Mercado laboral y demografía
Actividad y crecimiento

Políticas para contrarrestar el impacto del envejecimiento en España

Prolongar la edad laboral, favorecer la entrada de flujos de inmigración, reducir la tasa de paro o aumentar la productividad laboral son algunas de las medidas que podrían ayudar a contrarrestar el efecto adverso del envejecimiento sobre la economía española en los próximos años. Las analizamos en este artículo, que cierra el dossier sobre las consecuencias económicas del envejecimiento poblacional.

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Eduard Llorens i Jimeno
Trabajador mayor y trabajadora joven con la península Ibérica al fondo

En el segundo y tercer artículo de este Dossier hemos visto cómo el envejecimiento poblacional ha tenido y continuará teniendo un impacto negativo sobre el crecimiento económico en España. Siguiendo la máxima de Henry Ford «No busquemos culpables, sino soluciones», en este último artículo analizaremos algunas de las medidas que podrían ayudar a contrarrestar el efecto adverso que tendrá el envejecimiento sobre la economía española en los próximos años.

El crecimiento del PIB per cápita se puede descomponer como la suma del crecimiento del número de ocupados per cápita (margen extensivo) y el crecimiento del PIB por ocupado (productividad laboral). Como ya hemos visto, el impacto del envejecimiento tendrá lugar en los dos frentes y, por lo tanto, es necesario actuar en ambos para contrarrestarlo.

 
Aumentar la fuerza laboral, un trabajo de todos

Para promover el crecimiento del margen extensivo en un contexto de envejecimiento poblacional, las medidas principales consisten en el aumento de la natalidad, una prolongación de la vida laboral, una mayor inmigración y una mayor participación laboral de la población. El aumento de la natalidad alimenta la base de la fuerza laboral, pero su impacto tarda varias décadas hasta que lo consigue. Por lo tanto, nos centraremos en las tres últimas y analizaremos escenarios hipotéticos para ver en qué medida podrían ayudar a compensar el impacto negativo que tendrá el envejecimiento en las próximas décadas.1

  • 1. Es importante remarcar que aunque resultan interesantes para nuestro análisis, debemos tomar estas simulaciones con cautela, ya que se basan en unos supuestos que no tienen por qué cumplirse o implementarse por parte de los responsables de políticas públicas.
Prolongar la vida laboral

El aumento de la esperanza de vida que estamos disfrutando es tan significativo que posibilita destinar una pequeña parte de nuestro mayor tiempo de vida a trabajar más, ya sea con una flexibilización de la jubilación para compaginar jubilación y trabajo o retrasando la edad de jubilación.2

En este sentido, nos planteamos en cuánto aumentaría el número de ocupados per cápita y, por ende, el crecimiento económico, si durante la presente década (2020-2029), la próxima (2030-2039) y la siguiente (2040-2049), la edad de jubilación efectiva se incrementara hasta los 66, 67 y 68 años, respectivamente. Pues bien, en términos anualizados, el crecimiento económico sería 0,19 p. p., 0,27 p. p. y 0,18 p. p. mayor para cada una de las décadas respectivas en comparación con un escenario en el que la edad de jubilación efectiva se mantuviera en los 65 años actuales. Estas magnitudes implicarían, si recordamos las cifras del impacto negativo del envejecimiento sobre el crecimiento económico,3  que este escenario hipotético de aumento de la edad de jubilación efectiva compensaría en un 27% y 45% el impacto negativo del envejecimiento en el crecimiento económico en la presente década y la siguiente, respectivamente, y lo compensaría del todo en la última década (puesto que el impacto del envejecimiento sería ya mucho menor en el periodo 2040-2049).

  • 2. Asimismo, alargar la vida laboral tiene un impacto directo y significativo en mejorar la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Para más detalle, véase «Presente y futuro de la Seguridad Social». Papeles de Economía Española (20
  • 3. Véase el artículo «El impacto del envejecimiento en el crecimiento económico en España y Portugal» en este mismo Dossier.
Aumentar la inmigración

El segundo factor analizado que ayudaría a aumentar la fuerza laboral es la inmigración. Para poner en contexto la dimensión de los movimientos migratorios en España, en el año 2017 los flujos de inmigrantes provenientes del extranjero que se quedaron a vivir en España representaban el 0,7% de la población total. Este número fue superior al que registraron países como Italia, Portugal o Francia, donde el porcentaje se situó en el 0,4%, pero inferior al de países como Países Bajos o Alemania, donde la cifra fue del 0,8% y 1,1%, respectivamente. Tomaremos como referencia este último país a la hora de construir un escenario hipotético de flujos migratorios y examinaremos cuánto aumentaría el crecimiento económico si los flujos de inmigrantes sobre la población total en España convergieran de aquí al 2049 a los observados en Alemania en 2017. Los resultados muestran que, en términos anualizados, el crecimiento económico sería 0,02 p. p., 0,12 p. p. y 0,15 p. p. mayor en las décadas 2020-2029, 2030-2039 y 2040-2049, respectivamente, respecto al escenario de flujos de inmigrantes previsto por el INE.4  Esto significa que este escenario hipotético de flujos de inmigración «a la alemana» compensaría un 3% y un 17% el impacto negativo del envejecimiento en el crecimiento económico en la presente década y la siguiente, respectivamente, y lo compensaría del todo en la última década.

