¿Qué significará el ‘de-risking’ para la UE?

De-risking, decoupling, fracturing, reshoring, nearshoring, friendshoring… ¿cómo entender la nueva era de la globalización?

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9 de noviembre de 2023
Cadena amarilla. Photo by Possessed Photography on Unsplash

Tras décadas de rápida expansión del comercio global, en parte impulsada por la integración de China en la economía mundial, la última ola de globalización ha ido perdiendo fuelle. Numerosos factores explican esta ralentización, entre ellos el desvanecimiento de ciertas ventajas comparativas, como el diferencial de costes salariales, a medida que se desarrollaban los nuevos centros globales de producción, particularmente en el continente asiático.1 A estas macrotendencias, en la última década se ha sumado el aumento de las tensiones geopolíticas y de la incertidumbre hacia las políticas comerciales. Todo esto ha hecho resurgir las discusiones en torno a conceptos como la seguridad económica y ha comportado cambios profundos en las políticas económicas de las mayores potencias comerciales del mundo.

En 2015, las autoridades chinas presentaron el plan Made in China 2025 con el objetivo de aumentar la producción del país en sectores estratégicos. En 2022, se aprobaron en EE. UU. el Inflation Reduction Act y el Chips and Science Act, unos paquetes de estímulo económico para impulsar la industria estadounidense en las dimensiones verde y digital. En la UE, la nueva «autonomía estratégica» se ha materializado, desde la pandemia, en el lanzamiento de programas de inversión a gran escala, como el Next Generation EU o el RePowerEU.2 Este regreso de la política industrial se da al mismo tiempo que van aumentando las barreras a los flujos comerciales y de capitales, y se revisan leyes de seguridad nacional, de propiedad intelectual y los mecanismos de control de los flujos de inversión.

  • 1. Véanse los Focus «¿Quo vadis, globalización? (I y II)» en el IM10/2023.
  • 2. En cada una de estas regiones, se estima que los programas llegarán a cientos de millones de dólares. Véase Zenglein, M. J. y Holzmann, A. (2019), «Evolving Made in China 2025 – China’s industrial policy in the quest for global tech leadership», MERICS, Papers on China n.º 8, y Franco-German Council of Economic Experts (2023), «Joint Statement – The Inflation Reduction Act: How should the EU react?”.
Incertidumbre sobre la política comercial
‘De-risking’, ‘decoupling’, ‘fracturing’, ‘reshoring’, ‘nearshoring’, ‘friendshoring’… ¿cómo entender la nueva era de la globalización?

Los múltiples shocks que hemos sufrido en los últimos años han hecho que las interdependencias entre economías estén bajo revisión. En ediciones anteriores de este mismo informe, hemos visto cuán importantes son las interdependencias entre las economías europeas, asiáticas o la estadounidense, especialmente en las manufacturas y particularmente en sectores como la electrónica, la maquinaria, el transporte o las industrias química y farmacéutica.3 Por un lado, la eclosión de China como «fábrica del mundo» en el ámbito de la electrónica transformó profundamente las cadenas de valor del sector, pasando de una posición prácticamente irrelevante desde el punto de vista de la producción a dominar sin rodeos las cadenas de valor (véase el segundo gráfico). Por otro lado, EE. UU. logró reforzar su liderazgo tecnológico (véase el elevado valor añadido que genera su industria en el tercer gráfico), a pesar de la deslocalización de una parte significativa de la producción a Asia y, en particular, a China.

  • 3. Llegamos a concluir, por ejemplo, que la «huella electrónica» de China en las mayores economías avanzadas y emergentes era tan importante como la «huella energética» de Rusia en la UE.
Origen del valor añadido de la demanda global en el sector de la electrónica
Intensidad tecnológica de la cadena de valor de cada país en el sector de la electrónica

Este sector es un buen ejemplo de la encrucijada en la que se encuentra la UE en un contexto de crecientes tensiones comerciales, dependiente por un lado de la capacidad productiva de un socio comercial como China y, por otro, de la pujanza innovadora de EE. UU.

