El ajuste de los desequilibrios corrientes en los países europeos presenta evoluciones muy distintas. El déficit de los países periféricos se ha reducido cerca de 10 puntos porcentuales en los últimos 4 años. En cambio, el saldo corriente en 2012 de los países con superávit de la UE sobrepasaba, por tercer año consecutivo, el 6% del PIB (umbral a partir del cual la Comisión Europea considera que un superávit corriente es excesivo)(1). El nuevo aumento del superávit que se ha producido en los primeros meses de 2013 intensifica el debate acerca de la necesidad, o no, de corregir este desequilibrio.
Las voces críticas con la corrección del superávit esgrimen que este es resultado de la elevada competitividad de dichas economías. De hecho, cuatro de ellas (Finlandia, Suecia, Países Bajos y Alemania) se encuentran entre las seis regiones más competitivas del mundo(2). Esta buena posición competitiva les ha permitido mantener un buen ritmo exportador, pues ante la contracción de la demanda de sus socios europeos han podido abrir nuevos mercados. Así, a pesar de que el superávit de bienes de estos países con la UE se redujo, en promedio, 1,7 puntos porcentuales entre 2008 y 2012, el mayor saldo con el resto del mundo compensó parte de esta caída.
Otros factores que hacen que estos países tengan un importante superávit por cuenta corriente son su mayor renta per cápita y la estructura poblacional, con una población más envejecida. Ambos factores hacen que la tasa de ahorro sea más alta. De todas formas, las diferencias respecto al promedio de la UE tampoco son muy grandes.
En cualquier caso, estos países presentan un superávit por cuenta corriente superior al permitido por la Comisión Europea y, si no se corrige, puede que al final se les recomiende la toma de medidas para estimular su demanda interna, con el consiguiente efecto que esto supondría para las exportaciones del resto de países de la UE. A modo ilustrativo, si los hogares y empresas de los países con superávit redujeran su ahorro hasta niveles similares al promedio europeo, ello supondría un aumento de las exportaciones intracomunitarias del 1%.
En definitiva, el importante superávit por cuenta corriente que presentan algunos países de la UE es, en gran medida, resultado de su elevada competitividad y de su estructura poblacional y, en este sentido, no representa un riesgo excesivo. Además, tampoco parece que el resto de países europeos deba confiar la suerte de su sector exterior a un mayor estímulo de la demanda interna de los países superavitarios, ya que el impacto sobre el comercio sería limitado.
(1) Superávit promedio ponderado por el peso del PIB.
(2) Véase Global Competitiveness Report.