La población activa en perspectiva
La población activa depende de dos factores: la población en edad de trabajar y el porcentaje que está activo (tasa de actividad). Las dinámicas recientes de ambas variables por grupos demográficos (nacionalidad, edad y género) nos ayudarán a entender la caída de la población activa y a proyectar su evolución a medio plazo.
El reparto del descenso de la población activa entre 2011 y 2015 por nacionalidades (véase el primer gráfico) desvela el protagonismo de la extranjera, mientras que la española experimentó un ligero retroceso y la de doble nacionalidad, un aumento. No obstante, la leve caída de la población activa española enmascara una evolución muy dispar por género y por edad (véase el segundo gráfico). El menor peso de las generaciones jóvenes determinó el descenso de la población activa en la franja entre 25 y 34 años.1 Por otro lado, la tasa de actividad del grupo entre 16 y 24 años cayó significativamente, lo que resultaría positivo si más adelante comportara una fuerza laboral más formada. Este repliegue de la población activa joven se compensó con el despliegue de la de los más mayores, que aumentó porque también lo hicieron el volumen de población en esta franja de edad y la tasa de actividad de las mujeres de más de 35 años y de los hombres de más de 55.
A partir de las proyecciones de población del INE y de tres hipótesis distintas sobre la tasa de actividad, se pueden estimar tres escenarios para la tendencia de la población activa en los próximos cinco años (véase el tercer gráfico).2 El primero asume que las tasas de actividad se mantienen constantes en el nivel de 2015. Como resultado del envejecimiento demográfico, la población activa caería en más de 800.000 personas hasta 2020. El segundo contempla un ligero aumento de la tasa de actividad de las mujeres de mediana edad y sobre todo una subida de la tasa de actividad de los individuos mayores de 55 años, con lo cual se acercaría al patrón observado en otros países de la eurozona. Este escenario, que consideramos el más plausible, supondría un incremento de la población activa de 400.000 personas. El tercero implica mayores ascensos de las tasas de actividad y, consecuentemente, de la población activa. De este ejercicio se desprende que, a pesar de que el peso de la población joven disminuirá, los incrementos esperados de la tasa de actividad de los grupos de más edad, especialmente de las mujeres, hará que la población activa en conjunto siga aumentando a medio plazo.
1. La emigración apenas contribuyó a este descenso.
2. En los tres escenarios, el cambio de la población de más de 16 años entre 2015 y 2020, de 100.000 personas en total, viene determinado por las proyecciones del INE. Las hipótesis de la tasa de actividad se llevan a cabo por el total de 30 grupos del análisis: el cruce de cinco tramos de edad (16-24, 25-34, 35-44, 45-54 y 55+), tres nacionalidades (española, doble y extranjera) y dos géneros (hombre y mujer).