2019: un inicio de año mejor de lo esperado, pero persisten los riesgos bajistas
La expansión de la economía mundial continúa, pero las perspectivas de crecimiento se han moderado. Fruto de la propia madurez del ciclo, la incertidumbre geopolítica, las tensiones comerciales y los lastres temporales sobre economías clave, en los últimos trimestres la actividad global avanza a un ritmo más contenido. Así lo reflejan indicadores como el índice de sentimiento empresarial (PMI) compuesto que, aunque en marzo aumentó ligeramente (52,8 puntos) gracias a la mejora en los servicios, sigue lastrado por la debilidad del sector industrial (el PMI de manufacturas se mantuvo en los 50,6 puntos, rozando el límite de los 50). Este entorno de crecimiento más moderado también se refleja en el nuevo cuadro macroeconómico que el FMI presentó en abril, en el que redujo sus previsiones de crecimiento mundial (del 3,5% para 2019 que manejaba en enero al 3,3%), especialmente entre las economías avanzadas, y mantuvo el balance de riesgos sesgado a la baja. A pesar de esta revisión, y como señala el propio FMI, el ritmo de actividad económica podría mostrar un mejor tono a medida que avance el año, gracias a la pausa en el endurecimiento de la política monetaria de los grandes bancos centrales, el mantenimiento de una política fiscal expansiva en países como China, la distensión en el conflicto comercial entre EE. UU. y China, y el desvanecimiento de los lastres temporales.
Del destensionamiento comercial a la incertidumbre del brexit. En el ámbito comercial, EE. UU. y China están cada vez más cerca de llegar a un acuerdo que favorecería una reducción de la incertidumbre a nivel global. En este sentido, Robert Lighthizer, representante comercial de EE. UU., y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, viajaron a China a finales de abril con la intención de cerrar las negociaciones comerciales entre ambos países. Desde EE. UU. ya se ha anunciado que parte de las negociaciones cubren aspectos como la propiedad intelectual, la transferencia forzosa de tecnología o las barreras no arancelarias. Pero mientras EE. UU. y China encauzan sus tensiones comerciales, la incertidumbre alrededor del brexit se mantiene. En concreto, la UE concedió al Reino Unido una nueva extensión del artículo 50, esta vez hasta el 31 de octubre, con el fin de dejar más tiempo para reconsiderar la estrategia de salida. El Reino Unido tendrá hasta entonces para ratificar el acuerdo de salida, aunque sigue abierto un amplio abanico de posibilidades (desde revocar el artículo 50 en su totalidad y cancelar el brexit hasta una salida sin un acuerdo). No obstante, la extensión reduce los temores a un brexit desordenado (una opción que, además, ha sido rechazada por una amplia mayoría del Parlamento británico).
EUROZONA
La actividad en la eurozona sorprendió al alza en el 1T 2019. En particular, el PIB avanzó un 0,4% intertrimestral, 2 décimas por encima del dato del 4T 2018 y por encima de nuestras previsiones y del consenso de analistas. El dato sorprendió en positivo, ya que los modestos registros de algunos indicadores de sentimiento y los problemas del sector industrial en el primer tramo del año apuntaban a que la moderación de la segunda mitad de 2018 se mantendría en el 1T. De hecho, la economía de la eurozona había pasado de tasas del 0,4% intertrimestral a principios de 2018 a cotas en torno al 0,2% a finales de 2018. Parte de esta ralentización refleja el impacto de un elemento temporal: las disrupciones en el sector de la automoción ante la nueva normativa de emisiones europeas. No obstante, dos factores de carácter más duradero también han lastrado la actividad: la ralentización del comercio mundial y fuentes de incertidumbre de naturaleza política (la resolución del brexit, el conflicto alrededor de la política fiscal italiana o las tensiones comerciales entre EE. UU. y China). En este sentido, a medida que algunos de estos factores vayan a menos en los próximos meses, la eurozona mantendrá un mejor desempeño en la segunda mitad del año. Por países de los que conocemos datos, destacó en positivo España, con un crecimiento del 0,7% intertrimestral (véase la sección de Economía española de este mismo Informe Mensual), y Francia (0,3%). El PIB de Italia aumentó un 0,2% en términos intertrimestrales, un dato modesto pero que se produjo tras dos trimestres consecutivos con crecimientos intertrimestrales negativos. En este contexto, la contención de las presiones inflacionistas de la eurozona (1,4% interanual en marzo, 1 décima por debajo del registro del mes anterior debido, en gran medida, a la desaceleración de la inflación subyacente hasta el 1,0%) sigue apuntando a una recuperación muy gradual de la inflación hacia el objetivo del BCE (~2%) y refuerza la perspectiva de que la institución mantendrá una política acomodaticia en los próximos trimestres.
