hogares de clase media que tiene carencias materiales graves en cada momento del tiempo es reducido. Asimismo, el porcentaje que se retrasa en el pago de las facturas de agua, luz o gas, o de los préstamos de consumo, es muy inferior a los de la clase baja. En el momento álgido de la crisis, un 7,8% de los hogares de clase media se retrasaba en el pago de la hipoteca, en comparación con el 21,5% de hogares pobres que lo hacía.

La vivienda en propiedad sigue siendo una característica importante de la clase media española, aunque está aumentando el porcentaje que vive de alquiler.

La mayor parte de la clase media en España sigue teniendo una vivienda en propiedad (79,2% en 2018), una proporción mucho mayor que entre la clase baja (64%).

Sin embargo, en los últimos cinco años, el porcentaje que vive de alquiler ha aumentado en 5 p. p., hasta el 15,5%, en 2018 (el 26% de la clase baja alquilaba su vivienda en ese año).

En 2018, los hogares de clase media que vivían de alquiler destinaban en promedio el 23,5% de los ingresos al alquiler, un esfuerzo financiero superior al de aquellos hogares de clase media con hipoteca (17,6%). Para los hogares de clase media baja, el esfuerzo para pagar el alquiler era aún mayor (26,8% de los ingresos), y se situaba igualmente por encima del porcentaje dedicado a pagar la hipoteca (21,9%).

Los hogares de clase media con hipoteca destinaban un menor porcentaje de sus ingresos al pago de la hipoteca en 2018 que en 2013. En concreto, la cuota hipotecaria en promedio de un hogar de clase media disminuyó de los 512 euros en 2013 a los 451 en 2018, en parte gracias a unas condiciones financieras más favorables.

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