Mercado laboral y demografía

Portugal: ¿hemos llegado al fin de la recuperación dorada del mercado laboral?

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La reducción del desempleo ha sido el aspecto más significativo de la recuperación de la economía portuguesa en los últimos años, hasta el punto de que el número de parados es actualmente inferior al registrado antes de la crisis financiera de 2008.1 Además, hay que retroceder a finales de 2002 para encontrar una tasa de paro tan baja como la registrada en el segundo semestre de 2018 (6,7%). Ante la desaceleración de la economía que se espera para 2019 y la reciente estabilización de la tasa de paro, cabe analizar la evolución futura del desempleo.

Esta cuestión requiere hablar del concepto de tasa de paro natural, es decir, la tasa más allá de la cual la reducción del desempleo genera presiones salariales o inflacionistas crecientes (también denominada NAWRU o NAIRU, por sus siglas en inglés).2 Aunque la tasa de paro natural no se observa directamente, su vínculo con la inflación nos permite estimarla a partir de la relación entre la tasa de paro y la inflación observadas (la llamada curva de Phillips). En concreto, si se produce una aceleración sostenida de las presiones inflacionistas y salariales por encima de sus niveles razonables (como, por ejemplo, una inflación del 2%), podemos deducir que la tasa de paro observada se en­­cuentra por debajo de su tasa natural.

¿Qué sabemos de la tasa de paro natural de Portugal? Como se puede observar en el gráfico adjunto, entre 2008 y 2013, tanto la tasa de paro observada como la natural aumentaron rápidamente, lo que sugiere que el mercado laboral se vio afectado tanto por el ciclo económico como por factores estructurales. De hecho, durante periodos de crisis, la menor actividad económica provoca, en una primera fase, la reducción o el fin de la actividad de las em­­presas, lo que destruye puestos de trabajo. A medida que la crisis se intensifica, aumenta también el tiempo que las personas están en paro. Ello dificulta su reingreso en el mer­­cado laboral, dado que las competencias de estos parados se van deteriorando y dejan de ajustarse a las exigencias del mercado. En este contexto, el número de parados de larga duración aumenta, tal y como sucedió en Portugal entre 2008 y 2013.3 Además, el desempleo es­­truc­­tural se ve acentuado no solo por esta pérdida de com­­petencias sino también por un mayor desequilibrio entre las competencias exigidas por el mercado y las que tienen los trabajadores (el llamado skills mismatch), algo que se observó en la última recesión tanto en Portugal como en otras economías de la eurozona (pro­­bablemente por la crisis en la construcción, que llevó a la consiguiente destrucción de numerosos puestos de trabajo en este sector).4

Sin embargo, con la recuperación económica, parte de estos factores estructurales se deshacen. Así, como se percibe en el gráfico, la tasa de paro natural ha disminuido hasta el 8,2% en 2018 (según estimaciones de la Comisión Europea). Esta cifra es superior a la tasa de paro observada (que probablemente se situó en el 7% en 2018), lo que refleja una mayor madurez del mercado laboral y sugiere la posibilidad de dinámicas salariales más firmes. De hecho, la remuneración media mensual neta de los trabajadores por cuenta ajena creció un 3,8% interanual de media los primeros tres trimestres de 2018, aunque esta evolución posiblemente refleje de igual modo otros factores.5 Asimismo, otras tendencias también reflejan la mayor ma­­durez del mercado laboral. Concretamente, la tasa de paro se estabilizó en el 6,7% en diciembre por segundo mes consecutivo y el crecimiento de la ocupación se ha desacelerado, aunque todavía queda margen de recuperación en sec­­tores en los que las empresas tienen dificultades para encontrar personal adecuado (como en la construcción).6

En definitiva, con la recuperación del mercado laboral bien consolidada, es posible que el menor desempleo contribuya a unas presiones salariales más firmes en el futuro. Sin embargo, hay que interpretar con cautela las estimaciones de la tasa de paro natural, ya que varían a lo largo del tiempo y en función de la metodología con la que se calculan.7

1. En 2018, se registraron de media cerca de 364.000 desempleados (da­­tos disponibles hasta noviembre), una cifra sensiblemente inferior a los 418.000 de 2008.

2. NAIRU (non-accelerating inflation rate of unemployment) y NAWRU (non-accelerating wage rate of unemployment) son las tasas de paro compatibles con una inflación/crecimiento salarial estables.

3. En 2013, los parados de larga duración representaban el 62% del total de parados.

4. Banco Central Europeo (2014), «The impact of the economic crisis on euro area labour markets», Boletín Mensual, noviembre.

5. Por ejemplo, la eliminación total de un impuesto adicional sobre la renta que se había establecido en 2011.

6. Así lo refleja la encuesta anual de costes del entorno de 2017.

7. Banco Central Europeo (2015), «Comparisons and contrasts of the im­­pact of the crisis on euro area labour markets», Occasional Paper Series.

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