¿Qué nos dice el último censo agrario sobre las explotaciones agrarias españolas?
La publicación del último censo agrario por parte del INE, correspondiente a 2020, no solo nos permite describir de forma exhaustiva cómo ha evolucionado el sector agrario español por el lado de la oferta en las últimas décadas, sino conocer también los cambios de carácter estructural y anticipar nuevas tendencias, fortalezas y debilidades. La explotación agraria típica aún se caracteriza por su pequeño tamaño, una modesta dimensión económica, y por estar al mando un jefe de explotación que, mayoritariamente, será un hombre y de edad avanzada, con un escaso relevo generacional, uno de los mayores hándicaps a los que se enfrenta el sector. No obstante, los sucesivos censos recogen una gradual concentración de estas explotaciones, que cada vez son más grandes y productivas, así como una mayor presencia de la mujer en el campo.
El sector agrícola español se caracteriza por una elevada presencia de explotaciones pequeñas: más de la mitad tienen 5 hectáreas o menos. La producción media es de unos 49.600 euros anuales por explotación, aunque el 63% produce menos de 15.000 euros al año. En cuanto a la propiedad, la gran mayoría se encuentra en manos de personas físicas (94% del total), y el titular suele ser el jefe de la explotación (81%), que es predominantemente un hombre (71%) y de edad avanzada (un 41% es mayor de 65 años).
El tamaño medio de las explotaciones agrarias españolas es pequeño, aunque las ganaderas son más grandes que las agrícolas
El análisis por especialización productiva (orientación técnico-económica u OTE), permite diferenciar entre explotaciones agrícolas y ganaderas. Las primeras dominan claramente en número (más del 80% del total), pero tan solo acumulan en torno a la mitad de la superficie útil y de la producción (30.128 euros por explotación en media). Por su parte, las instalaciones ganaderas tan solo suponen 2 de cada 10, pero cuentan con mayor superficie y dimensión económica (135.225 euros por explotación en media). Por sectores, olivares, frutales y cítricos, y cereales y leguminosas son los que copan la mayor parte de las explotaciones en el sector agrícola español; si bien los que más superficie agraria ocupan son ovino y caprino, bovino y cereales y leguminosas (entre los tres, ocupan más de la mitad de la superficie total). En términos de productividad (euros por hectárea), cabría destacar el papel de los sectores avícola y porcino, en el caso de los ganaderos, y de la horticultura, en el agrícola.
La comparativa con otros sectores agrícolas europeos (Alemania, Francia, Italia y Países Bajos) pone de manifiesto las diferencias respecto a otros sistemas más productivos que el español,24 donde hay una mayor proporción de explotaciones grandes, con una producción mucho más elevada por explotación,25 y donde la entrada de la empresa privada es algo mayor (destaca el caso de Francia, donde solo el 59% son personas físicas). Los jefes de explotación también son mayoritariamente hombres, como en España (el 68% en media de la UE), pero el relevo generacional no preocupa tanto (cuentan con mayor proporción de menores de 45 años y menor proporción de mayores de 65, excepto en Italia).
- 24. La productividad media para la UE asciende a 2.230 euros por hectárea, según los datos que maneja Eurostat, frente a 1.887 euros por hectárea que se registra entre las explotaciones agrarias españolas. Las diferencias se disparan respecto a otras economías europeas (2.351 euros en Francia, 2.812 euros en Alemania, 4.702 euros en Italia y 13.683 euros en los Países Bajos).
- 25. La producción estándar media en la UE es menor que en el sector español (39.677 euros anuales en media en 2020 según los datos de Eurostat), si bien alcanza niveles entre los 150.000-175.000 en los casos de Alemania y Francia, y supera los 450.000 en los Países Bajos.
% sobre el total de explotaciones con SAU
También resulta útil analizar las diferencias regionales dentro del país, puesto que hay una enorme heterogeneidad en las características que definen estas explotaciones. En lo que respecta al tamaño, la proporción de explotaciones pequeñas es especialmente evidente en Canarias, C. Valenciana y Galicia; mientras que la proporción de instalaciones más grandes se concentra en Castilla y León, y Aragón. En cuanto al volumen de producción (PET), dominan las instalaciones con una producción inferior a 15.000 euros anuales (sin los casos de Canarias y Aragón), pero si se tiene en cuenta la producción por explotación, regiones como Murcia, Cataluña o Aragón cuentan con explotaciones con una producción elevada (superior a 80.000 euros por instalación), una cifra que se acerca a la de otras economías europeas. En cuanto a los jefes de explotación, destacan positivamente las regiones de la cornisa cantábrica, al contar con una mayor proporción de mujeres y porque se percibe un mayor relevo generacional.
