Señales de fortaleza en el sector turístico español
El sector turístico ha cerrado la temporada de verano de este año en muy buena forma. Las llegadas de turistas internacionales se han acercado mucho a los registros de 2019, un año que fue extremadamente positivo para el sector. Además, el turismo doméstico ha seguido ofreciendo muy buenas cifras. No obstante, el escenario macroeconómico se presenta como un riesgo para la evolución de la actividad turística en los próximos trimestres, debido a la elevada inflación y la ralentización económica en Europa. A pesar de ello, consideramos que la demanda turística aún goza de importantes palancas de crecimiento para el año que viene, con lo que estimamos que completará su recuperación en 2023.
La situación del sector turístico ha dado un profundo vuelco. Tras un 2020 extremadamente difícil y un 2021 en el que la mejoría vivida estuvo lejos de ser suficiente, en el año 2022 se ha confirmado definitivamente que el sector sigue siendo un motor de crecimiento de la economía española. Los indicadores de actividad oficiales que publica el INE apuntan a que este verano la demanda turística real –sin el efecto precio– se ha situado muy cerca de la que se registró en el mismo periodo de 2019. Así, las pernoctaciones totales en alojamientos hoteleros y extrahoteleros durante los meses de julio, agosto y septiembre se situaron apenas un 1,3% por debajo de las del verano de 2019. Estos buenos datos volvieron a cimentarse en el dinamismo del turismo doméstico, que alcanzó un volumen de pernoctaciones un 6,6% superior al de 2019. Eso sí, el dato fue algo inferior al observado en verano de 2021, probablemente a causa de un aumento de los viajes al extranjero gracias a la recuperación de la movilidad internacional. Por su parte, el turismo internacional mejoró muy sensiblemente los registros de 2021 y alcanzó un nivel de pernoctaciones solo un 5,9% inferior al de 2019.
Si atendemos a qué países emisores han estado detrás de la fuerte recuperación del turismo internacional en los meses más recientes, observamos algunas tendencias interesantes. Basándonos en datos de pasajeros en vuelos operados en España (véase la tabla de la página siguiente), observamos que las mejorías de las llegadas de turistas de la UE han sido claves. Los registros aún se sitúan un 9% por debajo de los del año 2019 (vienen de un –42% en 2021), principalmente debido a los problemas de saturación aeroportuaria vividos en los aeropuertos del norte de Europa.1 El impacto de la saturación se observa de manera más clara en las llegadas de pasajeros del Reino Unido, que en verano se situaron un 14% por debajo de las del mismo periodo de 2019. Algo similar observamos en las llegadas desde Alemania, con registros todavía un 15% por debajo, pero no así en las llegadas desde países con menor saturación, como Francia y Portugal. Cabe señalar que las fuertes caídas del número de pasajeros procedentes de países del epígrafe «Resto de Europa» desde el 2T 2022 reflejan el corte de las conexiones aéreas con Rusia desde el inicio de la guerra, aunque el descenso no se haya hecho notar en el cómputo total por su escaso peso.
Por otro lado, el año 2022 también ha sido un punto de inflexión para el turismo de larga distancia. Tras un 2021 con un volumen de llegadas muy bajo, las cifras más recientes de 2022 son muy positivas para el turismo del continente americano, en el cual destacan las llegadas desde Latinoamérica. Con ello, anticipamos que, de cara a 2023, la recuperación de las llegadas internacionales no europeas será una de las palancas de crecimiento claves para el año. Además, supondrá la vuelta de los mercados emergentes previos a la pandemia, que fueron los que más potencial de crecimiento ofrecían para algunos destinos turísticos españoles.
- 1. Véase el artículo «Saturación en los aeropuertos europeos: el freno a la recuperación del verano», en este mismo informe.
