El sol (aún) brilla en Portugal
El turismo ha sido siempre un sector de gran importancia para la economía portuguesa y, en los últimos años, esta relevancia ha aumentado. El sector, que concentra el 10% del empleo, ha registrado un fuerte crecimiento en los últimos años, muy por encima del conjunto de la economía. Este desarrollo ha sido, en gran parte, impulsado por la llegada de turistas internacionales, que también han contribuido a la vitalidad del mercado inmobiliario portugués observada recientemente. En 2018, sin embargo, el sector ha registrado las primeras señales de desaceleración y, debido a su relevancia, es importante analizar las consecuencias de esta ralentización para la economía portuguesa.
El valor añadido bruto (VAB) generado por el turismo viene registrando un crecimiento superior al de la economía portuguesa. Por ejemplo, en 2017 alcanzó una tasa de crecimiento del 13,6%, frente a un crecimiento del PIB en términos nominales del 4,4%. Así, gracias a este dinamismo, el sector turístico está alcanzando una relevancia todavía mayor y, en 2017, representó el 7,5% del VAB nacional.
El turismo también es un sector clave para las cuentas externas portuguesas; especialmente por su enorme contribución al equilibrio de la balanza por cuenta corriente. Por ejemplo, si se excluyera la contribución del sector turístico, en 2017 el saldo por cuenta corriente hubiera sido del –5,1% del PIB (frente al +0,5% realmente registrado). Además, el superávit exterior del sector ha aumentado en los últimos años, en tanto que las exportaciones turísticas pasaron del 5,4% del PIB en 2013 al 7,8% en 2017 y su crecimiento sobrepasó con creces al de las importaciones (el peso de las exportaciones turísticas respecto a las exportaciones totales pasó del 13% al 19% entre 2013 y 2017, mientras que el peso de las importaciones se mantuvo en el 5%). Así, en los últimos años, el sector turístico ha alimentado la capacidad de financiación externa en un contexto de deterioro de las balanzas de los otros componentes.
La buena dinámica del sector turístico portugués es aún más evidente si efectuamos una comparación con países de la Europa mediterránea (véase el primer gráfico). Portugal ha registrado un crecimiento de la entrada de turistas muy superior a la de países como España, Italia o Grecia, que presentan un atractivo turístico similar en términos de clima y cultura. En concreto, entre 2013 y 2017, estos países registraron un aumento de la llegada de turistas cercano al 25%, frente a un crecimiento del 55% en Portugal.
Después de la notable evolución del sector en los últimos años, 2018 ha traído las primeras señales de ralentización, con una estabilización del número de turistas no residentes.1 Ante estas señales, realizamos un ejercicio de sensibilidad (véase la tabla adjunta) para analizar el impacto de una desaceleración de las exportaciones turísticas en 2019 sobre el PIB.2 Según estas estimaciones, en el escenario de ralentización moderada del sector turístico que apuntan los indicadores (escenario central), la desaceleración detraería 0,15 p. p. al crecimiento del PIB, mientras que un escenario de hipotético estancamiento del sector podría llegar a detraer 0,35 p. p. al crecimiento, una cifra que ilustra la importancia del turismo para la economía nacional.
En conjunto, las perspectivas para el sector en los próximos años son positivas. Buena muestra de ello es que, a pesar de algunas señales de desaceleración, los ingresos por habitación siguen aumentando, lo que refleja la mejora conseguida en la calidad de los servicios turísticos portugueses e indica que el sector está más preparado para capear un entorno de estabilización o ligera moderación de la demanda.
1. Con una variación interanual del 0,2% de los huéspedes no residentes en hostelería entre enero y noviembre de 2018.
2. Los cálculos se basan en el peso de las exportaciones turísticas respecto al PIB del conjunto de la economía.