La dinámica más suave en el crecimiento de la eurozona se mantiene al inicio del 2T. Los PMI de la eurozona siguieron sin repuntar en abril e indican que la región sigue avanzando de forma contenida. En particular, el PMI compuesto de la eurozona se mantuvo en niveles modestos (51,3 puntos en abril, tras los 51,6 puntos de marzo) y decepcionó a las expectativas del consenso de analistas. En el detalle sectorial, el PMI de manufacturas continuó en zona contractiva (47,8 puntos) y el de servicios (52,5 puntos) retrocedió 0,8 puntos. En la misma línea, el índice de confianza del consumidor empeoró ligeramente en abril y se situó en los –7,7 puntos. Se trata de un dato peor de lo esperado y que rompe con una tendencia de mejora entre diciembre y marzo. Así, en su conjunto, los últimos datos sugieren que la economía de la eurozona no ha superado sus lastres temporales en el inicio del 2T.
ESTADOS UNIDOS
Sorpresa positiva del PIB de EE. UU. La actividad económica avanzó un sólido 0,8% intertrimestral (3,2% anualizado) en el 1T 2019, y un 3,2% interanual. Se trata de un avance superior al del trimestre anterior (cuando fue del 0,5% intertrimestral), y que sorprendió en positivo, puesto que se esperaba que tres factores lastrarían la actividad: (i) el cierre parcial de la Administración federal en el mes de enero, (ii) el frío extremo que azotó el norte del país, y (iii) el hecho de que la oficina estadística estadounidense tiende a subestimar el avance del PIB de los primeros trimestres. Por componentes de demanda, la aceleración en el 1T 2019 estuvo apoyada por la demanda externa (ante la mejora de las exportaciones y la caída de las importaciones), las existencias y el consumo público. Elementos, todos ellos, que deberían ir a menos en los próximos trimestres. Por el contrario, el consumo privado y la inversión empresarial, puntales de la demanda interna, ralentizaron sus tasas de avance, lo cual es indicativo de la desaceleración a futuro de la actividad económica estadounidense. Así pues, y a pesar del buen dato, seguimos esperando una desaceleración de la economía estadounidense, aunque algo más gradual de lo que se anticipaba antes de la publicación de los datos: del 2,9% de 2018 al 2,4% de 2019.
Las contenidas presiones inflacionistas apoyan la paciencia de la Fed. Si bien la inflación general repuntó en marzo, la subyacente, más ligada a la evolución de la actividad económica, se mantuvo estable. En particular, la general se emplazó en el 1,9% (4 décimas por encima del registro del mes anterior), en gran parte debido al aumento de los precios de los carburantes. Por su parte, la subyacente, que excluye la energía y los alimentos, se situó en el 2,0% (2,1% en febrero). Este contexto de comedidas presiones inflacionistas respalda la estrategia actual de la Fed de mantenerse paciente en relación con su política monetaria.
EMERGENTES
China se toma un respiro en su senda de desaceleración y anota un avance del PIB del 6,4% interanual en el 1T 2019. El dato, que coincidió con el registrado en el 4T 2018 y se situó algo por encima de lo esperado, reflejó la mejora de la actividad industrial: por componentes de oferta, las manufacturas aceleraron significativamente su crecimiento interanual (del 5,8% en el 4T 2018 al 6,1% en el 1T 2019), en contraste con los servicios (pasaron del 7,6% al 7,0%). El buen registro también se vio apoyado por la disminución de las tensiones comerciales, ante el avance de las negociaciones entre China y EE. UU., y el impacto positivo de las medidas de estímulo monetarias y fiscales acometidas por el Gobierno chino (descritas en la coyuntura del IM04/2019). Así, estas políticas han apaciguado los temores a un aterrizaje brusco a corto plazo y, de cara a los próximos trimestres, cabe esperar que la economía china se desacelere de forma muy gradual, aunque su transición económica es compleja y persisten notables desequilibrios de fondo (como la elevada deuda corporativa).
La economía rusa cerró un 2018 mejor de lo esperado, pero encara un 2019 de desaceleración. En concreto, el PIB de Rusia creció un 2,2% en 2018, ante un cierre de año con avances superiores a los previstos (2,7% interanual en el 4T, frente al 2,2% del 3T). De cara a 2019, no obstante, prevemos que el crecimiento se ralentizará moderadamente hasta cotas por debajo del 2%. La incertidumbre política (con la situación de Ucrania y la amenaza de nuevas sanciones internacionales), un escenario del precio del petróleo que estimamos en ascenso moderado, y el retorno a tasas más en consonancia con el potencial del país apoyarán esta tendencia.