En 2023, la riqueza neta de los hogares portugueses alcanzó 855.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 6% respecto a 2022 y alrededor del 28% si lo comparamos con 2019. Un movimiento menos pronunciado se produjo en la riqueza neta real, que, a precios de 2019, avanzó un 1,6% interanual y se situó un 12% por encima del nivel de 2019. A su vez, la riqueza neta real por familia también ha evolucionado favorablemente, situándose al cierre de 2023 un 9,6% por encima del valor de 2019.

La apreciación del mercado inmobiliario ha sido el principal responsable del aumento de la riqueza nominal, ya que, desde finales de 2019, los precios de la vivienda han crecido un 45%. Otro factor que ha incidido en el avance de la riqueza neta ha sido la caída de los pasivos financieros.

La vivienda es el principal destino de la riqueza de las fa­­milias portuguesas; no solo representa el 51% de la riqueza total, sino que ha visto aumentar su peso alrededor de 3 p. p. desde 2019. Dentro de la riqueza financiera, destacan los depósitos, que representan el 48% del patrimonio financiero y el 23% del patrimonio total.

A principios de 2024, el BCE comenzó a publicar estadísticas relativas a la riqueza de las familias, lo que permitió un análisis más detallado de los datos, en particular con la clasificación de los hogares por percentiles de riqueza y por su situación en el mercado laboral.

Con datos de 2023, se observa que el nivel de concentración de la riqueza en el 10% de la población con mayor riqueza neta en Portugal es similar al de la eurozona: más de la mitad de los activos se concentran en este 10% de la población. Entre el 50% de la población con menor riqueza, el porcentaje de activos poseídos es mayor en Portugal que en la eurozona y no se observan cambios significativos desde 2019. Cabe mencionar que en 2023 los activos totales disminuyeron un 1,5% respecto a 2022, pero aún se encuentran un 15,4% por encima del nivel de 2019, debido, principalmente, a la apreciación de casi un 13% de los activos inmobiliarios.

Sin embargo, los pasivos se concentran en la población con menor riqueza neta: el 40% de los préstamos para la compra de vivienda se concentra en este segmento, así como el 42% de otros tipos de crédito, principalmente crédito al consumo. También fue en el rango de riqueza más bajo donde hubo un aumento de los pasivos con relación a 2022: más de 945 millones de euros, de los cuales 649 millones fueron para la compra de vivienda.

En Portugal, el peso de la vivienda en la riqueza de las familias con menor riqueza neta es sustancialmente mayor que en el conjunto de la eurozona, del 75% frente al 63%, lo que también explica que los pasivos sean mayores en este grupo de población. A su vez, los activos financieros, sobre todo los depósitos, representan solo el 21% de los activos de la mitad menos rica de las familias portuguesas, lo que contrasta con el 33% de media en la eurozona. El resto de la riqueza, similar en Portugal y en la eurozona, se refiere a activos financieros y no financieros asociados con actividades comerciales o profesiones liberales.

Los datos de riqueza familiar, teniendo en cuenta la situación del mercado laboral, muestran que la distribución de activos y pasivos es similar en Portugal y en la eurozona en el caso de los ocupados, si bien la proporción de riqueza en manos de la población jubilada es más alto en la eurozona que en Portugal: en concreto, los jubilados portugueses concentran el 23% del total de activos, alrededor de 6 p. p. menos que en la eurozona. La situación opuesta se observa entre los trabajadores autónomos, que en Portugal poseen el 22% de los activos familiares, alrededor de 2 p. p. más que en la eurozona.

En cuanto a los pasivos, se concentran mayoritariamente en las personas ocupadas: en Portugal, alrededor del 70% de los pasivos totales corresponde a este grupo, que son los que cuentan con mayor capacidad para el pago de las deudas. Adicionalmente, se observa que el pasivo de las personas en situación de desempleo es bastante bajo: solo el 2,8% de los pasivos está en manos de estas personas.

Las familias portuguesas han aumentado su riqueza en los últimos años y no muestran diferencias significativas en su distribución por nivel de riqueza o situación laboral respecto a la eurozona. Solo la proporción de pasivos asumidos por la mitad de la población con menos riqueza es relativamente mayor en Portugal. Esto seguramente refleja el esfuerzo para la compra de vivienda en años recientes por parte de este segmento de la población, más joven y aún sin una gran acumulación de activos.