Sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones
El desequilibrio de las cuentas de la Seguridad Social ha ido aumentando desde 2010. De hecho, se prevé que la brecha entre ingresos y gastos sea del 1,0% del PIB en 2014. El Gobierno dispuso de 14.000 millones de euros del Fondo de Reserva de la Seguridad Social en 2014 para hacer frente al pago de las pensiones y prevé en los Presupuestos de la Seguridad Social utilizar 8.500 más en 2015.
Esta situación viene dada tanto por el descenso de las cotizaciones sociales, de carácter más coyuntural, como por el aumento del gasto en pensiones, más estructural y debido tanto al mayor número de pensionistas como al aumento del importe de la pensión media. Una muestra del envejecimiento de la población española es que el número de pensionistas ha pasado de 7,7 millones en 2008 a 8,4 en el 3T 2014. Asimismo, el importe de la pensión mensual media aumentó de 725 euros en 2008 hasta 877 euros en 2014, superando los 1.000 euros en el caso de las pensiones de jubilación contributivas (véase el primer gráfico).
Las reformas del sistema de pensiones aprobadas recientemente deberían aumentar la sostenibilidad del sistema. Concretamente, la reforma de 2011 ayuda a contener el gasto en pensiones al aumentar progresivamente la edad de jubilación de 65 a 67 años y el número de años incluidos en la cuota de 15 a 25. Dado que su implementación está diferida en el tiempo, el impacto tardará en observarse.
La reforma de 2013 también introduce elementos que deberían ayudar a reequilibrar las cuentas de la Seguridad Social. En primer lugar, añade un factor de equidad generacional que tiene en cuenta la esperanza de vida en el cálculo de las pensiones (se implementará a partir de 2019). Asimismo, añade un factor de revalorización anual de las pensiones que empieza a aplicarse por primera vez en 2015. Este índice modula la revalorización de las pensiones en función de los flujos presupuestarios de la Seguridad Social y el ciclo económico, buscando un equilibrio a medio plazo entre ingresos y gastos, aunque establece también un incremento mínimo (0,25%) y uno máximo (inflación +0,5%). Para 2015, el resultado de la determinación del Índice de Revaloración de las Pensiones que equilibraría ingresos y gastos estaría por debajo del 0,25% según cálculos de la AIReF. Así pues, el Gobierno ha aplicado la subida mínima establecida por ley (0,25%), resultado que, dadas las perspectivas económicas a medio y largo plazo, es probable que se repita los próximos años.
La evolución prevista a medio plazo (2015-2020) de ingresos y gastos de la Seguridad Social muestra cómo la brecha debería cerrarse gradualmente (véase el segundo gráfico). Los mecanismos adoptados permiten, pues, un cierto ajuste. Sin embargo, la AIReF ha dado un toque de alerta sobre las previsiones de ingresos del Gobierno para dicho período, que encuentra demasiado optimistas (las de gasto parecen más realistas ya que son más fáciles de prever). Además, su cálculo, que modeliza la evolución de las cotizaciones sociales así como el número de pensiones y la tasa de sustitución entre pensiones salientes y entrantes, revela necesarios unos ingresos adicionales equivalentes al 1,0% del PIB anual durante 2015-2020.
En resumen, si bien las reformas ayudan a la sostenibilidad del sistema, la brecha entre ingresos y gastos no se elimina completamente. El Gobierno prevé conseguir más ingresos con la introducción de las retribuciones en especie, el nuevo sistema de liquidación directa (CRETA) y la lucha contra el fraude (medidas previstas en los Presupuestos de la Seguridad Social para 2015). El balón aún está en juego.