% sobre el total de explotaciones con SAU
Las explotaciones agrícolas en España se caracterizan por su elevada heterogeneidad, en buena medida por la especialización productiva regional
Mención aparte merece la especialización productiva de cada comunidad autónoma. En primer lugar, es importante señalar que los sectores que destacan a nivel nacional en realidad se concentran en unas pocas regiones: las explotaciones de olivar se aglutinan en Andalucía (acumula más del 60% de las instalaciones del país dedicadas a este sector); las de frutales y cítricos, en la C. Valenciana (45% del total), y las de cereales y leguminosas, en las dos Castillas (concentran el 62% del total). Por su parte, las explotaciones ganaderas están más presentes en Cataluña, Galicia, Castilla y León, y Andalucía, entre otras regiones.
En general, la mayor parte de las regiones muestran bastante diversidad sectorial, pero cabe subrayar una serie de regiones que destacan por su especialización en un único sector: se trata de los casos de Andalucía (olivares), Asturias y Cantabria (bovinos), C. Valenciana y Murcia (frutales) o La Rioja (viticultura).
El número de explotaciones agrícolas en España se ha reducido de forma sustancial a lo largo de las últimas tres décadas. En concreto, de los cerca de 1,6 millones de explotaciones en 1989 el sector cuenta actualmente con 914.871 (–42,6%).26 A pesar de esta reducción del número de explotaciones, entre 1990 y 2020 se ha producido un fuerte crecimiento de la producción y de las exportaciones agroalimentarias en términos reales, de más del 80%, lo que refleja las importantes ganancias de productividad que han tenido lugar en este periodo.27 Por un lado, el rendimiento de la superficie agraria utilizada se ha duplicado desde 1990: actualmente se producen unos 2.400 euros por cada hectárea útil en el campo español, frente a los 1.165 euros que se obtenían en media en 1990. En términos de la renta agraria por unidad de trabajo anual (UTA), otra forma de medir la productividad del sector, el incremento es aún más claro: supera los 32.300 euros en 2020, tres veces más que en 1990.
- 26. Para el análisis que se realiza en este artículo, se consideran solamente las explotaciones con superficie agraria útil o SAU.
- 27. La superficie agraria útil (SAU) se ha mantenido bastante estable en torno a los 23-24 millones de hectáreas, por lo que el aumento de la producción se debe casi exclusivamente al incremento del rendimiento por hectárea.
Si nos centramos en la última década y comparamos el censo de 2009 con el de 2020, observamos que el mayor retroceso del número de explotaciones se ha producido en las de menor tamaño (un 10,3% menos de explotaciones de menos de 5 hectáreas) y de menor facturación (–20% de las que facturan menos de 4.000 euros anuales). Por el contrario, se han incrementado las más grandes (aumentaron un 9% las de 100 hectáreas o más) y de mayor peso económico (crecieron cerca de un 75% las que facturan más de 500.000 euros anuales). Esto por sí solo ya sugiere cierta ganancia de eficiencia en el sector, puesto que las explotaciones grandes tienden a ser más eficientes, pues, a grandes rasgos, tienen mayor capacidad para innovar, introducir nuevas tecnologías y aprovechar las sinergias de esas inversiones, entre otros aspectos. El menor número de explotaciones, a pesar del leve aumento de la superficie agraria útil (SAU) entre 2009 y 2020 (del 0,7%), hace que el tamaño medio de cada explotación haya aumentado en la última década (un aumento del 7,4% hasta una media de 26,4 hectáreas por explotación en 2020).
En balance, el sector agrario está concentrando la actividad en menos explotaciones y, cada vez, más grandes y productivas. Según el censo de 2020, las explotaciones de 100 o más hectáreas, aunque apenas suponen el 6% del total, concentran el 58% de la SAU (acumulaban el 47% en el censo de 1989) y casi el 30% de la producción total (24% en 2009).
