El sector exterior adquiere cada vez más protagonismo. Su evolución durante los últimos años está permitiendo amortiguar el impacto de la crisis y corregir más rápidamente los desequilibrios exteriores. El saldo de bienes y servicios, por ejemplo, ha pasado de registrar un déficit de 71.092 millones de euros en 2008 a un superávit de 11.312 millones en 2012. En los primeros meses del año esta tendencia no presenta síntomas de agotamiento y el excedente ya alcanza los 15.390 millones de euros. ¿Cuál es el secreto del éxito del sector exterior español? Y, sobre todo, ¿es sostenible?
Tras el hundimiento del comercio mundial en 2009, las exportaciones españolas recuperaron en un año el terreno perdido y siguieron creciendo a un ritmo más que notable en 2011 y 2012. Las importantes mejoras de competitividad de los últimos años están permitiendo, en gran medida, este fuerte ritmo de avance. Precisamente, es en los países contra los que España está ganando más competitividad donde han aumentado más las exportaciones. Esto se está aprovechando para diversificar las exportaciones, tanto a nivel geográfico, como en términos de producto.
Respecto a la mayor diversificación geográfica, destaca la pérdida de peso de las exportaciones a la eurozona en favor de los nuevos destinos. En 2012, las exportaciones de bienes hacia la zona del euro coparon el 49,6% del total, frente el 60,1% de 2004. Esto es resultado de la pobre evolución de las exportaciones de bienes hacia los países de la eurozona, que cayeron un 2,7% el año pasado, combinado con el impresionante avance de las ventas hacia África, América y Asia, con crecimientos del 30,6%, el 14,1% y el 11,9%, respectivamente. En 2013, esta tendencia no presenta síntomas de agotamiento y, de hecho, los pedidos industriales de fuera de la zona del euro se han acelerado en los últimos meses.
La mayor diversificación de los productos exportados es también muy importante. Quizás, el ejemplo más claro se ha producido en la exportación de servicios no turísticos. El peso de los servicios turísticos y los no turísticos era similar en 2005, pero el crecimiento de las exportaciones de servicios prestados a empresas extranjeras, servicios financieros, informáticos, de transporte o construcción ha hecho que este sea, a día de hoy, un 50% superior. El estereotipo de que España solo exporta turismo irá desapareciendo con el tiempo.
El protagonismo que está adquiriendo el sector exterior parece que, de momento, es merecido. Que siga teniendo un papel principal, abriendo nuevos mercados y diversificando la gama de productos, dependerá, en gran medida, de si se siguen produciendo nuevas mejoras en la competitividad de la economía.