Los buenos datos de demanda han sorprendido doblemente: por lo positivos que han acabado siendo y por haberse dado en un entorno de fuertes alzas de precios y de pérdida de poder adquisitivo entre los consumidores en toda la UE. En este sentido, los precios del sector turístico no han sido excepción y han alcanzado máximos históricos durante la pasada temporada de verano. Así pues, por el momento parece que el sector turístico ha sido capaz de aumentar sus precios sin que la demanda turística se haya visto muy resentida.
Si bien los precios turísticos han respondido al encarecimiento de los costes de producción, según nuestro análisis el incremento de precios ha sido consecuencia, principalmente, de la fuerte recuperación de la demanda internacional que, junto con la demanda doméstica, colmó el mercado en muchos destinos turísticos españoles. Este ha sido el caso del sector hotelero, que ha alcanzado índices de ocupación superiores al 80% en un tercio de los más de 100 municipios turísticos que analiza el INE en su encuesta de ocupación hotelera. Así, los precios de alojamiento del IPC se han situado más de un 17% por encima de los precios del verano de 2019. Esta dinámica también se observa en otros precios ligados al turismo, como hostelería y movilidad aérea, tal y como se muestra en el gráfico de la siguiente página.
De cara a los próximos meses, los indicadores de interés por viajar a España que elaboramos a partir de los resultados de las búsquedas en Google mantienen una dinámica positiva, si bien algo menos «eufórica» para el turismo europeo. El indicador de interés sitúa las búsquedas desde el Reino Unido y la UE dentro del rango de referencia,2 lo cual es una noticia muy positiva, habida cuenta de la coyuntura económica en Europa, sobre todo en el Reino Unido, con fuertes aumentos de inflación y ralentización económica, a lo que se suma la depreciación de la libra para los turistas británicos. En este contexto, cabría esperar un descenso del interés por viajar desde los países europeos, que no se está observando.
También cabe destacar la normalización del interés por viajar a España que se percibe desde el mes de marzo en el mercado estadounidense y, más recientemente, el repunte del interés del turismo japonés, que había permanecido en niveles muy deprimidos hasta el pasado mes de junio. Este hecho es muy relevante, puesto que apunta a que dos de los mercados emisores (EE. UU. y Canadá, Japón y Corea) que más crecimiento generaban en el sector turístico antes de la pandemia, a falta del mercado chino, podrían recuperarse a lo largo de 2023.
- 2. El rango de referencia se construye a partir de las búsquedas registradas de 2017 a 2019.
Los datos apuntan a la recuperación a lo largo de 2023 de dos de los mercados emisores (EE. UU. y Canadá, Japón y Corea) que más crecimiento generaban antes de la pandemia.
El escenario actual viene marcado por una lectura mixta: una visión muy positiva a juzgar por la evolución reciente de todos los indicadores, tanto oficiales como internos y de alta frecuencia; y una perspectiva negativa a causa de las perspectivas macroeconómicas de los países emisores. Así y todo, nuestras perspectivas para 2023 siguen siendo positivas, apoyadas en las palancas de crecimiento que seguimos observando para el sector y la exposición limitada de la demanda turística a la macroeconomía.
- Mejora de la movilidad aérea del norte de Europa: la llegada de turistas del norte de Europa ha experimentado un techo de crecimiento a causa de la saturación aeroportuaria del verano (Reino Unido y Alemania, por ejemplo, se han quedado alrededor de un 20% por debajo de la movilidad aérea pre-COVID). Esta situación debería ajustarse en los próximos trimestres y podría suponer una mejora considerable de la movilidad internacional de los turistas europeos.3
- Elevado potencial y gran margen de mejora del turismo de larga distancia: los indicadores de interés apuntan a que la senda de mejora del turismo de larga distancia continuará en los próximos trimestres. El margen de mejora es aún elevado, al situarse la cifra de llegadas de turistas estadounidense un 20% por debajo de los niveles pre-COVID y la de los turistas coreanos y japoneses, más de un 70% por debajo.
