El sector agroalimentario español se reactiva en 2024 gracias a la moderación de los costes de producción
El sector agroalimentario español ha comenzado a recuperarse tras dos años de deterioro, gracias a la moderación de los costes de producción y de la sequía. Sin embargo, los efectos de ambos shocks todavía persisten, y todavía afronta importantes retos que limitan su capacidad de crecimiento de forma estructural.
El sector agroalimentario español ha comenzado a recuperarse tras dos años de deterioro gracias a la moderación de los costes de producción y de la sequía. En la primera mitad de 2024, la actividad está aumentando a ritmos superiores al del conjunto de la economía, y las perspectivas para la campaña de 2024-2025 son favorables. Sin embargo, las consecuencias de la severa sequía que sufrió el país aún afectan a la producción de algunos cultivos y los costes permanecen en niveles muy por encima de los de antes de la pandemia. Además, el sector sigue estando muy condicionado por importantes retos (falta de mano de obra, impacto del cambio climático, adaptación a nuevas exigencias regulatorias, etc.) que limitan su capacidad de crecimiento de forma estructural.
El sector primario comienza a dejar atrás el fuerte deterioro registrado entre finales de 2021 y la primera mitad de 2023, cuando acusó unas condiciones climáticas especialmente adversas (por la situación de sequía severa en gran parte del país) y un repunte de los costes de producción (como consecuencia de la guerra en Ucrania, en gran medida). Tras llegar a registrar caídas interanuales de hasta dos dígitos del valor añadido bruto (VAB) en términos reales (la mayor caída, del 27%, se dio en el 3T 2022), el sector abandonó las tasas negativas en el 2T 2023 y creció un dinámico 7,6% en el 1S 2024, por encima del conjunto de la economía (2,8%). A pesar de esta mejora reciente, el VAB del sector primario todavía se encuentra un 6,2% por debajo del nivel del 4T 2019, mientras que el PIB del conjunto de la economía lo supera en un 5,7%.1 El buen comportamiento reciente está permitiendo que el sector vaya recuperando paulatinamente su peso sobre el conjunto de la economía: en el 1S 2024 representaba un 2,6% del VAB total, 1 décima más que en 2022 pero todavía inferior al 3,0% que representó en el promedio de 2015-2019. El menor peso del sector primario respecto al periodo prepandemia se explica también por el fuerte crecimiento experimentado por otros sectores de actividad (como el sector turístico y el de información y comunicaciones). Asimismo, cabe señalar que el peso del sector primario español supera con creces el promedio de la eurozona (1,7%).
- 1. Estas cifras incorporan la revisión estadística de 2024 de las series de Contabilidad Nacional.
El sector primario se recupera gradualmente de los shocks de 2021-2023
Las Cuentas Económicas de la Agricultura de 2023 reflejan que el VAB del sector primario español creció gracias a la combinación de un aumento de los precios agrarios y una reducción de los consumos intermedios, que retrocedieron un 4,3% el año pasado. Aunque este descenso es muy limitado, teniendo en cuenta que los costes crecieron un 41% entre 2020 y 2022, supone un alivio para el sector. La disminución de los costes intermedios se explica sobre todo por la caída de los precios de la energía (–30,8%), de los fertilizantes (–29,8%) y, en menor medida, de los piensos (–2,1%).
Pese a la disminución de los costes intermedios, la sequía volvió a pasar factura al sector en 2023 y la producción vegetal volvió a caer con fuerza
Por su parte, el valor de la producción agraria se incrementó un 4,0% en 2023, gracias al aumento en los precios (13,1%), que compensó con creces el descenso del volumen de producción (–8,0%). Detrás de ese descenso, destaca la fuerte caída en la producción vegetal (–12,2%), que acusó otro mal año hidrológico. Las producciones en las que predomina el secano fueron las más afectadas, registrando el aceite de oliva (–58,6%), los cereales (–34,8%) y el vino y el mosto (–21,1%) las caídas más abultadas.2 Por el contrario, las producciones más ligadas al regadío tuvieron un mejor comportamiento: destaca el incremento de la producción de frutas (4,6%), que se benefició además de un aumento del 15,8% en los precios.
