Financiación en francos suizos en la Europa emergente: un riesgo acotado

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10 de marzo de 2015

La decisión del Banco Central de Suiza de suspender, el pasado 14 de enero, el límite de flotación del franco suizo frente al euro tuvo como resultado inmediato una sensible apreciación de la moneda helvética frente a las principales divisas, entre ellas las de Europa central. Así, desde esa fecha, la corona croata ha perdido un 14% de su valor frente al franco suizo; el lev búlgaro, un 13%; el esloti polaco y el leu rumano, un 12%; y el florín húngaro, un 10%. Esta depreciación ha recordado una práctica que a veces se olvida: ciertos países de la Europa emergente han tendido a utilizar profusamente los créditos en divisa extranjera (entre ellas, el franco suizo) tanto a particulares como a empresas. El caso más extremo es el de Croacia, donde cerca del 75% del crédito total está instrumentado en créditos denominados en divisa extranjera, mientras que Bulgaria, Rumanía, Hungría y Polonia se mueven en proporciones que van del 40% al 60% del crédito total. En esta tesitura, algunas voces han alertado sobre la posibilidad de que la apreciación del franco suizo provoque dificultades de pago de estas deudas.

Afortunadamente, este diagnóstico alarmante queda matizado cuando se amplía el foco del análisis y se incorporan más datos. El error más habitual ha sido considerar que todos los países han aprovechado el recurso de la financiación barata en francos suizos en la misma medida. Aunque los datos que proporcionan los bancos nacionales no siempre son exhaustivos, la divisa usada mayoritariamente para la financiación en Croacia, Bulgaria y Rumanía, y también para los créditos corporativos en Hungría,1 ha sido el euro, no el franco suizo. Así pues, dado que las divisas de estos países se han apreciado frente al euro, la amenaza cambiaria se disipa notablemente. El riesgo se mantiene, no obstante, en el crédito a hogares de Hungría y Polonia, que sí se han financiado ampliamente en francos suizos.2

En ambos casos, ciertos factores mitigan el efecto de la depreciación de sus monedas nacionales. Así, con el fin de reducir el elevado grado de exposición al riesgo de cambio de los créditos de las familias, en Hungría se introdujo una normativa altamente polémica por su efecto adverso sobre la banca, que determina que el tipo de cambio aplicado entre el florín y el franco suizo sea el vigente en noviembre de 2014. Asimismo, los bancos húngaros realizaron en su día la co­­bertura del riesgo de cambio, con lo cual el impacto de la depreciación del florín queda cubierto. En cuanto a Polonia, el factor clave que reduce el efecto de la apreciación del franco suizo es de tipo contractual, ya que la mayoría de créditos tienen cláusulas de revisión que establecen que el tipo de interés hipotecario pagado en francos suizos siga de cerca al interbancario de la divisa helvética. Puesto que este último ha evolucionado a la baja desde la flotación del franco (específicamente, el tipo hipotecario podría pasar del 2% al 1%, aproximadamente, si se mantiene el diferencial actual), el menor coste financiero paliará, en parte, el aumento del nominal de las deudas derivado de la depreciación del esloti.

Para concluir, un elemento adicional que debería matizar los temores sobre el efecto de la apreciación del franco suizo es que la situación de solvencia bancaria de los cinco países se sitúa en cotas razonables (véase el segundo gráfico). Con todo, conviene no bajar la guardia, ya que no sería la primera vez que episodios de elevada volatilidad en las divisas acaben poniendo en aprietos al sistema bancario.

1. En Bulgaria, la práctica totalidad del crédito en divisas es en euros, mientras que, en Croacia y en Rumanía, la proporción es de aproximadamente el 90%. En Hungría, un 83% del crédito corporativo en divisas es en euros. No se dispone de cifras detalladas para Polonia, pero sería razonable asumir que su patrón no difiere del de otras economías centroeuropeas, de manera que la opción mayoritaria sería el euro para los créditos a empresas.

2. En Hungría, un 90% de los créditos a los hogares en divisas son en francos suizos, mientras que, en Polonia, la proporción de financiación hipotecaria en francos suizos es del 80% de las hipotecas en divisas (no hay datos de otras modalidades de créditos a las familias).

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