- Baja exposición a la macroeconomía: según el análisis de sensibilidad que hemos llevado a cabo para entender cómo se correlacionan las caídas de actividad económica en mercados emisores con las caídas de la demanda turística en España, estimamos que la exposición del sector turístico a la ralentización económica de Europa es limitada. Concretamente, estimamos que la caída de actividad económica en el Reino Unido (previsión de caída del PIB del 1,3% para 2023) impactará en el crecimiento anual de las pernoctaciones de británicos en –2,9 p. p. Por su parte, para Alemania (previsión de caída del PIB del 0,2% para 2023) estimamos un impacto de –2,2 p. p. de crecimiento de las pernoctaciones.4 Estos impactos, ciertamente apreciables, son relativamente pequeños al lado del margen de crecimiento del que gozan tanto el Reino Unido como Alemania gracias a la mejora de la saturación aeroportuaria.
Teniendo todo esto en cuenta, nuestra previsión del PIB turístico para el año 2022 se sitúa en el 98% del nivel de 2019, es decir, apenas un 2% por debajo del nivel pre-COVID y un 66% por encima de 2021. Cabe destacar que prevemos que el dinamismo del sector sea algo menor en el 4T de este año, ya que las dificultades económicas de la UE se harán notar, si bien de manera limitada. Esperamos que la actividad del sector recobre fuerza a partir del 2T 2023, a la vez que esperamos cierta mejora del tono económico de la UE, por lo que situamos nuestra previsión de PIB turístico un 2% por encima del nivel de actividad de 2019 en el conjunto del próximo año.
- 3. Véase el artículo «Saturación en los aeropuertos europeos: el freno a la recuperación del verano» en este mismo informe.
- 4. Estimamos, para cada país de origen, la sensibilidad lineal de la tasa de crecimiento de las pernoctaciones hoteleras al crecimiento interanual del PIB de dicho país. Para calcular el impacto de nuestro escenario macroeconómico sobre el crecimiento de la demanda turística, utilizamos la diferencia entre nuestra previsión de crecimiento más reciente para cada país y la de nuestro escenario contrafactual (utilizamos nuestro escenario de febrero de 2022, elaborado antes del estallido de la guerra de Ucrania).
Nuestra previsión del PIB turístico para el año 2022 se sitúa apenas un 2% por debajo del nivel pre-COVID y un 66% por encima de 2021.
Pese a que las perspectivas son positivas, no podemos sino repetir el mantra de que nos hallamos en un entorno de gran incertidumbre económica. En el caso del sector turístico, el principal foco de incertidumbre se cierne sobre los costes, por lo que los gestores de las empresas turísticas deberán estar alerta para atajar cualquier posible desviación de lo presupuestado para el ejercicio 2023. Por el momento, el repunte de los costes del ejercicio 2022 se está superando sin grandes tensiones en el conjunto del sector, gracias a las importantes alzas de los precios turísticos que hemos vivido. Con ello, se han combatido muy eficazmente los incrementos de los costes de la energía, que se han duplicado con creces con respecto al año anterior; los costes de los productos agroalimentarios, cuyos precios crecieron a un ritmo del 12% interanual en septiembre; y los costes de las reformas, con unos precios de los materiales de construcción un 16% por encima de los de hace un año a cierre del mes de julio.
De cara al 2023, esperamos que los costes de producción sigan siendo elevados y que, en algunos casos, se mantengan al alza. A ello se le deberán sumar las revisiones salariales, que, si bien se espera que sean contenidas, son el principal coste de las empresas turísticas (en promedio, las empresas del sector dedican un 21% de sus ingresos a pagar salarios), tal y como se muestra en el siguiente gráfico. Con ello, si el sector quiere seguir defendiendo sus márgenes, se verá obligado a continuar subiendo precios.
El repunte de los costes del ejercicio 2022 se está superando sin grandes tensiones en el conjunto del sector, gracias a las importantes alzas de los precios turísticos que hemos vivido.