El Fondo Monetario Internacional (FMI) en sus previsiones de primavera define unas perspectivas económicas relativamente contenidas. El Fondo espera que el crecimiento mundial se sitúe en 2013 en el 3,3%, para después acelerarse hasta el 4,0% en 2014. Estas previsiones son levemente inferiores a las de enero pasado. Concretamente, el crecimiento mundial esperado para 2013 es dos décimas porcentuales menor que el anteriormente previsto. De similar magnitud es la revisión de la mayor parte de las economías nacionales.
El FMI dibuja tres sendas distintas, que han motivado que el organismo haya descrito la situación como una recuperación a tres velocidades. En la más dinámica se encuadran las economías emergentes, que crecerán por encima del 5% en ambos años. En este grupo siguen destacando favorablemente los emergentes asiáticos, con previsiones de avance del PIB superiores al 7% en 2013-2014. La segunda velocidad la integrarían los países avanzados no europeos. Entre ellos cabe mencionar la recuperación prevista de Estados Unidos (crecimiento del 1,9% en 2013; avance del 3% en 2014).
Finalmente, los países de la eurozona se colocarían en una situación sensiblemente peor. La eurozona en su conjunto sufriría un descenso del 0,3% en el año actual, para después crecer mínimamente en 2014 (aumento del 1,1%). Entre las principales economías de la moneda única, de esta situación recesiva solo escapará Alemania, y aun así su crecimiento del 0,6% en 2013 se compara negativamente con el de otras economías no europeas. España, por su parte, sufriría de una caída del PIB del 1,6% en 2013, para después rebotar hasta el 0,7% en 2014.
¿A qué se debe esta disparidad en la recuperación económica? Por lo que se refiere a las economías de la eurozona, el aspecto que más destaca el FMI es el hecho de que el enquistamiento de la crisis de la deuda de la eurozona ha acabado afectando a la actividad de no solo las economías periféricas, sino también a varias de las economías centrales.
En el caso de Estados Unidos, el Fondo menciona que el esfuerzo de consolidación fiscal (equivaldrá a un 1,8% del PIB en 2013 según el FMI) lastrará la recuperación. Japón, por su parte, se beneficiará en este 2013 del cambio de política económica anunciado, con una notable expansión monetaria y fiscal, pero el FMI duda que dicho impulso sea duradero.
Por lo que se refiere a los emergentes, un factor clave que comparten muchas economías ha sido la resistencia del consumo incluso en la etapa de desaceleración de 2012. Partiendo de esa base, el Fondo considera que la relajación de la política económica ya en curso y la recuperación de las exportaciones prevista apoyan el escenario de aceleración que maneja.
En materia de riesgos, el FMI valora que las medidas adoptadas desde el verano (proyecto de unión bancaria, nuevos instrumentos del BCE, etc.) han contribuido a reducir los riesgos de una ruptura del euro y que las decisiones fiscales en Estados Unidos han alejado los riesgos de actividad a la baja por el «precipicio fiscal». Los riesgos a medio plazo siguen siendo abundantes: ausencia de planes de consolidación fiscal creíbles en Estados Unidos y Japón; exceso de deuda, poco margen de política económica y avances institucionales insuficientes en la eurozona; posibles efectos indeseados de las políticas monetarias extraordinarias, y, en el caso de ciertos emergentes, exceso de inversión y precios demasiado elevados de determinados activos.