Renta disponible en Portugal: comportamiento positivo en una crisis histórica
- La pandemia forzó a las familias a aplazar el consumo en 2020. Sin embargo, a diferencia de crisis anteriores, esta vez la renta disponible no ha sufrido un retroceso.
- Este mejor tono de la renta disponible refleja las medidas públicas de apoyo al empleo y los ingresos.
En la crisis provocada por la COVID-19, el consumo privado de Portugal ha sufrido una fuerte contracción (casi un 6% interanual en términos nominales en el acumulado de los primeros tres trimestres de 2020). Esta caída fue muy significativa, pero no sorprendente, pues ha sido habitual en crisis anteriores. Sin embargo, y al contrario de lo ocurrido en 2011 y 2012, el descenso del consumo no se explica por la reducción de la renta disponible. De hecho, a diferencia de las pasadas crisis, en 2020 la renta disponible aumentó ligeramente (véase el primer gráfico). ¿Qué puede explicar este comportamiento ante la crisis pandémica?
En primer lugar, es importante aclarar el concepto de renta disponible bruta (RDB) de las familias.1 La RDB incluye las remuneraciones de los trabajadores, las rentas de propiedades (alquileres, intereses, dividendos), el excedente bruto de explotación de autónomos y las transferencias internas y externas (prestaciones sociales del Estado y remesas de emigrantes) a las que se restan los impuestos y las contribuciones sociales abonadas. En Portugal, más de la mitad de la renta disponible proviene de remuneraciones del trabajo.
Con datos hasta el 3T 2020, la RDB había aumentado un 0,7% interanual en el acumulado del año, en claro contraste con las caídas sufridas en la crisis de la deuda soberana (–2,0% en 2011 y –2,7% en 2012). Además, la evolución de la RDB en Portugal también destaca en comparación con la de la eurozona (0,0% en el acumulado de los tres primeros trimestres de 2020), la UE (–1,3%)2 o, por ejemplo, España (–3,5%).
Este comportamiento diferencial respecto a crisis anteriores se explica por distintas razones. En primer lugar, destaca la evolución del mercado laboral: en los primeros tres trimestres de 2020, la población empleada había caído de media un 2,4% interanual, sensiblemente menos que el –3,2% y el –4,1% de 2011 y 2012, respectivamente. Dos factores atenuaron el impacto de la pandemia en el mercado laboral: i) la posibilidad de recurrir al teletrabajo (se estima que más del 23% de la población empleada –más de un millón de trabajadores– estuvo siempre o casi siempre en teletrabajo en el 2T)3 y ii) las medidas públicas de apoyo al empleo.
En particular, los programas de ajuste temporal del empleo llegaron a alcanzar a más de 880.000 personas el pasado julio (casi el 19% de la población empleada portuguesa) y han sido claves para minimizar la pérdida de ingresos de las familias (y la incertidumbre). En Portugal, estos programas garantizan dos tercios de la remuneración. Además, mientras que la tasa de paro se situó en el 5,6% en el 2T, estimamos que hubiera podido superar el 20% de no haberse aplicado estas medidas.4 ,5
Junto con las medidas de respaldo al empleo, el Gobierno creó otros apoyos sociales, también importantes en la estabilización de la renta de las familias. En la primera ola de la pandemia, y con el cierre de las escuelas, los padres tenían acceso a un apoyo financiero para el cuidado de los hijos equivalente a dos tercios de la remuneración base, con un mínimo de 635 euros. Además, en caso de aislamiento médico preventivo, se concede un apoyo financiero equivalente al 100% de la remuneración durante 14 días. En caso de contagio, la persona tiene derecho a un subsidio por enfermedad, con un importe similar al apoyo que se da en caso de aislamiento preventivo, pero durante un periodo máximo de 28 días. Estas ayudas están disponibles para los trabajadores por cuenta ajena y para los trabajadores autónomos.
Las medidas de apoyo para el pago de alquileres (suspendiéndolos temporalmente para aquellas familias que sufrieron caídas significativas en los ingresos) y las moratorias también han ayudado a las familias a acomodar el impacto económico de la pandemia. Estas medidas no afectan directamente al cálculo estadístico de la RDB pero ayudan a aliviar la presión sobre los hogares porque los gastos relacionados con la vivienda representan, en promedio, cerca de un 20% de la renta media de las familias portuguesas (destacan el alquiler o alquiler imputado, pero también incluyen reparaciones, suministros de agua, gas, electricidad, etc.).6
- 1. Cuando nos referimos a las familias, también estamos incluyendo las entidades sin fines lucrativos al servicio de las familias.
- 2. El último dato disponible referente a la UE es del 2T.
- 3. Datos del INE de Portugal.
- 4. Las estimaciones sugieren que, en la eurozona, los ingresos laborales de las familias hubieran caído cerca de un 22% en ausencia de estas medidas de apoyo (frente a un descenso realmente observado del 7%). Además, los programas de apoyo al empleo difieren entre los distintos países de la eurozona, lo que puede ayudar a explicar por qué la renta disponible ha tenido comportamientos distintos entre los varios países. Véase Dias da Silva et al. (2020). «Short-time work schemes and their effects on wages and disposable income». Boletín Económico del BCE de abril.
- 5. Véase el Focus «El mercado laboral portugués en tiempos de pandemia», en el IM09/2020.
- 6. Véase OCDE (2020). «How’s life? 2020: Measuring Well-being».
En definitiva, el conjunto de medidas públicas de apoyo a las familias en tiempos de pandemia ha atenuado la presión sobre la renta de las familias. En el caso concreto del apoyo al empleo y las transferencias, se estima que sin estas medidas la RDB en el conjunto de la UE hubiese caído un 5,9% de media en 2020.7 En el caso concreto de Portugal, las contribuciones y prestaciones sociales han aupado la renta disponible en 1,7 p. p. (acumulado de los primeros tres trimestres del año). En otras palabras, estas contribuciones y prestaciones han crecido un 7,9% interanual, pero, si se hubieran mantenido estables, la renta disponible portuguesa hubiera caído un 1,0%.
Más allá de estas cifras agregadas, la crisis de la COVID-19 está afectando de forma distinta a los diferentes grupos de la población y, al golpear de forma más pronunciada a los más pobres, con empleos más precarios y bajas calificaciones, tiende a agravar las desigualdades sociales. No obstante, este incremento de la desigualdad también parece haber quedado atenuado por las medidas públicas de apoyo, como sugieren algunas estimaciones de la Comisión Europea.8