Materias primas: el resurgir de un mercado en medio de la recesión global
¿Por qué se han encarecido las materias primas cuando la economía mundial está atravesando una profunda crisis a raíz de la pandemia? La respuesta se encuentra una combinación de factores de demanda y oferta, y de elementos financieros.
- Los precios de las materias primas finalizaron 2020 con un crecimiento significativo, mientras que las grandes economías mundiales (excepto China) sufrían fuertes caídas en sus PIB.
- La conjunción de factores de demanda y oferta y de elementos de la coyuntura financiera han desencadenado el desajuste entre los precios de las materias primas y la actividad de la economía real.
La COVID-19 ha supuesto un duro shock para la economía mundial y la ha sumido en la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial. Esta contracción también alcanzó al mercado de materias primas, donde inicialmente el descenso de los precios de muchos de los materiales llegó a situarlos en los niveles más bajos desde 2009, con el petróleo como principal protagonista de estas caídas. Las estimaciones de CaixaBank Research sugieren que a finales de 2020 el PIB mundial se encontraba cerca de un 3% por debajo de su nivel anterior a la pandemia. Sin embargo, este dato contrasta con la significativa recuperación de los precios de las commodities, que concluyeron en su mayoría por encima de los niveles de cierre de 2019 (véase el primer gráfico).
¿Por qué se encarecieron las materias primas si la economía mundial estaba atravesando una profunda crisis? La respuesta la encontramos en una combinación de factores de demanda y oferta y de elementos financieros.
En primer lugar, analizamos los catalizadores de demanda. Tras el impacto inicial de la pandemia, el levantamiento gradual de las restricciones a la movilidad a partir del 2T y los paquetes de estímulo económico impulsaron la recuperación de la actividad y, por lo tanto, derivaron en un incremento de la demanda de materias primas, principalmente de aquellas vinculadas al ciclo económico. En otoño, ante el incremento de los contagios, muchos países tuvieron que restaurar parte de las restricciones a la movilidad. Sin embargo, al hacerlo de manera menos severa, no truncaron la continuidad de la recuperación de la actividad industrial y del aumento del comercio internacional (que incluso superó sus niveles de finales de 2019). Asimismo, y a diferencia del resto del mundo, el control de la pandemia de China permitió que su economía siguiera creciendo (+6,5% interanual en el 4T 2020), en gran parte gracias a su músculo industrial, y relanzó sus importaciones de materias primas, principalmente de metales industriales.
Adicionalmente, hay otro factor de demanda, aunque más a medio plazo, que también ha favorecido el ascenso de los precios de algunas materias primas. Como vía para paliar los efectos negativos de la COVID-19 sobre sus economías, muchos gobiernos han diseñado planes de recuperación orientados a impulsar la transformación hacia un sistema energético más respetuoso con el medio ambiente. Esto ha fomentado el ascenso de los metales estrechamente vinculados a la transición energética, como el cobre,1 cuyo precio a final de año acumuló un ascenso del 70% desde su nivel mínimo de marzo. Esta revalorización, aunque en menor porcentaje, también se produjo en el aluminio, el zinc y el mineral de hierro.
En segundo lugar, encontramos los catalizadores de oferta. Las restricciones a la movilidad no solo debilitaron la demanda de materias primas, sino que también congelaron la oferta en muchas economías productoras y exportadoras de commodities (como, por ejemplo, en Chile, principal productor de mineral de cobre, o en la India y Brasil, productores de cereales y donde las tasas de incidencia de la pandemia han sido muy elevadas). A ello se sumaron distintas catástrofes climatológicas, como la Niña (en el Pacífico Sur), sequías extremas o huracanes, que también penalizaron la capacidad productiva (especialmente en materias primas agrícolas y, en concreto, los cereales como el trigo o la soja). En conjunto, los inventarios de materias primas disminuyeron a nivel global y dieron algo de soporte a los precios. Una de las excepciones a esta reducción de inventarios la encontramos en el caso del petróleo. En este mercado, la OPEP y sus aliados recortaron la producción para apoyar la recuperación de los precios, pero el mercado siguió marcado por un exceso de oferta y el precio del Brent terminó todavía un 20% por debajo de su nivel prepandemia.
En tercer lugar, en esta recuperación de las materias primas también encontramos algunos elementos más específicos de los mercados financieros. Por un lado, los estímulos fiscales y monetarios, unas restricciones a la movilidad más flexibles y los avances médicos frente a la pandemia (especialmente con el desarrollo de las vacunas) favorecieron una mejora generalizada del sentimiento de los inversores a partir del verano, que fue especialmente visible en las alzas de las bolsas, pero que afectó positivamente al conjunto de activos financieros estrechamente vinculados al ciclo económico, como las commodities. Además, esta mejora del sentimiento conllevó una depreciación del dólar (divisa que habitualmente los inversores consideran como activo refugio en momentos de turbulencias) y ofreció un empuje adicional a los precios de las materias primas.2 Por otro lado, la pandemia ha generado un entorno de incertidumbre elevada y persistente, ante el cual los grandes fondos de inversión y muchos bancos centrales de países emergentes han incrementado la compra de metales preciosos como cobertura de riesgo (como el oro, cuyo precio se encareció un 25% en 2020 y alcanzó los 2.000 dólares por onza).
- 1. El cobre se ha convertido en un metal de uso generalizado en todas las transiciones hacia energías verdes (electrificación, energías renovables, comunicaciones 5G), con la particularidad de que no puede ser sustituido por otros metales en estos procesos.
- 2. Desde Bretton Woods, el precio de la mayoría de las materias primas se fija en dólares. Cuando el dólar se debilita, las commodities se abaratan en términos de las otras divisas, lo que anima la demanda de materias primas de todos aquellos que poseen esas divisas, y finalmente presionan al alza los precios.
En definitiva, el efecto conjunto de estos factores sugiere, en gran medida, que el alza de los precios de las materias primas observada en 2020 refleja la anticipación por parte de los inversores de una reactivación más sostenida de la economía mundial en 2021, mejoras que a su vez ya se están vislumbrando en el desempeño de la producción industrial y la dinamización del comercio internacional.