El precio de los alimentos empieza a dar un respiro
Los precios de los alimentos han empezado a moderar su ritmo de crecimiento, pero el alza acumulada desde 2019 es significativa y ha hecho aumentar el peso del gasto en alimentación en la cesta de consumo de los hogares españoles. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, seguir moderando las presiones inflacionistas sobre los alimentos de cara a los próximos trimestres.
Los precios de los alimentos han sido, junto con los de la energía, los grandes protagonistas del episodio inflacionista que se inició en 2021, con la salida de la pandemia, y que se intensificó en 2022, como consecuencia de la guerra en Ucrania.De hecho, los alimentos son el componente de la cesta de consumo que ha acumulado un mayor aumento durante los últimos cuatro años y medio. En concreto, el precio de los alimentos ha crecido un 30,7% entre diciembre de 20199 y agosto de 2024 (último dato disponible), más de 10 p. p. por encima de la energía (20,0%) y casi 13 puntos por encima del IPC general (17,9%).
La inflación de alimentos se modera…
… pero el crecimiento acumulado del precio es muy sustancial
La inflación de los alimentos empezó a despegar a finales de 2021, arrastrada en un principio por el aumento de unos pocos productos (como los aceites vegetales y las harinas). Poco a poco, la subida de precios se fue generalizando en la mayoría de los productos alimentarios, sobre todo a partir de 2022, cuando la guerra en Ucrania disparó los costes de producción del sector agrario (tanto de los insumos como de los energéticos). A principios de 2023, la inflación de los alimentos llegó a rebasar el 15% (el máximo registrado desde 1994). En ese momento, el precio de un 80% de los productos de la cesta de la compra aumentaba a un ritmo superior al 10% interanual, tal y como se recoge en el siguiente gráfico. Desde entonces, la inflación de los alimentos se ha ido moderando hasta llegar al 2,7% interanual en agosto de 2024. Las dinámicas de la inflación, sin embargo, siguen mostrando una dispersión superior a la habitual. Así, en agosto de 2024, un 9,5% de los productos alimentarios todavía registraba una inflación superior al 10%10 mientras que, en el otro extremo, un 24% de los productos alimentarios ya registraba descensos de precio en términos interanuales.11
- 10. Los seis productos que en agosto de 2024 registraron una inflación superior al 10% son: aceite de oliva (31,0%), chocolate (16,9%), zumos de frutas y vegetales (16,2%), patatas (12,2%), cacao y chocolate en polvo (10,7%), y carne de ovino y caprino (10,4%).
- 11. Los mayores descensos de precio en agosto de 2024 los registraron los otros aceites comestibles (–7,6%), pizza y quiche (–3,6%), otros productos a base de cereales (–3,4%) y la leche desnatada (–3,3%).
A pesar de que ya se observa una cierta moderación en el ritmo de crecimiento del precio de los alimentos, el repunte acumulado entre diciembre de 2019 y agosto de 2024 es sustancial y, además, ha sido muy intenso en algunos productos básicos para el consumidor medio español, como el aceite de oliva, las frutas y verduras, la leche o los huevos. Por otro lado, entre los productos que menos han aumentado de precio encontramos los frutos secos, las bebidas alcohólicas, los productos del tabaco, el marisco y el pescado (véase la siguiente tabla).
A principios de 2023, la inflación de los alimentos llegó a rebasar el 15% (máximo registrado desde 1994)
Uno de los principales determinantes de la escalada de precios de los alimentos fue el fuerte incremento de los costes de producción en el sector primario
Uno de los principales determinantes de la escalada de precios de los alimentos fue el fuerte incremento de los costes de producción en el sector primario. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), los precios pagados por los agricultores aumentaron un 55% entre diciembre de 2019 y agosto de 2022, principalmente debido al alza de los precios de energía (118%), fertilizantes (121%) y piensos y alimento para el ganado (56%).
Desde mediados de 2022, los costes intermedios de los agricultores se han ido moderando, y acumulan un descenso del 21%. Este retroceso, sin embargo, ha sido más moderado que el incremento registrado anteriormente, por lo que los costes de producción se encuentran todavía alrededor de un 22% por encima del nivel prepandemia.
