¿Qué factores han contribuido a la desestacionalización del gasto turístico en España?

La industria turística española ha registrado un notable avance en las últimas décadas. Durante los últimos 12 meses hasta noviembre de 2024, se recibieron 93,7 millones de visitantes internacionales, el doble que en 1999, cuando España recibió unos 47 millones de turistas. Sin embargo, este crecimiento no se ha distribuido de forma homogénea: las llegadas internacionales han aumentado con mucha más fuerza en temporada baja que en temporada alta. Mientras que en julio y agosto de 2024 llegaron un 63,5% más de turistas que en los mismos meses de 1999, en el resto de los meses el incremento superó el 115%, casi el doble que en los meses veraniegos.

La tendencia hacia la desestacionalización se consolida progresivamente: en 1999, los meses de julio y agosto concentraban el 28,5% de las llegadas internacionales, pero en 2024 (acumulado de 12 meses hasta noviembre) su peso se redujo hasta el 23,2%. ¿Qué explica esta tendencia? Para esclarecerlo, este artículo combina datos públicos y registros internos de CaixaBank con el objetivo de identificar qué destinos y perfiles de turistas están impulsando el cambio.

Los datos del INE evidencian que el mercado europeo ha sido el gran dinamizador de la desestacionalización del turismo internacional en España. Entre 2019 y 2024, la proporción del gasto turístico internacional durante los dos meses de mayor gasto (julio y agosto) disminuyó un 4,5% en términos agregados, con retrocesos especialmente marcados en el gasto de los turistas provenientes de Italia (–7,3%), del Reino Unido (–6,5%) y de Alemania (–6,2%). En contraste, la categoría «Resto del mundo» apenas redujo un 3,5% su proporción de gasto en dichos meses, lo que confirma el papel determinante del turismo europeo para equilibrar la demanda a lo largo de todo el año.

Más allá de los datos del INE, la granularidad de los datos de pagos con tarjetas extranjeras en los TPV de CaixaBank (gasto turístico internacional) y con tarjetas españolas fuera de su baricentro habitual de gasto (gasto turístico doméstico), debidamente agregados y anonimizados,⁹ nos permiten investigar los factores y las tendencias que afectan a la estacionalidad del turismo en más detalle. Los dos mapas siguientes representan la proporción del gasto turístico, internacional y doméstico, que se concentra en los dos meses con más gasto turístico del año a nivel de provincia para el año 2024 (acumulado de 12 meses hasta noviembre). 

El análisis geográfico revela importantes contrastes entre las zonas de la costa atlántica y mediterránea, y las zonas más rurales y urbanas. En el mapa del turismo internacional, se observan tonalidades más claras (indicativas de menor concentración estacional) en las grandes urbes y en la costa mediterránea, mientras que en la costa atlántica predominan colores más oscuros, reflejo de una mayor estacionalidad. Por su parte, el mapa del turismo doméstico sigue un patrón similar, aunque con un nivel de estacionalidad algo más elevado: las diferencias entre las provincias urbanas y costeras se intensifican, y el turismo rural, tanto en el interior como en la costa, presenta un comportamiento notablemente estacional. Se aprecia también una clara división norte-sur, lo que apunta a que los factores climáticos y la oferta turística afectan de modo distinto a cada territorio.

En el siguiente gráfico, que ilustra la variación en la proporción de gasto en los meses pico (los top 4 y top 2, respectivamente) entre 2019 y 2024, se confirma que los destinos urbanos costeros son los que más han avanzado en la reducción de su estacionalidad. La proporción de gasto en los cuatro meses de mayor consumo (top 4) ha caído un 10,3%, mientras que en los dos meses de gasto más elevado (top 2) el descenso llega a un 18,3%. Estos resultados contrastan con la menor reducción observada en destinos urbanos no costeros (–1,0% en top 4 y –2,8% en top 2) y en zonas rurales (por ejemplo, en el turismo rural costero, la caída es de un 2,5% en top 4 y de un 6,0% en top 2). En conjunto, estos datos ponen de relieve que la combinación de atractivos urbanos y de sol y playa impulsa a los municipios urbanos y costeros como mayores promotores de la desestacionalización turística en España.

