El sector turístico español ha salido relativamente fortalecido de la recesión. Los datos macroeconómicos así lo reflejan. Desde 2008, el peso relativo de la actividad turística ha aumentado notablemente y, en 2011, ya representaba el 10,8% del PIB. La proporción de trabajadores que emplea el sector es también cada vez mayor (el 11,6% en 2012). Se trata, pues, de un sector consolidado que, a juzgar por los factores de fondo, contribuye y seguirá contribuyendo a la recuperación de la economía.
El buen comportamiento del sector durante los últimos años responde, en gran medida, al dinamismo del turismo global. Después de tres años de crecimiento ininterrumpido, el número de viajes internacionales superó, por primera vez, la barrera de los 1.000 millones en 2012. De estos, 57,6 millones visitaron España, que se mantuvo como el cuarto destino turístico a nivel mundial, prácticamente a la par con el tercero, China. En este contexto no extraña que los ingresos derivados del turismo alcanzasen un nuevo máximo, de 43.521 millones de euros, el año pasado.
La llegada de turistas procedentes de fuera de Europa ha sido clave en el impulso del sector. Entre enero de 2008 y diciembre de 2012 el número de visitantes no europeos aumentó en 1,5 millones, lo que supone un aumento del 39,3%. Ello contrasta con la lenta recuperación de los turistas procedentes del viejo continente que, en diciembre pasado, aún se situaban por debajo de los niveles pre-crisis. Sin embargo, los últimos datos disponibles muestran cierta reactivación del turismo procedente de Europa, con un aumento del 5,1% interanual entre marzo y mayo de 2013. Además, es probable que la recuperación de la eurozona prevista para la segunda mitad de 2013 siga dinamizando las visitas del resto de miembros de la Unión. Así, la entrada de turistas extranjeros podría situarse este año cerca del máximo de junio de 2008, de 59,4 millones de visitantes, o incluso llegar a rebasarlo.
Pero las buenas noticias no solo llegan de más allá de nuestras fronteras: la caída del turismo interno empieza a dar muestras de estar tocando fondo. El crecimiento de las pernoctaciones hoteleras en mayo respaldaría este escenario. En efecto, en términos acumulados de doce meses, las pernoctaciones de mayo aumentaron en 338.216 respecto a abril. Un buen dato si tenemos en cuenta la importante caída que se ha producido desde el máximo alcanzado en 2007, del 14,7%. De hecho, esta reducción podría haber sido aún mayor si no hubiera existido cierta substitución de viajes al extranjero por destinos nacionales, más cercanos. El margen de mejora es, por tanto, amplio una vez la demanda interna empiece a repuntar.
En definitiva, tras capear la crisis con buena nota, las perspectivas del sector turístico son positivas. Tanto en lo que concierne al turismo interno como exterior.