El sector turístico español va camino de batir todos los récords en 2017, con 46,9 millones de llegadas de turistas internacionales en los siete primeros meses del año, un 11,3% más que en 2016 y un 49,4% más que en 2010. A su vez, el gasto turístico está creciendo a tasas aún mayores.Los atentados terroristas del pasado 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, en plena temporada y en localizaciones turísticas emblemáticas, han despertado un temor acerca de las consecuencias que puedan tener sobre el sector. Este Focus pretende poner de manifiesto tres fortalezas del sector turístico que deberían contribuir a que este continúe siendo uno de los motores de la economía española.
La primera fortaleza es que una parte sustancial de la salud del sector se explica por la calidad de la oferta turística. Si bien es cierto que los factores de demanda, como la recuperación de la economía de la eurozona y la inestabilidad de los destinos rivales del Norte de África y Oriente Medio, añadidos a una tendencia alcista del turismo global, son unos vientos de cola favorables a tener muy en cuenta, no es menos cierto que España tiene un sector turístico altamente competitivo. En el informe bianual del sector turístico elaborado por el World Economic Forum (WEF) de abril de 2017,1 España repite como el país más competitivo de una lista de 136, por delante de Francia, Alemania, Japón o EE. UU.
El índice de competitividad turística evalúa el desempeño de cada país en 14 áreas que, a su vez, se dividen en 90 subáreas. En cada área y subárea se asigna a cada país una clasificación cuantitativa y una posición en el ranking de los 136 países basadas, principalmente, en encuestas a empresarios. Dentro de las distintas áreas, España no solo se posiciona bien en las áreas clásicas de recursos naturales y culturales, sino que también obtiene muy buena nota en las que son intensivas en inversión y calidad institucional, como son las infraestructuras y la seguridad. Este último aspecto, la seguridad, es especialmente relevante en la actualidad y constituye la segunda fortaleza a destacar.
En el informe del WEF, el área de seguridad engloba a cinco subáreas que valoran la criminalidad, el terrorismo y la eficacia policial. Lo primero a constatar es que los grandes países europeos (Francia, Alemania, Reino Unido e Italia) ocupan posiciones notablemente peores en seguridad que su posición en el índice general (véase la tabla adjunta). En la subárea de costes del terrorismo, la clasificación es todavía peor. España ocupa una posición relativamente buena (18 en seguridad general y 60 en costes del terrorismo). Aunque es posible que la percepción internacional de España en cuanto a seguridad experimente un cierto deterioro tras los atentados sufridos recientemente, la percepción positiva de la eficacia policial podría actuar como un factor de compensación. En este sentido, es destacable que en Francia y Reino Unido el deterioro de la percepción de seguridad fue contenido entre 2015 y 2017 a pesar de los terribles atentados que se produjeron.
Una tercera fortaleza del turismo español es la procedencia europea de sus visitantes. Si tomamos el caso de Francia como referencia, la llegada de turistas extranjeros a la región del Gran París descendió un 8,3% en 2016 y, atendiendo a su procedencia, los mayores descensos se dieron entre los turistas japoneses, rusos y chinos (41%, 28% y 13%, respectivamente). Estos colectivos, aparentemente más sensibles a cambios en la percepción de seguridad, representaban un 12,6% del total de los turistas extranjeros que llegaron al Gran París en 2015, mientras que en España solo representan el 2,6% de las llegadas de turistas extranjeros (dato de julio de 2017, acumulado de 12 meses). En definitiva, el sector turístico español posee unas fortalezas que permiten ser optimistas sobre la continuidad de la buena marcha del sector.
1. World Economic Forum, (2017), «The Travel & Tourism Competitiveness Report».