Las exportaciones y la calidad del empleo
La recuperación de la economía española, además de por su vigor en términos de crecimiento del PIB, se caracteriza también por el auge de las exportaciones de bienes y servicios, que han aumentado su peso en el PIB desde el 25,6% de 2010 al 34,4% de 2017, y el fuerte crecimiento del empleo (+1,9 millones de ocupados desde el 2T 2014). En un Focus anterior,1 analizamos el efecto positivo de las exportaciones sobre la cantidad de empleos creados. En este artículo, analizamos si el auge de las exportaciones también está ayudando a mejorar la calidad del empleo.
Para analizar esta cuestión, clasificamos los 54 sectores de actividad de bienes y servicios que figuran en la Encuesta Industrial de Empresas y la Encuesta Anual de Servicios en el año 2015 (última encuesta disponible) según su intensidad exportadora, entendida esta como el porcentaje de las ventas al exterior sobre el total. Seguidamente, a partir de los datos de la EPA, calculamos la calidad del empleo en dichos sectores. En primer lugar, observamos que existe una relación positiva entre la calidad del empleo y la propensión exportadora de los sectores. Es decir, los sectores con una propensión exportadora superior a la media tienen menor temporalidad, mayor proporción de trabajadores a tiempo completo y menor proporción de trabajadores a tiempo parcial involuntarios y de trabajadores que querrían trabajar más horas.
Esta diferencia de calidad del empleo entre sectores según su intensidad exportadora es mayor en el ámbito de los proveedores de servicios que en el de los productores de bienes. Los sectores manufactureros son más homogéneos entre sí en términos de intensidad exportadora y también en cuanto a la calidad del empleo (que, en general, es superior a la de los servicios). Por ejemplo, en 2017, la tasa de temporalidad en los sectores manufactureros era del 20,9% frente al 28,4% observada en los servicios. Dentro de los servicios, sin embargo, conviven sectores muy abiertos a la exportación, como los sectores relacionados con el turismo (transporte aéreo, alojamiento y agencias de viajes) o los sectores de alto valor añadido (programación, consultoría e informática, servicios técnicos de arquitectura e ingeniería) con otros que son más difícilmente exportables (servicios jurídicos, actividades inmobiliarias, servicios a edificios y jardinería). Así, en 2017, ponderando por número de empleados, la temporalidad media de los 12 sectores de servicios con una mayor intensidad exportadora fue del 25,6%, mientras que en los 20 sectores menos exportadores fue del 29,5%; la proporción de empleo a tiempo completo fue del 89,9% frente al 77,2%; la tasa de personas empleadas a tiempo parcial de forma involuntaria, del 46,6% frente al 58,8% (diferencial de 12,2 p. p.), y la proporción de empleados que querrían trabajar más, del 8,5% frente al 17,1% (diferencial de
8,7 p. p.). Estas diferencias sugieren que existe un impacto positivo de la internacionalización empresarial en la calidad del empleo.
Una vez constatado que los sectores con mayor intensidad exportadora cuentan con empleos de mayor calidad, analizamos si el proceso de internacionalización de las empresas españolas está espoleando la generación de puestos de trabajo de mayor calidad. En este sentido, observamos que el aumento de la temporalidad en los primeros años de la recuperación también fue más moderado en los sectores más exportadores. Sin embargo, sorprende el hecho de que el dinamismo de los sectores exportadores, que como hemos visto suelen generar empleos de mayor calidad, no se esté traduciendo en una mejora de la calidad del empleo a nivel agregado. Ello se explica por el hecho de que, en los sectores más exportadores, el aumento de la cifra de negocios se sustenta en mejoras de la productividad laboral y no tanto en el crecimiento del empleo. En concreto, los 12 sectores con una mayor intensidad exportadora fueron responsables del 61% del crecimiento de la cifra de negocios entre 2013 y 2015, pero, en cambio, solo generaron un 21% de los empleos. No obstante, con una perspectiva temporal más amplia, es de esperar que, con la consolidación de la recuperación y de la competitividad exportadora, la mayor productividad acabe por traducirse en una mejor calidad del empleo a nivel agregado.
1. Para un análisis de la cantidad de empleos atribuibles al crecimiento de las exportaciones, véase el Focus «El efecto positivo de las exportaciones sobre la creación de empleo» del IM02/2018.