- 2. En términos de valor, la fuerte caída de la producción de aceite de oliva se vio parcialmente mitigada por el aumento de precio (70,1%), por lo que el descenso en valor fue del –29,6%. En cambio, la caída del precio de los cereales (–26,2%) comportó un abultado descenso en valor (–51,9%).
La comparativa de la producción vegetal con respecto al resto de socios europeos fue incluso más negativa que la registrada en 2022. Todos los grandes exportadores agrícolas de la región, a excepción de Italia y España, mejoran respecto a 2022, siendo el caso español especialmente negativo, ya que acumula un descenso superior al 20% en su producción vegetal en los últimos dos años.
La situación de sequía prolongada que ha venido afectando a la península ibérica desde 2022 ha vuelto a ser un lastre para la oferta y el rendimiento de las cosechas a lo largo de 2023. En el gráfico de la siguiente página se puede observar que, entre 2004 y 2021, se produjo un aumento muy significativo de la superficie de regadío en España, de más de medio millón de hectáreas, hasta alcanzar los 3,9 millones en 2021, lo que representaba un 22,9% de la superficie de cultivo y un 7,8% de la superficie geográfica total.3 Sin embargo, la situación de sequía prolongada que han experimentado muchas zonas de España en los años 2022 y 2023 han supuesto un ligero retroceso de la superficie de regadío (–4,4% entre 2021 y 2023), llegando a disminuir su peso hasta suponer el 22,1% de la superficie de cultivo y el 7,5% sobre la superficie geográfica total en 2023. Cabe señalar que el regadío aporta cerca del 65% del valor total de la producción vegetal final, un dato muy significativo y que refleja el mayor rendimiento de los cultivos de regadío en comparación con el secano. Sin ningún lugar a duda, el regadío es un pilar fundamental del potencial productor y exportador del sector hortofrutícola español.
Es importante destacar que, a lo largo de los últimos años, ha aumentado la superficie regada mediante el sistema de riego localizado (goteo), una técnica mucho más eficiente y con unas demandas de agua muy contenidas, en detrimento del sistema de gravedad, con un consumo de agua mucho mayor. El sistema de aspersión, un sistema más propio de cultivos herbáceos, también se ha ido implantando a lo largo de estos años. En todo caso, se debe seguir apostando por la modernización del regadío para conseguir una agricultura competitiva, rentable y eficiente en el consumo del agua.
- 3. Este incremento del regadío ha ido acompañado del desarrollo de infraestructuras hidráulicas como los embalses y los trasvases, fundamentales para el transporte y la regulación del agua.
La superficie de regadío ha experimentado un cierto retroceso en los dos últimos años a causa de la sequía. Las técnicas de riego eficiente están cada vez más extendidas
La superficie de regadío se ha reducido ligeramente en 2022 y 2023 mientras se van implantando técnicas de riego más eficientes
Los últimos informes de seguimiento de la situación de sequía que realiza el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) recogen una incipiente y leve mejora de la situación desde mediados del año pasado: mientras que el 35%-45% del territorio estaba afectado en la segunda mitad de 2022, en la segunda mitad de 2023 estaba afectado el 15%-25% del territorio. La primera mitad de 2024 también recoge una mejora incluso más clara (10%-15% del territorio afectado), pero habrá que esperar a los próximos meses para confirmar esta tendencia y, en cualquier caso, cabe puntualizar que la situación sigue siendo compleja en algunas zonas.
