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Actividad y crecimiento

Situación y perspectivas de la financiación del consumo

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La decisión de consumo de los hogares se determina, en gran medida, por su nivel de renta y riqueza así como sus expectativas económicas futuras (para un mayor detalle sobre la contribución de estos factores, véase el artículo «La recuperación del consumo en España: factores explicativos y perspectivas» de este Dossier). Existe, no obstante, otro ingrediente importante que las familias también tienen en cuenta a la hora de decidir en qué y cuánto gastar: su capacidad y disponibilidad de financiación. El acceso a la financiación permite a los hogares satisfacer sus necesidades de consumo a lo largo de la vida, mantener un nivel de consumo estable y hacer frente a imprevistos.

De hecho, muchos de los bienes que consumimos con una vida útil larga requieren de un desembolso inicial elevado. Al financiar su compra, se consigue que su pago esté más repartido a lo largo de la vida útil del bien y, por lo tanto, más acorde con su uso. En esta categoría se incluyen los bienes duraderos, como los muebles, equipamientos para el hogar o vehículos, entre otros. Este tipo de bienes representa el 53% del consumo financiado por la banca, pero su peso es solo el 14% de la cesta de consumo de los hogares. El resto de consumo financiado incluye desde pagos aplazados con tarjetas de crédito hasta bienes y servicios no duraderos, como algunos servicios médicos o viajes.1

Actualmente, la financiación al consumo asciende a unos 75.000 millones de euros en España y representa aproximadamente el 10% del total de crédito concedido a los hogares. Las entidades de depósitos juegan un papel determinante en la concesión del crédito al consumo, aunque también hay que destacar la creciente importancia de los establecimientos financieros de crédito (EFC), que ya representan el 16% de este tipo de financiación. Los EFC son entidades especializadas en la concesión de créditos, muchas veces ligados al consumo minorista, que no pueden captar depósitos. Algunos de estos EFC son filiales de bancos.

La mejora económica de los hogares españoles ha potenciado la recuperación de la financiación al consumo. Así pues, la nueva producción de crédito ha encadenado crecimientos inter­anuales de doble dígito desde que se inició su recuperación a finales de 2013. Gracias a ello, la cartera del crédito al consumo ha aumentado un 30% desde los mínimos de 2014.

En 2017 la evolución del crédito al consumo también está siendo muy favorable: tanto la cartera como las nuevas operaciones están creciendo a un ritmo cercano al 15% interanual. A pesar de este crecimiento, la carga financiera de los hogares por crédito al consumo en el 1T 2017 se mantiene en el 5,7% de la renta bruta disponible (RBD), niveles estables desde 2013 y lejos del máximo del 9% de la RBD alcanzado en 2007. No obstante, cabe destacar un ligero repunte de la tasa de morosidad de este segmento, que ha aumentado casi 1 p. p. en un año hasta el 8,9%,2 una tasa que se sitúa prácticamente en consonancia con la morosidad total de la cartera de créditos.

Durante los próximos años, esperamos que el crédito al consumo mantenga una tendencia de crecimiento, si bien a un ritmo cada vez menor debido a que, tras su fuerte recuperación, su peso sobre el PIB español está cada vez más cerca de niveles que podríamos considerar normalizados (6,3% actual y 7,4% de promedio histórico desde 2005).

Adicionalmente, los bancos seguirán apostando por la financiación al consumo por su elevada rentabilidad ajustada al riesgo, en un entorno en que se mantendrán los tipos de interés bajos a medio plazo. De hecho, en los últimos años, el tipo de interés del crédito al consumo se ha mantenido en torno al 8%, niveles que se sitúan por debajo del promedio histórico para este tipo de crédito, pero muy por encima del rendimiento promedio del resto de la cartera. La financiación al consumo constituye, pues, una de las palancas para seguir mejorando la rentabilidad de las entidades financieras españolas.

La mayor demanda de crédito al consumo también apoyará al crecimiento de este tipo de financiación. Por un lado, la recuperación del mercado laboral contribuirá de forma positiva a las expectativas de renta de los hogares, que estarán más predispuestos a pedir prestado para avanzar parte de su consumo futuro. Además, el refuerzo de su posición financiera por la mejoría económica y por el proceso de desapalancamiento realizado redunda en una demanda de crédito más solvente para afrontar las obligaciones de pago venideras.

La evolución futura de la financiación al consumo estará también estrechamente ligada a la digitalización y a las innovaciones tecnológicas, fenómenos que están transformando el sector bancario y, en particular, la actividad de crédito al consumo. Las nuevas tecnologías están cambiando el comportamiento de los consumidores, quienes están cada vez más conectados y demandan mayor disponibilidad, inmediatez, sencillez y personalización en cada una de las fases del ciclo de compra (véase el artículo «El consumo en la era digital» de este Dossier). En ese ciclo, las entidades financieras (tradicionales o fintech) tienen un papel relevante en la fase de pago y en la financiación de las transacciones.

En este contexto, las nuevas tecnologías están permitiendo mejorar la experiencia de los clientes en los canales digitales mediante aplicativos fáciles y rápidos que agilizan el proceso de contratación de la financiación. Asimismo, la digitalización y el análisis de grandes volúmenes de información (el big data) ofrecen una oportunidad para conocer mejor las necesidades de los consumidores y mejorar así los servicios ofrecidos. Por ejemplo, los créditos preconcedidos permiten a los clientes financiarse de forma rápida cuando surge la necesidad. También el big data permite mejorar las herramientas de gestión en ámbitos tan importantes como el análisis del riesgo o la determinación de los precios, lo que permite ofrecer financiación a un precio mucho más ajustado al perfil de riesgo de cada consumidor.

En definitiva, la recuperación del crédito al consumo que se inició en 2013 ha apoyado la recuperación económica de las familias españolas en los últimos años y se espera que en un futuro siga contribuyendo, aunque con unos avances más acordes a su potencial de crecimiento a largo plazo, que no puede ser muy distinto al del crecimiento nominal de la economía. Su evolución futura también dependerá en parte de cuán rápido el sector bancario es capaz de adaptarse a los cambios tecnológicos y a la era digital para poder ofrecer los servicios que demandan los nuevos consumidores.

Ariadna Vidal y Pau Labró

Departamento de Estrategia Bancaria, Área de Planificación Estratégica y Estudios, CaixaBank

1. Según una encuesta realizada en 2016 por Cetelem, un 24% de los encuestados financiaría con un crédito servicios médicos u odontológicos, mientras que un 15% financiaría un viaje. Observatorio Cetelem, 2016, «Análisis del consumo en España».

2. Dato a marzo de 2017 y referente al crédito a hogares con finalidades distintas a la vivienda

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