La sustitución del efectivo por la tarjeta como medio de pago durante la pandemia
La pandemia ha traído consigo una sustitución del efectivo por los pagos con tarjeta, como muestra nuestro análisis con datos internos anonimizados de CaixaBank. Este efecto sustitución se aprecia tanto a nivel agregado como a nivel sectorial, en particular, en las categorías de gasto en alimentación y en bienes duraderos.
La irrupción de la pandemia ha traído consigo cambios de hábitos a la hora de consumir. Uno de ellos ha sido el impulso que ha experimentado el e-commerce, especialmente en el segmento de los bienes duraderos, que ha provocado que las compras por internet recorten distancia respecto a las presenciales.1 Sin embargo, las compras en tiendas físicas siguen siendo la opción más utilizada por la mayoría de los consumidores y es donde pondremos el foco en este artículo.
- 1. Véase el Focus «El despertar del e-commerce en el sector retail» en el IM12/2020.
En las tiendas físicas, la pandemia también ha traído cambios. Los exploraremos con datos internos de CaixaBank sobre pagos totalmente anonimizados. Más concretamente, nuestros datos nos permiten analizar en qué medida se ha producido una sustitución del uso de efectivo por el de la tarjeta como método de pago (en el resto del artículo llamaremos a este cambio de hábitos «efecto sustitución»).2
En el primer gráfico, mostramos la evolución del gasto con tarjeta realizado de manera presencial en terminales de punto de venta (TPV) de CaixaBank frente a la evolución de los reintegros efectuados en cajeros de CaixaBank (los reintegros nos sirven como aproximación del uso del efectivo para realizar pagos). Tal y como puede observarse, ambas series se comportaban de manera similar en el periodo prepandemia y durante los meses de confinamiento generalizado del 2T 2020. Sin embargo, desde junio de 2020, cuando se levantaron gran parte de las restricciones, se abrió una brecha entre la evolución del gasto presencial con tarjeta y la de los reintegros. Este diferencial fue especialmente marcado durante el periodo de junio a octubre de 2020, y persiste desde noviembre de 2020 pero con cierta tendencia a reducirse.3
- 2. El BCE publicó recientemente un artículo en el que también documentan este efecto sustitución. Véase Zamora-Pérez, A. (2021). «The paradox of banknotes: understanding the demand for cash beyond transactional use». ECB Economic Bulletin, Issue 2/2021.
- 3. El diferencial de crecimiento interanual promedio entre ambas series fue de 21 p. p. entre junio y octubre de 2020, y de 13 p. p. entre noviembre de 2020 y febrero de 2021.
Tras un comportamiento prepandemia similar, la apertura de la brecha entre ambas series es indicativa del efecto sustitución.4 Además, el efecto sustitución podría ser incluso más fuerte de lo observado en el gráfico: nuestros datos se basan en reintegros, pero hay evidencia de que, durante la pandemia, los hogares han hecho un mayor uso del efectivo como depósito de valor, en lugar de usarlo como medio de pago (así lo muestra el artículo citado en la nota al pie número 2).
Más allá del análisis agregado, el cambio de comportamiento de los consumidores también se deja intuir en sectores de actividad concretos. Desafortunadamente, por la naturaleza anónima del pago en efectivo, no podemos saber cuánto se gastan los españoles en efectivo en cada sector. Sin embargo, es posible abordar esta cuestión comparando la evolución del gasto presencial con tarjeta según nuestros datos internos y la evolución de la facturación en grandes superficies que ofrece el INE a nivel sectorial.5 Dado que la facturación se compone, en gran medida, del gasto con tarjeta y el pago en efectivo, la comparativa de ambas series antes y durante la pandemia puede capturar el efecto sustitución a un nivel más desagregado (véase el segundo y tercer gráfico).6
- 4. Para comprobar la representatividad de los datos internos, hemos constatado que la proporción de consumo en agregado y por distintos grupos de edad observado en el Monitor de Consumo de CaixaBank es muy parecida a la de la encuesta de presupuestos familiares del INE en aquellos tipos de bienes comparables entre ambas bases de datos (alimentación y bebidas, vestidos y calzado o restaurantes y hoteles).
- 5. Para llevar a cabo la comparativa, nos centramos en los sectores de alimentación y bienes duraderos (electrónica, textil, muebles...). Según los datos del Monitor de Consumo de CaixaBank, ambos sectores representaron el 50,4% del total de gasto presencial con tarjeta en 2019.
- 6. Más concretamente, la facturación se compone de los ingresos recibidos en efectivo, por pago con tarjeta y mediante transferencias y domiciliaciones. En los sectores explorados, el peso de las domiciliaciones debería ser reducido, por lo que estas últimas no alterarían significativamente las conclusiones de nuestro análisis.
Tal y como puede apreciarse, la brecha es positiva y significativa para el gasto en alimentación y bienes duraderos cuando se compara el comportamiento prepandemia y los datos entre junio y octubre de 2020 (periodo en el que las restricciones a la actividad fueron menores). Sin embargo, cuando se realiza la comparativa frente al periodo comprendido entre junio de 2020 y febrero de 2021, la diferencia es significativa tan solo en la categoría de alimentación.7 Este resultado es coherente con la información que se desprende del primer gráfico que, como hemos visto, muestra que la brecha entre el gasto presencial con tarjeta y los reintegros se ha ido moderando desde noviembre de 2020.
En definitiva, nuestro análisis apunta a un cambio de hábitos entre los consumidores como consecuencia de la pandemia, en favor de un uso más intensivo de la tarjeta como método de pago y en detrimento del efectivo. La pregunta del millón es en qué medida este efecto sustitución será estructural, algo para lo que necesitaremos ver la evolución de los datos durante un tiempo una vez se instaure la (nueva) normalidad.
- 7. Para determinar si la diferencia entre la serie con datos internos y la del INE es significativa, utilizamos el estadístico de diferencia en diferencias (DD): la diferencia entre la brecha de crecimiento interanual entre los datos internos y los del INE entre dos periodos distintos (prepandemia y durante la pandemia).