Los últimos informes de seguimiento de la situación de sequía que realiza el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico recogen una incipiente y leve mejora de la situación desde mediados del año pasado
En los últimos meses, aunque los costes más relevantes para el sector siguen muy por encima de los niveles prepandemia, se mantiene el tono de gradual moderación que se inició en 2023. Las mayores correcciones desde máximos se han producido en los costes energéticos, en los fertilizantes y, en menor medida, en los piensos, que es la partida que más pesa en los consumos intermedios del sector (supone en torno al 55% del total).
Aunque los costes más relevantes para el sector siguen muy por encima de los niveles prepandemia, se mantiene el tono de gradual moderación que se inició en 2023
Todo parece apuntar a que esa tendencia de moderación se mantendrá en los próximos meses. Por un lado, los costes energéticos, tanto en lo que respecta al mercado del petróleo como al del gas natural, continúan moderándose y se encuentran en torno a mínimos desde el estallido del conflicto en Ucrania, si bien es cierto que no se puede descartar una escalada en el conflicto en Oriente Próximo que altere el escenario energético actual. Por el otro, el informe de perspectivas de precios de los alimentos del Banco Mundial de abril de 20244 anticipa caídas adicionales en los precios de los alimentos para 2024 (–6%) y 2025 (–4%), destacando las caídas en cereales, aceites y harinas, debido al aumento en la producción global. Se espera que los precios del trigo y del maíz bajen significativamente en 2024 (–15% y –21%, respectivamente), y se anticipan menores descensos en 2025 tras la normalización de los precios. No obstante, el propio organismo advierte de que los riesgos para estas previsiones están claramente sesgados al alza, teniendo en cuenta factores sensibles como el clima, la geopolítica, la dinámica de los costos de los inputs o posibles problemas en el comercio marítimo.
Los costes de producción se han moderado desde máximos y las cotizaciones en los mercados internacionales apuntan a que esta tendencia continuará
El gradual descenso de los costes y la incipiente mejora de la situación hidrológica se está traduciendo en unas estimaciones más positivas para la campaña 2024-2025 tras dos años difíciles. Según el informe del MAPA de Avances de superficies y producciones agrícolas (con datos hasta junio de 2024), la producción de cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale) se situaría en 16,4 millones de toneladas (Mt) en 2024, lo que supone un incremento del 88% respecto a la campaña de 2023 (8,7 Mt en 2023) y levemente por encima de la media de las últimas cinco campañas (15,7 Mt en media en el periodo 2019-2023). También se observa un aumento del rendimiento de estos cultivos, en la mayor parte de los casos, por encima del rendimiento medio de las últimas cinco campañas.
También se anticipa un aumento en la producción de vino, después de la mala cosecha de 2023-2024. El MAPA prevé un repunte del 17% en la producción de uva para mosto y vino en 2024-2025, aunque el sector se quedará muy lejos de retomar la producción media de las cinco campañas anteriores (un 7,2% por debajo del promedio 2019-2023). Respecto al olivar, el MAPA aún no proporciona expectativas para esta campaña, si bien las diferentes asociaciones interprofesionales del sector anticipan una recuperación de la producción en 2024-2025 hasta un nivel similar al promedio de los últimos 10 años, tanto en España como a nivel mundial. Aunque estas previsiones son todavía muy tempranas, el precio de venta en almazara ha empezado a moderarse por el mayor equilibrio entre la oferta esperada y la demanda.
Tras dos años de deterioro debido al incremento en los costes, la industria de la alimentación comienza a reactivarse. La producción industrial creció un 1,9% interanual en la primera mitad de 2024, por primera vez en positivo desde 2021, dejando atrás la fuerte caída del 2,6% en 2023. Detrás de la mejora en 2024 se encuentra la moderación en el crecimiento de los costes de producción que soporta el sector. Por su parte, la actividad en la fabricación de bebidas ha descendido en la primera mitad de 2024 (–2,8% interanual, tras un descenso del 2,0% en 2023). La continua caída se explica, en gran medida, como una corrección tras el fortísimo repunte de la actividad en 2021 y 2022 (efecto de la situación pospandemia y la reactivación del canal HORECA). De hecho, la fabricación de bebidas se encuentra un 3,8% por encima del registro de 2019, mientras que la producción de alimentos todavía es un 2,1% inferior a esta referencia.
