La evolución del balance financiero de los hogares durante los primeros años de la recuperación económica
¿Cómo han evolucionado la renta, la riqueza y la deuda de los hogares españoles en los últimos años? Podemos dar respuesta a esta pregunta gracias a la reciente publicación de la Encuesta Financiera de las Familias de 2017 (EFF 2017). Esta encuesta, que el Banco de España publica cada tres años, constituye una fuente de información valiosísima para entender la situación del balance financiero de la economía de los hogares y nos permite profundizar el análisis para los hogares con menor renta.
- La Encuesta Financiera de las Familias, aunque sea con cierta demora, nos proporciona información muy valiosa para evaluar la salud de las finanzas de los hogares.
- Entre 2014 y 2017, la renta de los hogares aumentó, aunque aún se situó por debajo de los niveles precrisis, y la ratio de deuda sobre la renta disminuyó hasta niveles cercanos a los de 2005-2008.
- La recuperación económica entre 2014 y 2017 no conllevó aumentos de desigualdad mientras que sí permitió reducir el grado de vulnerabilidad financiera de los hogares.
Antes de empezar a analizar los números, repasemos el contexto económico del país en 2017. La economía española experimentó un fuerte episodio de recuperación económica entre 2014 y 2017. Durante este episodio, la economía creció a tasas cercanas al 3% y se generaron cerca de 450.000 empleos por año. Además, un conjunto de factores temporales, como la compresión de los tipos de interés, el menor precio del petróleo y el repunte de crecimiento de nuestros principales socios comerciales dio un mayor impulso al avance de la actividad y fortaleció el ambiente de confianza.
Con este trasfondo, y tal y como se puede observar en el primer gráfico, la EFF nos muestra que la renta bruta mediana de los hogares en 2017 se empezó a recuperar de los mínimos históricos registrados en 2014.1 Asimismo, la ratio de deuda de los hogares sobre la renta bruta mediana cayó de manera pronunciada y pasó del 156% en 2014 hasta el 109% en 2017. Por su parte, la riqueza neta mediana de los hogares también cayó cerca de un 6% hasta situarse en los 115.000 euros, debido principalmente al menor porcentaje de hogares que tiene su vivienda principal en propiedad,2 mientras que la ratio de pagos por deuda sobre la renta del hogar cayó 2,8 p. p. hasta el 15,8%, el valor más bajo registrado desde la EFF 2005.
De este modo, vemos cómo la recuperación del mercado laboral impulsó el crecimiento de la renta de los hogares. Asimismo, podemos ver que entre 2014 y 2017 los hogares iniciaron un fuerte proceso de desapalancamiento que, junto con la compresión de los tipos de interés que mencionábamos anteriormente, permitió que la carga de la deuda, medida como el porcentaje de la renta bruta que se destina a pagar pagos por deuda, disminuyera.
Una gran ventaja de los datos que ofrece la EFF es que permiten desgranar el balance de los hogares según el nivel de renta. De este modo, podemos mirar con más detalle cómo se trasladó la recuperación económica entre aquellos hogares con menor renta. En el segundo gráfico presentamos el detalle de la evolución de la renta, de la riqueza y de medidas de carga de la deuda entre aquellos hogares con un percentil de renta inferior al 20%.3 Para cada variable, el gráfico muestra el valor según la EFF 2017 y según la EFF 2014, además del valor mínimo y el máximo tomado entre todas las EFF disponibles (la primera se publicó en 2002).
En términos de renta, los datos de 2017 reflejan una evolución positiva para los hogares con menores ingresos. Así, la renta mediana bruta creció un 11,7% en relación con el valor de 2014, aunque aún se sitúa por debajo del máximo de la serie histórica disponible. En contraposición, vemos cómo la riqueza neta de este segmento de hogares cayó y se situó en su cota mínima. Esta caída de la riqueza neta no se debe a un aumento de la deuda, puesto que el valor de la deuda mediana de los hogares del segmento que estamos analizando cayó de los 25.500 euros en 2014 a los 8.300 euros en 2017, sino a una caída del valor de los activos. A su vez, este descenso por el lado de los activos podría estar relacionado con el descenso del porcentaje de hogares de renta baja que son propietarios de su vivienda principal. Este porcentaje pasó del 67,3% en 2014 al 60,6% en 2017. Los datos también demuestran que la situación de vulnerabilidad financiera de los hogares con menos recursos ha disminuido desde 2014. Así, el porcentaje de hogares con niveles elevados de deuda, que definimos como aquellos hogares con ratios de deuda sobre renta mayores a 3, ha caído hasta la mitad del registro de 2014, de cerca de un 54% hasta poco más de un 27%. Cabe destacar que el registro de 2017 es la cota mínima desde que se disponen datos (2002). Asimismo, el porcentaje de hogares con cargas de la deuda muy elevadas (denotamos una carga elevada de la deuda cuando el hogar destina más del 40% de su renta a pagos por deuda) también ha caído de manera significativa: de algo más del 49% en 2014 a poco menos del 31% en 2017.
