El impacto de la demografía sobre el mercado laboral: ¿desafío superable?

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16 de febrero de 2017

A menudo la demografía se menciona como uno de los factores que afectará negativamente al crecimiento de la eurozona. Concretamente, pre­­ocupa la reducción de la población en edad de trabajar: en la eurozona, esta empezó a disminuir en 2010, y en los últimos cinco años presenta un ritmo de descenso del 0,16% anual en promedio.

Las previsiones demográficas indican que la población de la eurozona, que aumentó de los 332 millones en 2010 has­­ta los 335 millones en 2015, se reducirá ligeramente has­­ta los 333 millones en 2020 si no se producen flujos mi­­gratorios en términos netos.1 Sin embargo, no todos los grupos de edad tendrán la misma evolución: el número de in­­dividuos en edad laboral, entre 15 y 64 años, se reducirá a una velocidad superior: entre 2015 y 2020 disminuirá un 0,3% anual en promedio. Así, el porcentaje de población en edad laboral sobre el total se reducirá de manera significativa en este breve periodo, del 65,1% hasta el 63,5%. La disminución de la población en edad de tra­­bajar se espera que sea generalizada en todos los países de la eurozona y es preocupante puesto que, entre otras cosas, podría re­­du­­cir el crecimiento si no aumenta el incremento de la pro­­ductividad, o no aumentan los flujos mi­­gra­­torios o la participación laboral.

Centrándonos en los flujos migratorios, según las proyecciones de la Comisión Europea, estos permitirán que la po­­blación en edad laboral en el conjunto de la eurozona aumente en un 1,6% entre 2015 y 2020. Sin embargo, las diferencias entre países son importantes. En algunos países, las salidas netas de inmigrantes podrían reducir la población en edad laboral todavía más, como en España (–1,6%) o en Portugal (–1,4%). En cambio, se espera que la inmigración la aumente en Alemania un +2,5% y en Italia un +4,6%. Hay que tener en cuenta que hay mucha incertidumbre respecto a los flujos migratorios, ya que tanto factores económicos como geopolíticos pueden modificarlos rápidamente.

La preocupación sobre la posible reducción de la población en edad laboral queda todavía más matizada cuando se tiene en cuenta la posible contribución de una mayor participación laboral. Un 72,5% de la población en edad laboral (unos 158 millones) estaba empleada o buscando empleo en 2015. Un aumento de la tasa de participación de 1,0 p. p. entre 2015 y 2020, hasta el 73,5%, mantendría el nivel de población activa constante (véase el segundo gráfico).2 De hecho, la Comisión Europea prevé que para el conjunto de la eurozona la participación alcance el 73,6% en 2020, lo que supondría un ligero aumento de la población activa. Las mujeres de todas las edades y los trabajadores entre 55 y 64 años son los que aumentarán más su participación laboral, hasta el 68,7% (+2,5 p. p.) y el 63,3% (+8,5 p. p.) respectivamente, aunque todavía podrían hacerlo más, si las comparamos con la participación de los hombres (78,5% en 2020) y de las personas entre 25 y 54 años (86,1%). También en este ámbito las diferencias entre países seguirán siendo importantes y, en algunos de ellos, el margen para aumentar la tasa de participación seguirá siendo amplio. Italia, un país en el que históricamente ha sido difícil combinar trabajo y familia para las mu­­jeres, la tasa de participación laboral femenina prevista, del 56,6% en 2020, seguirá siendo muy baja. Por su lado, Francia continuará con una baja participación entre las personas de más de 54 años, con una tasa del 55,4% en 2020, debido a su temprana salida del mercado laboral, muy anterior que en otros países vecinos.

1. Todas las proyecciones mencionadas en este artículo se han calculado a partir de las previsiones de la Comisión Europea «The 2015 Ageing Report», que utiliza las proyecciones de población de Eurostat EUROPOP2013.

2. Incluyendo la contribución de la inmigración.

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