La industria de la alimentación sigue mejorando, pero no alcanza el nivel prepandemia
El sector primario sigue destruyendo empleo, a un ritmo del 2%-3% anual, de tal manera que su peso en el total de afiliados continúa descendiendo. Los últimos meses disponibles no son una excepción: el sector destruyó 18.000 empleos entre enero y agosto, lo que supone un descenso del 2% interanual. Por el contrario, los afiliados están creciendo a ritmos del 2,3% interanual en la industria alimentaria en lo que llevamos de 2024 (de enero a agosto), ritmos similares a los registrados en los últimos años.
Por su parte, la tasa de temporalidad se sigue reduciendo de forma gradual en el sector agroalimentario español: en el 2T 2024, un 33,7% de los asalariados del sector tenían un contrato temporal, lo que supone 5,7 p. p. menos que hace un año y 20 p. p. menos respecto a 2021, cuando entró en vigor la reforma laboral. No obstante, la evidente estacionalidad de la actividad que caracteriza al sector hace que esta tasa de temporalidad siga siendo mucho más elevada que para el conjunto de la economía española (13,6% en el 2T 2024).
Se sigue destruyendo empleo en el sector primario
El repunte en los costes de producción de la industria alimentaria se trasladó en gran parte a los precios de los alimentos que paga el consumidor final. Así, la inflación de los alimentos alcanzó el 16% a finales de 2022, si bien desde entonces se ha producido una moderación en las tasas de inflación hasta el 2,7% registrado en agosto de 2024. Para los próximos meses esperamos que los precios de los alimentos mantengan la tendencia de desinflación a corto plazo, si bien podrían repuntar en 2025 una vez se eliminen las rebajas de IVA de determinados productos.
A pesar de esa moderación en el crecimiento de los precios de los alimentos, todavía no se percibe una reactivación significativa en la demanda: en términos reales, las ventas minoristas en alimentación crecen a tasas modestas (1,2% interanual en julio de 2024), levemente por debajo de las tasas registradas en 2023.
La moderación de la inflación de los alimentos debería apoyar cierta reactivación de la demanda en los próximos meses
La mejora de la producción agraria ha permitido que las exportaciones agroalimentarias crecieran un 3,0% interanual en volumen en el 1S 2024, tras dos años consecutivos de retrocesos (–5,0% en 2022 y –8,9% en 2023). En términos de valor, los ritmos de avance son más significativos debido al alza en los precios que han venido registrando la mayoría de los productos agroalimentarios en los mercados internacionales. Así, las exportaciones crecieron un 5,9% en el 1S 2024, por encima del 3,5% anotado en 2023, y ya superan los 70.000 millones de euros en el acumulado de 12 meses hasta junio de 2024.
Puesto que las importaciones agroalimentarias son mucho menores que las exportaciones, el sector viene registrando, de forma ininterrumpida desde 1996, importantes superávits comerciales, los más elevados entre todos los sectores y que compensan, parcialmente, los tradicionales déficits de la balanza de bienes no agrarios. En el 1S 2024 dicho superávit alcanzó el 1,1% del PIB, una cifra muy elevada, solo superada por los extraordinarios registros de 2020 y 2021, marcados por la pandemia.
Puesto que las importaciones agroalimentarias son mucho menores que las exportaciones, el sector viene registrando importantes superávits comerciales
Dada la importancia del sector en la balanza de bienes española, en el siguiente artículo «La buena salud de las exportaciones agroalimentarias» de este mismo informe analizamos con más profundidad el reciente comportamiento de las exportaciones agroalimentarias, los factores que explican esta reactivación, los principales destinos exportadores del sector y su reciente diversificación de socios comerciales para sortear los múltiples lastres que ha sufrido el sector en los últimos años.