- 3. Es decir, el 20% de los hogares con una menor renta.
Como la EFF proporciona información desagregada de renta, riqueza, deuda y carga financiera para los hogares con más y menos recursos, nos informa sobre la evolución de la desigualdad y la vulnerabilidad a la que se encuentran expuestos los hogares. Dado que un seguimiento de un conjunto amplio de variables complica la lectura, en el tercer gráfico mostramos la evolución de un índice sintético de desigualdad y un índice sintético de vulnerabilidad o riesgo financiero a través de las diversas olas de la EFF.4
Partiendo de la primera publicación de la EFF en 2002, observamos cómo los datos de la encuesta mostraron un aumento de la desigualdad y del riesgo hasta el 2008. A partir de ahí, y con la llegada de la recesión, vemos cómo el indicador de desigualdad fue cayendo, fruto de que la recesión afectó a todos los hogares, pero el desplome de las cotizaciones financieras que la acompañó incidió especialmente sobre los hogares con más recursos, mientras que el indicador de riesgo se mantuvo en cotas elevadas debido al elevado volumen de deuda presente en el balance financiero de los hogares. Sin embargo, ya en 2017, se puede observar que la recuperación económica ha hecho posible disminuir el factor de riesgo, gracias al proceso de desapalancamiento que han realizado los hogares, sin aumentar de manera apreciable el grado de desigualdad en la economía, que en 2017 se sitúa en cotas cercanas a la mediana de todos los periodos considerados.
- 4. El índice sintético de desigualdad se calcula a partir de la información de tres series que la subyacen. Los tres indicadores comparan el diferencial entre los hogares en el percentil 40 o inferior de renta con los hogares de un percentil 60 o superior en las siguientes dimensiones: (i) renta media, (ii) riqueza media y (iii) el índice Herfindahl de concentración de la cartera de activos. Este último indicador mide hasta qué punto los hogares de renta más alta disponen de carteras de activos más diversificadas que los hogares de renta más baja. Típicamente, los hogares de renta baja concentran la casi totalidad de sus activos en su vivienda principal, mientras que los de renta alta, aparte de su vivienda principal, disponen de otros activos reales y financieros. El índice sintético de riesgo se calcula a partir de cuatro indicadores subyacentes: (i) el porcentaje de hogares con algún tipo de deuda, (ii) la mediana del valor de la deuda para aquellos hogares que tienen algún tipo de deuda, (iii) el porcentaje de hogares con ratios de deuda sobre renta del hogar superiores a 3 y (iv) el porcentaje de hogares con ratios de pagos por deuda sobre renta del hogar superiores al 40%.
A modo de conclusión, los datos de la EFF 2017 nos muestran que los primeros años de la recuperación económica conllevaron mejoras en la renta de los hogares, tanto del hogar mediano como de aquellos hogares en los percentiles de renta inferiores. Asimismo, durante el periodo entre 2014 y 2017, los hogares españoles aprovecharon la mejora de la renta para desendeudarse, de tal modo que la situación de vulnerabilidad financiera ha disminuido sustancialmente. Es importante resaltar que un menor grado de vulnerabilidad financiera es un factor clave para evitar que shocks temporales y adversos sobre la economía tengan repercusiones duraderas sobre la misma. De este modo, la EFF 2017 nos muestra que la economía ha llevado a cabo un importante proceso de recuperación que, sumado a la notable corrección de los desequilibrios macroeconómicos, la sitúa en una posición de mayor robustez para encarar y minimizar el impacto de turbulencias tales como las de la COVID-19, que se describe con mayor detalle en la coyuntura de este mismo Informe Mensual.