Porcentaje sobre el total de explotaciones
En cuanto a los sectores económicos (OTE), la caída entre 2009 y 2020 fue ampliamente generalizada y solo cabe destacar el aumento de las explotaciones dedicadas a la horticultura de invernadero, a la viticultura y al olivar. Cabe recordar que, el primero de ellos destaca como unos de los sectores con mayor producción por explotación y, por tanto, explica en gran medida la ganancia de productividad del sector agrícola español en los últimos años.
Entre comunidades autónomas (CC. AA.), la reducción en el número de explotaciones está bastante extendida a todo el territorio nacional, con la excepción de Andalucía y La Rioja. Asturias, el País Vasco o Cataluña, entre otras, combinan una fuerte caída en las explotaciones más pequeñas y un aumento en las más grandes, por lo que destacan como regiones donde la concentración del sector se ha acelerado en la década pasada. Cabe señalar que existe, además, cierta relación positiva entre aquellas comunidades que han aumentado más el número de explotaciones mayores de 100 hectáreas y las que más han incrementado su productividad (véase el gráfico de puntos).
La evolución respecto a los jefes de las explotaciones deja más asignaturas pendientes que aspectos favorables. En el lado positivo, cada vez hay una mayor proporción de mujeres (29% en 2020 frente a 22% en 2009), siendo especialmente notable la mejora en regiones como Castilla-La Mancha, C. Valenciana y Andalucía. No obstante, la formación de los jefes de explotaciones sigue mostrando margen de recorrido: solamente un 4,1% cuenta con formación profesional agraria, una mejora respecto al 1,5% en 2009. Por último, la gran asignatura pendiente del sector sigue siendo el relevo generacional, ya que cada vez hay menos jefes menores de 45 años (14% del total de explotaciones en 2020 frente al 21% en 2009) y más jefes mayores de 65 años (41% en 2020 frente al 30% en la década anterior). Esta situación es especialmente acusada en los casos de Andalucía, Castilla y León o Extremadura, mientras que se observa mejora en las regiones de la cornisa cantábrica.
En balance, parece claro que el sector agrario español está evolucionando hacia una mayor productividad, concentrando la actividad cada vez en menos explotaciones, pero cada vez más grandes proporcionalmente y con una mayor dimensión económica. Esta continua mejora y modernización del sistema agrario queda patente en la ganancia de productividad en el sector agrícola español de los últimos años, si bien es cierto que el tamaño medio de las explotaciones en España es aún modesto cuando se comparan con otras economías europeas con un sistema agrario de un tamaño similar.
Según los datos que proporciona el censo agrario, los sectores avícola, hortofrutícola y porcino son los más productivos (se concentran en las regiones de Cataluña, Extremadura y Castilla y León). Las mayores ganancias de productividad deberían ir encaminadas a potenciar sectores con mayor presencia en el sector español, como son el olivar, los frutales, y los cereales y leguminosas, que concentran el 60% de las explotaciones agrarias españolas.
También resulta clave la situación de los jefes de explotación. Se necesitan pasos adicionales para incrementar el papel de la mujer en el sector español y, sobre todo, para impulsar la formación y profesionalización del sector, así como estimular el relevo generacional (España se encuentra a la cola europea en este aspecto). Más del 40% de los jefes de explotación actuales se jubilarán a lo largo de los próximos 10 años, lo que supone la necesidad de entrada de unos 200.000 jóvenes en el sector para suplir su impacto.
En este sentido, la nueva PAC cuenta con un Plan Estratégico que pretende una agricultura más innovadora, más digital y más comprometida con el relevo generacional, con un incremento de las ayudas para la incorporación de los más jóvenes. En concreto, se van a destinar más de 220 millones de euros en ayudas específicas para los jóvenes, la mayor cantidad destinada a este objetivo en los 60 años de historia de la PAC, y un 50% más frente al periodo anterior. Además, se va a destinar un 15% adicional en el caso de que las titulares de explotaciones sean jóvenes agricultoras y ganaderas.
Según los datos que proporciona el censo agrario, los sectores avícola, hortofrutícola y porcino son los más productivos y se concentran en Cataluña, Extremadura y Castilla y León