El aumento del precio de los alimentos en España: ¿qué esperar?
El aumento de los precios de los alimentos está siendo más persistente de lo esperado. En este artículo, analizamos los factores que explican este episodio inflacionista y su evolución a corto y medio plazo.
Uno de los principales determinantes de la escalada de precios de los alimentos es el fuerte incremento de los costes de producción en el sector primario y en la industria alimentaria.1 Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el precio de los consumos intermedios del sector primario se incrementó un 31,1% en 2022, principalmente, debido al alza de los precios de energía (59,4%), fertilizantes (74,3%) y piensos y alimento para el ganado (31,7%).
De todas formas, cabe remarcar que en los últimos meses se observa una tendencia a la moderación. Concretamente, los indicadores de precios pagados por los agricultores apuntan a que los costes de producción tocaron techo el pasado mes de agosto. Desde dicho mes hasta enero (último mes con datos disponibles), se observa una caída del 5,4%, gracias al descenso de los precios de la energía (–34,6%) y de los fertilizantes (–4,5%). Así, la evolución de los costes de producción debería quitar presión a los precios de consumo en el sector, aunque se debe remarcar que los costes de producción se mantienen en niveles muy elevados y que las caídas recientes no han deshecho la enorme escalada del pasado año.
- 1. Véase el artículo «Determinantes de la inflación española en 2023: efectos indirectos y alimentos» en el Dossier del IM02/2023.
Otro factor que está empujando al alza los precios de los alimentos es la importante caída de las cosechas agrícolas debido a la sequía. Según datos de Eurostat para España, el rendimiento (toneladas por hectárea) de las cosechas cayó alrededor de un 18% en 2022,2 en línea con la caída en el volumen de precipitaciones anuales, que, según datos de AEMET, fueron de alrededor de 537 litros/m², un 16% por debajo del promedio histórico.
Esta menor producción agrícola también ha presionado los precios al alza. Tal y como se muestra en la tabla, la caída de producción en España durante el año 2022 fue muy generalizada. Tan solo en el caso de la producción en viñedos (+1,9%) y de patata (–7,0%) se evitaron caídas de dos dígitos.
Además, las caídas de producción parecen estar persistiendo en lo que llevamos de 2023, debido a que la sequía que se vive en España no parece tocar a su fin (el mes de marzo fue el más seco del siglo XXI y el volumen de lluvias en abril está siendo pírrico). Por ello, es muy probable que la escasez de la producción continúe presionando los precios de los alimentos domésticos en los próximos meses.
- 2. Datos estimados a partir de las cifras de producción y área de cultivo de cereales, leguminosas, tubérculos, frutales y producción de viñedos. No hay datos disponibles para 2022 de aceitunas ni de verduras frescas.
En un contexto de menor oferta doméstica, gana relevancia el desempeño de otros países productores de alimentos en la UE.3 En este caso, se observa que los precios de parte de los productos agroalimentarios en la Unión parecen haber cambiado de tendencia y, de hecho, presentan una caída en los últimos meses. Las caídas de precio en lo que va de año (datos hasta marzo) son apreciables en los cereales (–14,3%) y en productos lácteos (–12,5%). También han roto su tendencia alcista los precios de aceites vegetales (caen un 3,2% en 2023), aunque se mantienen en niveles muy elevados. La excepción la encontramos en los precios de la carne, que en 2022 fueron los que mostraban un desempeño menos extremo, pero los últimos meses han vuelto a repuntar y, con ello, en marzo acumulaban un aumento de cerca del 80% con respecto a diciembre de 2020.
- 3. En este sentido, las importaciones españolas de productos agroalimentarios no procesados crecieron un 20,5% interanual en la segunda mitad de 2022, mientras que las exportaciones cayeron un 8,6% interanual en el mismo periodo.
Una de las claves para adelantar la dinámica de precios de los alimentos para los próximos meses es la transmisión de los precios de origen a los precios de consumo, pasando por los precios de producción de la industria alimentaria.
Tal y como se muestra en el tercer gráfico, el incremento acumulado desde el cierre de 2020 de los precios en origen ha sido de alrededor del 63% tanto en la UE (datos hasta marzo) como en España (datos hasta enero). En este sentido, la inercia alcista de los precios domésticos de la UE se ha frenado, mientras que la de España, afectada por la sequía, todavía no. La transmisión de estas alzas a los precios de producción de la industria alimentaria y a los precios de consumo ha sido parcial. Concretamente, estos acumulan un aumento del 36% y del 26%, respectivamente.
Si bien la transmisión de precios no tiene que ser pareja entre el origen y el consumo, el hecho de observar diferencias todavía importantes sugiere que aún podría quedar cierto margen de transmisión a los precios finales.4 Al efectuar este mismo análisis separando por tipo de producto, los datos apuntan a que la transmisión entre precios de origen y consumo tiene mayor recorrido para productos cárnicos. Por el otro lado, el recorrido para cereales (y derivados), productos lácteos y, sobre todo, aceites parece más escueto.
- 4. Una transmisión completa del aumento de costes a precios de consumo no implica que el incremento de precios de origen replique sobre los precios de consumo (transmisión 1:1), si no que depende del peso de los consumos intermedios en la producción de cada empresa.