  • 4. El hecho de que durante la década 2020-2029 el aumento del crecimiento económico sea cercano a cero se debe a que la diferencia entre nuestro escenario hipotético y las previsiones de inmigración del INE son muy similares. En cambio, para las siguientes dos décadas la diferencia entre los dos escenarios se amplía y, por ese motivo, el impacto sobre el crecimiento económico es mayor.
Reducir la tasa de paro

La última medida que analizaremos en lo que se refiere a cómo aumentar la fuerza laboral está relacionada con la reducción de la tasa de paro, un importante caballo de batalla en España teniendo en cuenta que nuestra tasa de paro (13,9%) es la segunda más alta de la eurozona, solo por detrás de Grecia. Es en este punto donde centraremos nuestra atención, cuantificando cuánto ayudaría al crecimiento económico una política económica que redujera a la mitad y de manera progresiva hasta 2049 la diferencia entre el nivel de paro en España y el nivel medio de la eurozona (7,5%). Un descenso del paro de la magnitud descrita implicaría que, en términos anualizados, el crecimiento económico sería 0,12 p. p., 0,13 p. p. y 0,13 p. p. mayor en las décadas 2020-2029, 2030-2039 y 2040-2049, respectivamente, en relación con el escenario en el que la tasa de paro se mantuviera en el valor actual. Así, se reduciría en un 17%, 22% y 130% el impacto negativo del envejecimiento en la presente década y las dos siguientes, respectivamente.

Las tres medidas analizadas con el objetivo de aumentar el margen extensivo de la oferta laboral contribuyen a reducir el impacto del envejecimiento. Sin embargo, los resultados obtenidos indican que su incidencia es solo parcial y de distinta importancia en cada momento del tiempo (véase la tabla). Así, centrarse únicamente en políticas económicas que aumenten el número de ocupados per cápita no es suficiente para compensar el impacto negativo que tendrá el envejecimiento en la presente década y la siguiente. En este sentido, es también necesario poner énfasis en la otra pata que sustenta el crecimiento económico, la productividad laboral.

Productividad laboral

Como hemos analizado en el tercer artículo de este Dossier, una parte importante del impacto del envejecimiento en el crecimiento económico opera a través de la productividad laboral. A menudo este factor se ha olvidado cuando se habla del envejecimiento, pero para España es tan importante como el margen extensivo, e incluso lo es más para Portugal. Por este motivo, para remediar el impacto del envejecimiento deben tenerse en cuenta medidas que fomenten el crecimiento de la productividad laboral en España. La evolución de esta última ha sido bastante mediocre en las últimas dos décadas, y la lista de reformas para mejorarla es amplia. En un Dossier anterior,5  ya analizamos ampliamente el papel que tendrán las nuevas tecnologías en el aumento de la productividad, especialmente a medida que se consoliden aplicaciones, maduren nuevos modelos de negocio, mejore la formación de los trabajadores y se reasignen factores de producción.

Otra palanca importante para promover el crecimiento de la productividad es la educación, tanto en la reglada como en la formación continua. Esta última tiene un papel significativo para evitar el deterioro de las habilidades de los trabajadores, incluidos aquellos de mayor edad, y también para mejorar su adaptación a nuevas tareas a realizar dentro de sus empresas debido, por ejemplo, al cambio tecnológico.

Si nos fijamos en el aspecto concreto de la productividad laboral de la población de edad avanzada, un estudio reciente del Banco de España6 muestra un cambio en las habilidades de los trabajadores a medida que se hacen mayores. Por esta razón, las tareas de los trabajadores deben reasignarse para que los trabajadores de edad avanzada sigan manteniendo una carrera laboral productiva. Un ejemplo sería sustituir aquellas tareas que requieren de más esfuerzo físico –y que por tanto son menos adecuadas para los trabajadores de edad avanzada– por unas nuevas, centradas en otro tipo de habilidades, como puedan ser las de planificación. De manera más general, aumentar y mejorar no solo la productividad sino también las oportunidades laborales para los trabajadores de edad avanzada es un reto mayúsculo como sociedad, y tanto trabajadores como empresas y gobiernos debemos ponernos manos a la obra teniendo en cuenta que la fuerza laboral del futuro será una fuerza laboral más envejecida.7

En definitiva, el mensaje con el que debemos quedarnos es que, aunque las medidas que fomentan el crecimiento de la fuerza laboral ayudan a reducir el impacto del envejecimiento, necesitarán ir de la mano de un aumento de la productividad laboral si lo que se persigue es que el envejecimiento poblacional no lastre significativamente el crecimiento económico.

  • 5. Veáse el Dossier «Nuevas tecnologías y productividad» en el IM02/2020.
  • 6. Véase Anghel, B. y Lacuesta, A. (2020). «Envejecimiento, Productividad y Situación Laboral». Artículos Analíticos, Boletín Económico.
  • 7. Véase OECD Publishing (2019). «Working better with age». París.
Eduard Llorens i Jimeno
Etiquetas:
Demografía Empleo España Portugal Productividad
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