Portugal: las moratorias, las garantías y los bancos
El sistema bancario portugués afronta las secuelas de la COVID-19 con una posición más resiliente y con un mayor margen de maniobra para hacer frente a situaciones de estrés.
- El sistema bancario portugués presenta una posición razonablemente resiliente para afrontar la crisis de la COVID-19 y contribuir a la recuperación.
- La calidad del crédito es uno de los retos clave en adelante, especialmente si las moratorias y las garantías vencen antes de que la recuperación económica esté encarrilada.
El sistema bancario portugués afronta las secuelas de la COVID-19 con una posición más resiliente y con un mayor margen de maniobra para hacer frente a situaciones de estrés (véase la primera tabla). Varios aspectos destacan en positivo: i) los indicadores de solvencia y de liquidez superan los niveles promedio de la UE; ii) las ratios de rentabilidad venían evolucionando favorablemente hasta el estallido de la pandemia y los márgenes de intereses se han mantenido estables a pesar de los bajos tipos de interés; iii) aunque el crédito dudoso sigue por encima de la media europea, en los años previos a la pandemia estaba evolucionando positivamente, y iv) los niveles de cobertura frente a un deterioro del valor de estos créditos son superiores al promedio europeo.
Con todo, en un contexto de fuertes contracciones de la actividad económica por la COVID-19, en adelante la calidad del crédito constituirá un reto importante para el sector, especialmente si expiran las moratorias y las garantías al crédito antes de que la recuperación económica esté encarrilada.
Por un lado, las moratorias de crédito1 mitigan temporalmente las tensiones de liquidez que se pueden producir cuando se reducen los ingresos y aportan protección a los acreedores en caso de que se materialicen situaciones de impago. Las moratorias de crédito aprobadas en Portugal establecen que hasta septiembre de 2021 familias y empresas afectadas no paguen las cuotas de sus préstamos,2 sin que eso implique que el crédito sea clasificado como dudoso, y que se aplace el vencimiento del préstamo en el número de meses en los que el deudor se beneficie de la moratoria. Ello ayuda a contener las ratios de impago, ya que evita que los problemas temporales de liquidez de los deudores se traduzcan en problemas de solvencia.
Como se ve en la segunda tabla, en septiembre las moratorias afectaban al 17,3% del crédito de las familias y al 32,0% del de las empresas. Es decir, el importe total de crédito bajo moratoria era de 45.000 millones de euros (MM€), aproximadamente el 23% de la cartera de crédito al sector privado y del PIB. Además, el Banco de Portugal estima que las cuotas acumuladas hasta septiembre de 2021 que no se pagaron debido/gracias a las moratorias ascendían a 13 MM€: 2 MM€ para las familias y 11 MM€ en el caso de las empresas.
- 1. Las moratorias públicas estarán en vigor hasta el 30 de septiembre de 2021; el plazo de adhesión termina el 31 de marzo de 2021 y se aplican a familias y empresas con una situación tributaria regularizada. La situación financiera de las empresas debe obedecer a determinadas reglas, y se puede solicitar la prórroga o la suspensión del pago de capital, los intereses y las garantías asumidas hasta el 27 de marzo de 2020. En el caso de las familias afectadas por la pandemia, las moratorias afectan a créditos hipotecarios y a aquellos destinados a fines educativos. Las moratorias adoptadas a nivel sectorial incluyen contratos de crédito que no se benefician de la moratoria pública, como los préstamos personales, para automóvil y tarjetas de crédito.
- 2. Son elegibles microempresas y pymes con una situación fiscal razonablemente regularizada y sin impagos superiores a los 90 días. A las familias también se les requiere una afectación en los ingresos provocada por la COVID-19 (reducción de horas trabajadas, pérdida de empleo, etc.).