Las presiones inflacionistas sobre los primeros eslabones de la cadena alimentaria van remitiendo
De cara a los próximos trimestres, es de esperar que esta tendencia a la moderación se vaya afianzando. Los precios de las principales materias primas agrícolas cotizadas en los mercados internacionales han descendido desde los máximos alcanzados en 2022, y los mercados de futuros apuntan a una tendencia algo más estable y en niveles similares a los de antes del estallido de la guerra en Ucrania.12 Así, los mercados de futuros anticipan que el precio del trigo se situará alrededor de los 600 dólares por fanega en el periodo 2025-2027, un valor algo más elevado que el de diciembre de 2019 (unos 550 dólares) pero notablemente inferior a las cotizaciones máximas de la primavera de 2022, cuando llegó a situarse por encima de los 1.100 dólares. Se espera una evolución similar para el precio del maíz y la soja, tal y como puede observarse en el siguiente gráfico. Esta tendencia de gradual moderación de los precios agrícolas responde, por un lado, a las perspectivas favorables de oferta de cereales para la campaña 2024-2025 y a las señales de ralentización de la actividad económica mundial (al gradual deterioro de China, se une el temor de un enfriamiento de la economía de EE. UU.), lo que está moderando la demanda de materias primas agrícolas en los mercados internacionales.13
- 12. Véase «El sector agrario español y su dependencia de los mercados de materias primas agrícolas internacionales», publicado en el Informe Sectorial Agroalimentario 2S 2022.
- 13. El informe de agosto de 2024 «World Agricultural Supply and Demand Estimates» del Departamento de Agricultura de Estados Unidos anticipa un incremento de la producción mundial de cereales del 0,8% hasta los 2.830 millones de toneladas, gracias a que la moderación de la producción en la UE y en EE. UU. se está compensando con la excelente cosecha en otros productores mundiales (Ucrania y Australia, entre otros).
Los precios de las principales materias primas agrícolas han descendido y los mercados de futuros apuntan a una tendencia algo más estable
Los largos procesos de producción del campo comportan que la transmisión del descenso de los costes de producción tarde meses en llegar a los precios finales. Con el objetivo de analizar cómo se transmiten las subidas y las bajadas de precios a través de la cadena alimentaria hasta llegar al consumidor final, hemos desarrollado un modelo econométrico de proyecciones locales14 que permite medir la intensidad y la duración de la traslación de los costes de producción a los precios de los alimentos que pagan los consumidores finales.
- 14. El análisis de esta sección está basado en el artículo «The wage-price pass-through across sectors: evidence from the euro area», Ampudia, M., Lombardi, M. J. y Renault, T., Banco Central Europeo, 2024. El modelo se estima para 55 productos alimentarios. Las variables se expresan en diferencia interanual del logaritmo del índice.
El abaratamiento de los precios pagados por los agricultores se va filtrando progresivamente a los distintos eslabones que conforman la cadena alimentaria hasta llegar al consumidor final
El siguiente gráfico muestra el impacto de un shock sobre la tasa de variación interanual de los precios que pagan los agricultores en España sobre la inflación promedio de los alimentos. Los resultados revelan que un aumento (descenso) transitorio de 1 p. p. en la tasa de variación de los precios pagados por los agricultores repercute en una subida (bajada) promedio de 0,4 p. p. sobre la inflación de los alimentos al cabo de 12 meses, cuando se produce el impacto máximo. También se observa que este shock presenta una elevada persistencia, pues el impacto es significativo, pero decreciente, durante unos 9 meses más tras el impacto máximo. De aquí podemos extraer que, si la mayor parte del shock alcista en energía e insumos se produjo a principios de 2022, la mayor parte del impacto en la inflación de los alimentos ya habría quedado atrás.
