El crecimiento mundial se mantiene firme

Contenido disponible en
18 de septiembre de 2017

El ritmo de actividad global sigue siendo robusto. Los meses de verano están deparando escasas sorpresas en materia de evolución del ciclo de crecimiento mundial. Así, si se atiende a las señales que proporcionan los indicadores de actividad PMI, el pulso económico mundial es similar al de antes del verano, en especial gracias al apoyo de los avanzados. Los emergentes, en cambio, han aflojado algo el ritmo, si bien cabe señalar que se mantienen claramente situados por encima del nivel de 50, lo que implica que su actividad está en expansión. Esta evolución, que refleja adecuadamente el tono general de la coyuntura, refuerza la visión de que la economía mundial va camino de crecer un 3,5% en 2017. Se trata de una aceleración apreciable respecto a 2016, cuando el avance del PIB fue del 3,1%. Por lo que se refiere al balance de riesgos, estos siguen a la baja, ya que los principales frentes abiertos antes del verano (geopolíticos, políticos y estrictamente económicos) se mantienen sin excesivos cambios.

ESTADOS UNIDOS

La economía de EE. UU. acelera en el 2T. En dicho periodo, el PIB creció un 0,8% intertrimestral frente al 0,3% del 1T. En términos interanuales, el PIB avanzó un 2,2% (2,0% en el trimestre precedente), aunque hay que señalar que la variación interanual está afectada a la baja por el hecho de que se ha realizado la revisión de la serie histórica y el nivel de 2015 es más alto de lo anteriormente publicado. Por componentes de la demanda, la aceleración del ritmo de crecimiento se debió, en buena parte, a la mejora del avance del consumo privado y al repunte del consumo público. Asimismo, este trimestre, el componente de existencias no contribuyó negativamente, tal y como sí lo hizo en el 1T. Partiendo de los datos de contabilidad nacional del 2T, cabe preguntarse cuáles son las perspectivas inmediatas de la actividad en EE. UU. De entrada, cabe señalar que esta composición del avance del PIB por sí sola sugiere que el crecimiento tiene recorrido alcista, ya que pivota en gran medida sobre el consumo de las familias, un macroagregado que representa un 70% del PIB y que, además, acostumbra a mostrar inercia.

Ritmo de actividad sostenido en el 3T. A la buena composición del crecimiento en el 2T se le suma el hecho de que los primeros indicadores de actividad del 3T sugieren que el ritmo de actividad se está manteniendo en cotas similares a las del trimestre precedente. En particular, los indicadores de consumo apuntan a que el gasto de los hogares sigue mostrándose vigoroso. Se trata, en gran medida, del resultado del buen momento del mercado laboral. Así, en julio, se crearon 209.000 empleos, una cifra que sigue al también dinámico registro de junio, cuando se sumaron a la economía 231.000 empleos netos. En este contexto laboral expansivo, la tasa de paro disminuyó 1 décima porcentual en julio, hasta el 4,3%. El avance de los salarios, por su parte, se mantuvo en el 2,5% interanual.

Inflación contenida. No deja de ser paradójico, al menos en cierta medida, que, en un contexto de madurez del ciclo económico y con el ritmo de actividad en aceleración, la evolución de la inflación sea a la baja. Si en enero el IPC se situaba en niveles un 2,5% mayores a los de un año antes, en julio el avance interanual era de un 1,7%. Dado que el núcleo subyacente (sin alimentos ni energía) también se ha desacelerado, del 2,3% en enero al 1,7% en julio, no cabe achacar a factores volátiles como el petróleo la contenida evolución de los precios. En este contexto, ¿qué acciones de política monetaria cabe esperar por parte de la Fed? El elemento central de la valoración de la Fed, de acuerdo a lo que se desprende de sus actas de julio, es la consideración de que esta remisión de la inflación es un desarrollo temporal y que, a medio plazo, se recuperará hacia la zona del 2% anual. De esta lectura se desprende que, en los próximos meses, cabe esperar el inicio del proceso de reducción del balance del banco central junto con un paulatino aumento del tipo de interés de referencia.

JAPÓN

Fuerte crecimiento en Japón. En el 2T 2017, el PIB avanzó un dinámico 1,0% intertrimestral (2,1% interanual), por encima del 0,4% del trimestre anterior, con lo que se encadenan seis trimestres consecutivos de crecimiento positivo, algo que no sucedía desde 2006. El crecimiento se apoyó en el buen tono de la inversión, en especial la pública, y en el incremento del consumo privado. A diferencia de los trimestres anteriores, las exportaciones retrocedieron en términos reales. Más allá de la rotundidad del dato, dada la ausencia de reformas estructurales de calado y la propia volatilidad de la serie de PIB nipona, cabe esperar que en los próximos trimestres el ritmo de avance, aun siendo positivo, sea significativamente menor. Asimismo, cabe mencionar que, como sucede en EE. UU., este mejor ritmo del crecimiento coexiste con una evolución de los precios que revela la inexistencia de tensiones inflacionistas (en julio, crecimiento del 0,5% interanual).