Estas «dependencias», sin embargo, van en sentidos distintos y poseen múltiples dimensiones. Si el análisis de las cadenas de valor globales se hace de manera parcial (por ejemplo, sin considerar las relaciones entre sectores), se puede producir una visión distorsionada de las dependencias de una región. Y lo mismo pasa si no se consideran factores como la concentración geográfica de la producción, la escasez de determinados productos o el nivel de sustituibilidad entre factores productivos.4

En este contexto, la UE ha propuesto en los últimos meses una Estrategia Europea de Seguridad Económica centrada en minimizar los riesgos derivados de las dependencias comerciales en un contexto de aceleración del cambio tecnológico y que también busca mantener la apertura y promover el dinamismo de la economía comunitaria. Este nuevo enfoque se ha traducido en la aparición de una nueva jerga: el de-risking (o minimización de riesgos) ha venido en parte a sustituir una discusión anterior, más enfocada en el decoupling (o desacoplamiento) o el friendshoring (la deslocalización de la producción hacia países aliados). En este sentido, la Comisión Europea ha publicado recientemente una recomendación5 que, entre 10 tecnologías críticas, señala cuatro ámbitos prioritarios donde considera más probable que haya riesgos sensibles e inmediatos: las tecnologías avanzadas de semiconductores, las tecnologías de inteligencia artificial, las tecnologías cuánticas y las biotecnologías.6 Además, la recomendación defiende que la evaluación de riesgos se base, entre otros factores, en un análisis exhaustivo de la cadena de valor de las tecnologías, así como en la identificación «de amenazas y actores de amenazas» y en factores geopolíticos.

  • 4. Véase, en este ámbito, BCE (2023), «The EU’s Open Strategic Autonomy from a central banking perspective – Challenges to the monetary policy landscape from a changing geopolitical environment», International Relations Committee Work stream on Open Strategic Autonomy, n.º 311.
  • 5. Véase el documento «Recomendación sobre ámbitos tecnológicos críticos», publicado por la Comisión Europea el 3 de octubre de 2023.
  • 6. Los otros seis ámbitos tecnológicos considerados críticos incluyen: la conectividad avanzada, navegación y tecnologías digitales; las tecnologías de detección avanzada; las tecnologías espaciales y de propulsión; las tecnologías energéticas; la robótica y sistemas autónomos, y los materiales avanzados, tecnologías de fabricación y reciclaje. La selección de tecnologías donde la evaluación de riesgos se considera prioritaria se basó en criterios como la naturaleza «habilitante y transformadora» de la tecnología o el riesgo de fusión civil y militar.
El ‘de-risking’ de la UE en la doble transición: se buscan ‘chips’, tierras raras, inversión y acuerdos de comercio

De la misma manera que las interdependencias actuales son el resultado de décadas de integración económica global y han producido numerosos beneficios para todas las partes, la minimización de riesgos y vulnerabilidades en las cadenas de valor no será una tarea de corto plazo y acarreará costes. En esta nueva fase de la globalización, quizás más que nunca, el diablo estará en los detalles. Si la batalla por el liderazgo tecnológico (y los consiguientes beneficios geopolíticos) sigue activa, es posible que asistamos a un replanteamiento gradual de las cadenas de valor globales. El caso de la electrónica ilustra bien los retos y las prioridades de la UE en este entorno: para minimizar los riesgos asociados a las dependencias exteriores, el bloque quiere seguir fomentando la inversión en nuevas tecnologías mediante estrategias y programas definidos a nivel comunitario, al mismo tiempo que evita, en la medida de lo posible, una escalada proteccionista. Por otro lado, los retos de la transición energética y digital ponen en evidencia la importancia de garantizar el acceso continuado a mercados y productos con potencial de generar cuellos de botella transversales a varias tecnologías o sectores, como los chips o las tierras raras. En los casos en los que la distancia de la frontera tecnológica o de las fuentes de extracción no den más margen de maniobra, la intención es que la diplomacia económica sea la mejor arma de de-risking en un entorno de crecientes tensiones geopolíticas, mediante la búsqueda de foros de diálogo multilaterales y de nuevos acuerdos de comercio que faciliten una diversificación gradual y eficaz de las cadenas de valor europeas.

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