De hecho, Portugal es el tercer país de la eurozona en el que se ha recurrido más a las moratorias (22,2% del crédito total según datos hasta junio de la EBA,3 considerablemente por encima de la media europea, del 7,5%). Ello se explica por una combinación de factores: i) un nivel de endeudamiento que, a pesar del proceso de desapalancamiento de los últimos años, todavía es relativamente elevado (en las familias es del 66% del PIB en Portugal frente al 60% en la eurozona, y en las empresas 101,4% frente al 115% en la eurozona, según Eurostat); ii) una baja tasa de ahorro, y iii) sobre todo en el caso de las empresas y trabajadores por cuenta propia, el hecho de que el sector del turismo, con un gran peso en el PIB, haya sido uno de los más afectados.
Las moratorias de crédito a la vivienda son especialmente significativas (cerca del 40% del crédito al sector privado está sujeto a moratoria y el 84% del crédito a particulares con moratoria es crédito a la vivienda). Sin embargo, hay elementos que matizan estas cifras. Por un lado, el nivel de impago en el crédito a la vivienda ha sido históricamente muy bajo, reflejo del fuerte compromiso de las familias a la hora de honrar las deudas relacionadas con la vivienda. Debe tenerse en cuenta, asimismo, que en 2021 se espera un deterioro relativamente moderado del desempleo, lo que dará lugar a un escenario en el que el empeoramiento de los niveles de impagos debería ser contenido y no empañar la gran mejora conseguida en los años previos a la pandemia.4 Por otra parte, dentro de los préstamos a los que se les ha aplicado una moratoria, Portugal está entre los países con un menor porcentaje de estos préstamos que han sufrido un deterioro de su riesgo (véase el último gráfico).
- 3. EBA (2020). First evidence on the use of moratoria and public guarantees in the EU banking sector. Nota temática de noviembre de 2020.
- 4. Nuestras proyecciones apuntan a un incremento de la tasa de paro de 1 p. p. en el conjunto de 2021, lo que, según las relaciones históricas, conllevaría un aumento de los impagos de cerca de 0,08 p. p.
Otra de las grandes herramientas para amortiguar el golpe de la COVID son las líneas de crédito con garantía del Estado.5 Estas tienen como objetivo mantener el flujo de préstamos a la economía real en un momento en el que la calidad de la demanda de crédito se ha deteriorado debido al impacto económico de la pandemia. Por lo general, se destinan a pymes, microempresas o trabajadores autónomos que podrían tener dificultades de acceso a financiación. En Portugal, las líneas de crédito con garantía representaron cerca del 40% de los préstamos concedidos a empresas entre marzo y septiembre de 2020 (7 MM€) y se concentraron en las pymes de los sectores más afectados.6
A pesar de los riesgos relacionados con la concesión de crédito a empresas en situación de mayor debilidad, cabe destacar que, según indica el Banco de Portugal, los requisitos bajo los que se conceden estos créditos ayudan a que tengan una rigurosa evolución del riesgo. Estas líneas de crédito tienen un periodo de carencia de 18 meses, por lo que el inicio del pago de los préstamos no se producirá hasta septiembre de este año, momento en el que se prevé que la actividad económica ya se esté recuperando. Asimismo, el hecho de que estos préstamos tengan, en su mayoría, un plazo superior a cinco años también reduce las potenciales situaciones de estrés financiero para las empresas.7
- 5. La garantía del Estado llega al 90% en el caso de las micro y pequeñas empresas y hasta el 80% en el caso de las empresas medianas, Small Mid Cap y Mid Cap2. Se concede a empresas financieramente viables en el periodo anterior a la COVID, que deben tener fondos propios positivos, una situación tributaria y financiera regularizada y más de dos años de existencia. El plazo de estos préstamos puede llegar hasta los seis años y disponen de un periodo de carencia de 18 meses.
- 6. Alojamiento y restauración, comercio, transportes y almacenaje, actividades artísticas, de espectáculos y ocio y, en menor medida, de la industria manufacturera.
- 7. Según la EBA, el 47,2% de los préstamos tiene un vencimiento superior a 5 años y el 50,9% tiene un vencimiento de entre 2 y 5 años.