EMERGENTES

Tono satisfactorio de los emergentes, aunque las fuentes de incertidumbre se mantienen. Tal como se mencionaba anteriormente, los emergentes, en su conjunto, mantienen un ritmo de actividad notable. Así lo atestigua, por ejemplo, el indicador del IIF, que estima el crecimiento agregado de los emergentes principales (IIF growth tracker) y apunta a que el ritmo de avance del PIB de dicho conjunto sigue siendo elevado a finales del 2T. Además, los indicadores más recientes han tendido a ser mejores de lo previsto, como reflejan los índices que se denominan «de sorpresas económicas» y que controlan la divergencia entre realidad y previsión en los datos macroeconómicos. Como respuesta a este flujo de indicadores más constructivos, la entrada de capitales financieros con destino a los emergentes ha tendido a recuperarse en los últimos meses.

Asia: en el 2T, la economía china aguanta el tipo, pero la India flojea. La economía china creció un 6,9% interanual en el 2T, sin cambio respecto al ritmo de avance del 1T. Los datos de contabilidad nacional, junto con los indicadores más recientes conocidos, avalan que la economía mantiene un ritmo de crecimiento elevado y estable. Tampoco en el ámbito de los precios se atisban grandes cambios. En julio, el IPC avanzó un 1,4% interanual, cifra similar a la de junio (1,5%). En cambio, en el 2T, el PIB de la India creció un 5,7% interanual, por debajo del 6,1% del trimestre precedente y de lo previsto. Con este, son ya cinco trimestres consecutivos en desaceleración. Una de las causas de la pérdida de ritmo económico ha sido la introducción del nuevo impuesto sobre el consumo (GST), que entró en vigor el 1 de julio. A pesar de esta tónica de debilidad, a medida que se superen la secuencia de shocks temporales de los últimos trimestres (cambio monetario y de la fiscalidad del consumo), las perspectivas futuras son algo más optimistas.

Rusia, con el petróleo a favor, acelera el crecimiento. Uno de los aspectos que está afectando, con mayor o menor intensidad, la evolución económica de algunos de los emergentes de referencia es la incertidumbre de origen político. Con todo, cada economía exhibe aspectos idiosincráticos propios que las diferencian entre ellos. Rusia, por ejemplo, está finalmente cerrando la fuerte crisis de 2015-2016. En el 2T, el crecimiento fue del 2,5% interanual, frente al 0,5% del trimestre anterior. Aunque no se dispone del detalle de componentes, la recuperación del precio del petróleo es probablemente una causa fundamental de la aceleración del crecimiento. Sin embargo, y a pesar de la recuperación del PIB, la sensación de fondo sigue siendo de fragilidad en la recuperación, entre otros motivos porque la economía sigue sufriendo por el mantenimiento de las sanciones internacionales, un frente que, en un contexto de tensiones territoriales en las fronteras rusas, podría incluso recrudecerse.

Brasil y México, lastrados por la incertidumbre. Aunque el presidente Temer evitó in extremis ser juzgado por presunta corrupción, la incertidumbre institucional que rodea al gigante sudamericano se mantiene. En este contexto, los indicadores ratifican que la economía está recuperando el ritmo de crecimiento, pero que lo hace, probablemente, a un ritmo por debajo del que se produciría en ausencia de dicha incertidumbre. México, por su parte, pasó de crecer un 2,8% interanual en el 1T 2017 al 1,8% del 2T. Se constata que el país latinoamericano empieza a acusar los efectos de la persistente incertidumbre política, tanto interna (presidenciales en 2018) como externa (en agosto empezaron las trascendentales negociaciones del NAFTA).

    IM_1709_EI_01_es_fmt.png
    IM_1709_EI_02_es_fmt.png
    IM_1709_EI_03_es_fmt.png
    IM_1709_EI_04_es_fmt.png
    IM_1709_EI_05_es_fmt.png
    IM_1709_EI_06_es_fmt.png
    IM_1709_EI_07_es_fmt.png
    IM_1709_EI_08_es_fmt.png
    IM_1709_EI_09_es_fmt.png