Los datos internos de CaixaBank, agregados y anonimizados, permiten desglosar el gasto turístico doméstico según la edad de los clientes. El análisis entre 2019 y 2024 muestra que los segmentos de 30 a 64 años son los principales artífices de la desestacionalización en los meses pico. El colectivo de 16 a 29 años apenas reduce su proporción de gasto en los cuatro meses con mayor actividad (–0,2%) y en los dos meses con mayor gasto (–0,1%), mientras que los grupos de 30 a 49 años muestran caídas mucho más significativas (–4,1% y –9,7%, respectivamente). Por su parte, el segmento de 50 a 64 años registra reducciones del 3,8% en el gasto de los meses top 4 y del 7,7% en el gasto top 2. En el caso de los mayores de 65 años, la disminución es más contenida en los cuatro meses de mayor gasto (–1,0%), aunque alcanza el –6,9% en los dos meses de mayor gasto.

La mayor flexibilidad laboral tras la pandemia parece ser un factor determinante para explicar estos resultados. Al aumentar las oportunidades de teletrabajo y la posibilidad de escoger fechas de vacaciones con menos restricciones, los grupos de edad más activos laboralmente pueden aprovechar precios más competitivos, menor aglomeración y, en general, una experiencia turística más cómoda. Asimismo, la baja natalidad reduce la dependencia de los calendarios escolares y, por ende, podría facilitar los viajes en periodos menos tradicionales.

Con datos internos, también podemos segmentar la variación de la estacionalidad del turismo doméstico entre 2019 y 2024 según el nivel de ingresos de los individuos. Siguiendo la metodología del portal de Economía en tiempo real, dividimos los hogares entre los de ingresos bajos (menos de 1.000 euros netos al mes), los de ingresos medios (entre 1.000 y 2.000 euros netos) y los de ingresos altos (más de 2.000 euros netos al mes).

Observamos que los individuos de las franjas de ingresos medios y altos muestran una mayor tendencia a desestacionalizar su gasto turístico, tal como muestran los descensos en la proporción de gasto en los meses pico (top 4 y top 2) entre 2019 y 2024. Mientras que los individuos de ingresos bajos apenas han modificado su gasto en los meses de mayor concentración (–1,9% en top 4 y un ligero incremento de +1,2% en top 2), los grupos de ingresos medios registran retrocesos en la proporción de gasto turístico en los cuatro y dos meses con mayor gasto de un 4,3% y un 10,8%, respectivamente. De forma similar, el segmento de ingresos altos presenta reducciones notables, del 5,3% en el top 4 y del 5,2% en el top 2, lo que indica un aumento en la flexibilidad en la elección de fechas de viaje.

Entre las explicaciones potenciales de esta tendencia, destaca la mayor capacidad financiera de las franjas de ingresos medios y altos para ajustar sus vacaciones a temporadas menos concurridas, ya sea para evitar aglomeraciones o beneficiarse de precios más competitivos. Asimismo, la mayor autonomía laboral en puestos cualificados podría facilitar la planificación de viajes en periodos no tradicionales. 

Los datos recientes confirman que la desestacionalización del turismo en España es una realidad en auge. Varias dinámicas confluyen para impulsar este fenómeno: la creciente afluencia de turistas europeos con menores restricciones de viaje, la flexibilidad laboral y la búsqueda de destinos que combinan atractivos urbanos con la tradicional oferta de sol y playa. Además, las cohortes de edad comprendidas entre 30 y 64 años y los segmentos de rentas medias y altas son los que más están contribuyendo a este cambio estructural. En un contexto de creciente demanda internacional y de necesidad de sostenibilidad, este proceso de desestacionalización abre ventanas de oportunidad para el sector turístico español, ya que la desestacionalización favorece un uso más equilibrado de la infraestructura y del capital humano a lo largo del año. La consolidación de este patrón puede, a largo plazo, reforzar la competitividad del turismo en España y propiciar un crecimiento más sostenible.