EUR/GBP

Las expectativas macrofinancieras para la economía británica apuntan a que la paulatina apreciación de la libra esterlina frente al euro y al resto de sus principales pares en los últimos trimestres debería prolongarse. Por un lado, el cambio de Gobierno en el Reino Unido debería suponer mayor estabilidad y crecimiento económico, con este último además coyunturalmente en mejor momento que en la eurozona. Esto, a su vez, debería favorecer la demanda de GBP a través de un mejor saldo por cuenta corriente (en no poca medida, por unas mejores relaciones comerciales con la UE) y una mayor atracción de inversión extranjera directa y de flujos de cartera. El principal riesgo a la baja para la GBP es que la desinflación pueda no seguir su curso si el crecimiento salarial en el Reino Unido se mantuviera en las actuales tasas, elevadas tras años de erosión del poder adquisitivo de las familias.

30 de julio de 2024
EUR/GBP
  • La libra esterlina (GBP) se ha mantenido en su cruce con el euro en un rango entre 0,83 y 0,90 euros desde 2021. No obstante, si con el aumento generalizado de la inflación en 2022 experimentó una tendencia depreciadora, desde el inicio de 2023 hasta hoy ha mostrado una paulatina tendencia apreciadora frente al euro, explicada principalmente por la convergencia de las tasas de inflación de ambas economías, lo que no debería revertirse en los próximos meses.
  • Además, la GBP se encuentra, en términos efectivos reales frente a sus principales pares, en torno a su nivel de equilibrio de los últimos 20 años, tras un largo proceso de apreciación tras el shock del Brexit. Esto, unido a las perspectivas macrofinancieras, apuntan a estabilidad o a una muy paulatina apreciación.
  • En su cruce con el euro, el diferencial de crecimiento económico debería favorecer a la libra, toda vez que el Reino Unido está experimentando una mejoría mientras que la eurozona parece instalada en la atonía. No obstante, esta variable no muestra una gran relevancia en los principales modelos de fair value.
  • Por otro lado, el cambio de Gobierno en el Reino Unido debería suponer mayor estabilidad y favorecer el crecimiento económico y la demanda de divisa, a través de unas mejores relaciones con la UE, un mejor saldo por cuenta corriente y una mayor atracción de inversión extranjera directa y de flujos de cartera.
  • Finalmente, el crecimiento salarial y su efecto de segunda ronda en la inflación será una de las variables clave para el comportamiento de los bancos centrales en ambas economías, que han experimentado un escaso crecimiento de la productividad y una erosión de poder adquisitivo de los salarios en los últimos trimestres. Aunque en ambos casos se espera que el crecimiento salarial se modere en el próximo año, el BoE afronta mayores ritmos de crecimiento que el BCE, mientras que la debilidad del mercado laboral británico es levemente mayor que la de la eurozona.
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