Este mes, como es habitual cada diciembre, dedicamos el Dossier del Informe Mensual a las perspectivas del año próximo.
Hace 12 meses, este editorial subrayaba la importancia de la política de cara a las perspectivas económicas de 2017. Hablábamos del presidente Trump, de las elecciones francesas y alemanas, del brexit y de la situación política en España.
Transcurrido un año, la recuperación de la economía global y de la eurozona ha ganado fuerza –más incluso de lo que preveíamos–, pero la política continúa estando en el foco de atención.
Desde luego, en el caso de España, continúan siendo válidas las palabras que utilizábamos el año pasado: las grandes reformas requieren dialogar y alcanzar equilibrios aceptables para una gran mayoría de la población, y que ofrezcan estabilidad y certidumbre.
En EE. UU., la Administración Trump ha demostrado un cierto pragmatismo y está a punto de conseguir la aprobación de una reforma fiscal que podemos considerar globalmente positiva, aunque nos siguen preocupando los tics proteccionistas.
En Europa, las elecciones francesas y alemanas dieron sendos espaldarazos a opciones europeístas, pero todavía no está claro si el eje francoalemán está dispuesto a liderar las reformas que necesita la eurozona para reforzar la integridad de la unión monetaria. En este sentido, una nueva grosse koalition en Alemania –que se podría concretar en las próximas semanas– sería una excelente noticia. Por otra parte, las elecciones italianas, a la vuelta de la esquina, también volverán a ser un nuevo test para el alza de los populismos y el euroescepticismo.
En cuanto al brexit, ya anticipábamos un proceso extremadamente complejo y se ha confirmado que estábamos en lo cierto. De todas formas, mantenemos el optimismo sobre la posibilidad de que se establezca un periodo de transición que otorgue más tiempo para finalizar las negociaciones y un acuerdo final que no penalice en exceso la libre circulación de personas y capitales. Eso sí, el riesgo de un no acuerdo es significativo y el daño que causaría, principalmente para la economía británica, sería enorme. Cada día que pasa se hace más evidente el error que supuso la celebración del referéndum sobre el brexit, en el que gran parte del electorado no sabía a favor de qué votaba (solo en contra de qué lo hacía).
En definitiva, la política vuelve a plantear importantes retos de cara al 2018. Superarlos será clave para poder gestionar con éxito los verdaderos grandes desafíos de esta era: el impacto del cambio tecnológico y la necesidad de un modelo de crecimiento más inclusivo, el envejecimiento de la población y sus efectos sobre los sistemas de pensiones y el conjunto de las finanzas públicas, y el cambio climático, un reto que pone a prueba como ningún otro la capacidad de cooperar internacionalmente en pos de un bien común. Estos, y no la política, son los temas que nos gustaría tratar en el editorial del diciembre del próximo año.
Para terminar, solo me queda desearles unas felices fiestas y un próspero 2018. Que la política acompañe.