Además, teniendo en cuenta el descenso que ya han registrado los costes de producción agrícola, junto con el reciente descenso del precio del petróleo, es de esperar que la tendencia de moderación de los precios de los alimentos finales tenga continuidad. Así, para los próximos meses esperamos que los precios de los alimentos mantengan la tendencia de desinflación, si bien podrían repuntar puntualmente en 2025 una vez se eliminen las rebajas del IVA de determinados productos. A largo plazo, el aumento acumulado de los costes agrícolas pone un límite al descenso que puedan experimentar los precios de los alimentos.
Con todo, la incertidumbre sobre la evolución de los precios de los alimentos es elevada, puesto que están condicionados por múltiples factores, entre ellos los fenómenos meteorológicos extremos (no solo en España y en Europa, sino en todo el mundo), cuya probabilidad puede aumentar con la llegada de La Niña, un fenómeno climatológico que se caracteriza por un enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico, y puede provocar inundaciones y sequías, con un impacto importante sobre las cosechas, especialmente en Latinoamérica. En sentido opuesto, el reciente descenso del precio del petróleo también podría ayudar a moderar los precios de los alimentos.
El aumento de los precios de los alimentos ha repercutido en el esfuerzo que han tenido que realizar las familias para afrontar el gasto en alimentación. Como se muestra en el siguiente gráfico, el gasto medio por hogar en alimentación, que incluye tanto el consumo en el hogar como el gasto en restauración, aumentó un 19,5% en términos nominales entre 2019 y 2023.15 Este incremento se explica en su totalidad por el aumento de los precios puesto que, en términos reales (cantidad), el gasto medio por hogar disminuyó un 3,7%. También se observa un cambio en la composición del gasto alimentario: aumentó más el gasto dentro del hogar (24,4%) que el gasto en restauración y comedores (11,9%), aunque ambos retrocedieron en términos reales (–3,9% y –3,4%, respectivamente).
El fuerte repunte del precio de los alimentos ha comportado que el peso del gasto en alimentación y restauración sobre el total del gasto medio por hogar haya aumentado del 23,4% en 2019 al 26,0% en 2024. En contrapartida, se redujo el gasto en otros conceptos como transporte, comunicaciones, vestido y calzado, muebles y otros artículos del hogar, entre otros.
- 15. Datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.
Si entramos en el detalle de los productos alimentarios consumidos en el hogar, observamos que el gasto medio por hogar creció, en términos nominales, para la mayor parte de productos a causa de la subida de los precios.16 En cambio, en términos reales, se ha reducido el gasto en más de la mitad de los productos. La siguiente tabla muestra los 20 productos cuyo gasto real más se ha incrementado entre 2019 y 2023 (top 20) y los que menos (bottom 20), junto con el incremento de precio acumulado en este periodo.
Resulta curioso comprobar que no hay una relación directa entre el cambio en el gasto real y la inflación acumulada por producto.17 Así, entre los productos cuyo gasto real ha aumentado más se encuentran algunos productos básicos cuyos precios relativos han aumentado en mayor medida, como los huevos, el azúcar o las pastas. Sin embargo, también encontramos algunos de los productos que menos se han encarecido, como el café o los platos preparados. En sentido contrario, los consumidores han reducido la proporción de consumo destinado a bienes que se han encarecido, como el aceite de oliva o las frutas, pero también ha reducido el consumo de productos como los frutos secos, que son los que menos se han encarecido.
- 16. Solamente descendió para 8 de los 82 productos considerados. Alimentos para bebé (–17,1%), productos dietéticos (–14,1%), y espirituosos y licores (–6,8%) registraron los mayores descensos del gasto medio por hogar en valor entre 2019 y 2023.
- 17. La correlación entre la inflación acumulada y la variación real del gasto por hogar por productos alimentarios entre 2019 y 2023 es del 39%.
Entre los productos cuyo gasto real ha aumentado más se encuentran algunos productos básicos cuyos precios relativos han aumentado en mayor medida, como los huevos, el azúcar o las pastas
Es decir, a pesar de la fuerte alza de precios registrada en algunos productos alimentarios, su consumo no se ha visto muy afectado, lo que señala la baja elasticidad-precio del gasto en alimentación. Asimismo, es importante señalar que la agrupación de productos alimentarios no permite detectar la sustitución dentro de cada subclase de productos que pueden ser de distinta calidad.