La demanda en España de bienes tecnológicos: el día después de mañana
De la mano del teletrabajo, la educación en remoto y las restricciones impuestas al entretenimiento de carácter más social, hemos observado un aumento del consumo en bienes de carácter tecnológico frente al resto de consumo. Si en el primer artículo de este Dossier analizamos la demanda mundial de dichos bienes durante la pandemia y su posible persistencia pos-COVID, en este artículo nos centramos en el caso español.
¿Cómo se comportó el consumidor español durante la pandemia en términos de demanda de bienes tecnológicos? Para responder a esta pregunta, analizamos los datos internos de CaixaBank de compraventa de bienes electrónicos (altamente tecnológicos, en general) en establecimientos presenciales y vía online desde 2018 hasta 2021.1 Estos datos los comparamos con lo ocurrido en el total del consumo de bienes (excluida la primera necesidad).2
Lo que los datos nos revelan es una resistencia del consumo de bienes electrónicos notable. En concreto, el consumo en este tipo de bienes se contrajo apenas un 1% en 2020, frente a una caída cercana al 13% en el consumo del resto de bienes. Esta divergencia en el comportamiento entre ambos tipos de consumo no era habitual en el pasado: aunque los bienes de carácter electrónico crecían a mayor ritmo, la diferencia entre ambos era mucho más pequeña que la observada en 2020 (véase el primer gráfico).
- 1. Datos totalmente anonimizados para un total de más de 16 millones de operaciones en 2021.
- 2. Para obtener una aproximación del consumo total en bienes electrónicos, usamos los datos internos de compras en bienes electrónicos a partir del uso de tarjetas de crédito y débito, los porcentajes históricos de tipo de pago en estos bienes de carácter duradero (principalmente tarjeta y crédito al consumo) y las cifras globales de crecimiento de crédito al consumo de bienes. Este último elemento para corregir por la elevada contracción en este crédito en 2020. Asimismo, comparamos con el consumo de bienes exceptuando los de primera necesidad, puesto que estos últimos se vieron enormemente impactados por las medidas de confinamiento (del mismo modo que los servicios).
De hecho, esta resistencia del consumo de bienes tecnológicos en el auge de la pandemia en 2020 está en línea con lo ocurrido a nivel global, especialmente en los países avanzados, tal y como analizamos en el primer artículo de este mismo Dossier.3
De este modo, la siguiente pregunta, también en el caso español, se centra en la continuidad de este comportamiento más favorable de los bienes de carácter tecnológico tras la pandemia. Y aunque no podemos tener aún una respuesta definitiva, los datos de 2021 nos pueden dar algunas pistas. Desafortunadamente, la evolución del consumo de bienes electrónicos puede haberse visto más negativamente afectada que el resto de los bienes por las disrupciones en las cadenas de valor global ante la escasez de suministros ocurrida desde mediados de 2021. A fin de reducir este efecto, para el consumo de bienes electrónicos nos ceñiremos a los datos hasta junio de 2021, mientras que, para la categoría más amplia de bienes, usaremos los datos disponibles hasta noviembre de 2021.4 Pues bien, lo que observamos con nuestras fuentes internas de datos es que el consumo de este tipo de bienes en 2021 aún se emplazaba un 5% por encima de los niveles de 2019, lo que no ocurría con el consumo general (0,4% por debajo, véase el primer gráfico).
Con todo, es todavía pronto para asegurar que el consumidor español haya virado hacia un mayor consumo de bienes de carácter tecnológico. No obstante, hay algunos elementos que podrían apoyar tal cambio de tendencia. En el siguiente apartado discutimos algunos de ellos para el caso específico de España.
Más allá del auge que presentan los datos recientes acerca del consumo en bienes tecnológicos, hay otras razones que nos empujan a pensar que se trata de una dinámica que podría perdurar. Entre dichas razones, destacamos el marcado incremento del teletrabajo y también algunas de las actuaciones del paquete de ayudas europeo (NGEU).
El vínculo entre el teletrabajo y la demanda de bienes tecnológicos es sobradamente conocido: por su naturaleza, el teletrabajo precisa de un conjunto de equipamiento tecnológico, tangible e intangible, para hacerlo posible. Un uso más intensivo de esta modalidad de trabajo debería resultar en un aumento estructural de demanda de bienes tecnológicos, y hay varias razones para pensar que, a futuro, se hará un uso más intensivo de él. El segundo gráfico muestra la evolución del teletrabajo en España.
En nuestro país, el porcentaje de ocupados que teletrabajaba de manera ocasional o de manera más intensiva mostró una ligera tendencia al alza entre 2006 y 2019, pero la llegada de la pandemia en el 2T 2020 supuso un cambio de paradigma: el porcentaje de ocupados que teletrabajaba más que se duplicó, y cuando miramos dentro del subgrupo de trabajadores que teletrabajan más de la mitad de los días, el registro se triplicó. Desde entonces, el registro ha seguido de cerca la evolución de la pandemia, con retrocesos en el teletrabajo cuando la situación epidemiológica ha mejorado y aumentos cuando ha empeorado, pero, en cualquier caso, se ha mantenido ampliamente por encima del registro de 2019. La última cifra disponible, del 4T 2021, muestra un ligero repunte al alza, debido a la irrupción de la sexta oleada de contagios, y se sitúa más de un 60% por encima del registro de 2019.
De este modo, si bien parece que el uso intensivo que se hizo del teletrabajo en el punto crítico de la pandemia no tendrá continuidad en el futuro, los datos parecen indicar que, en una situación de relativa normalidad, el teletrabajo podría estabilizarse en cotas más elevadas a las de la prepandemia. Algunos indicadores apuntan en esta dirección. Así, según la encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad que publica el Banco de España, un 27% de las empresas prevén seguir haciendo uso del teletrabajo en los próximos seis meses.5 Este porcentaje es muy similar a los que se obtuvieron en la edición de la encuesta del 2T (30%) y la del 3T 2021 (25%).6
Más allá del teletrabajo, otros factores pueden seguir impulsando la mayor demanda de bienes tecnológicos en España. En este sentido, destacan las inversiones que se están contemplando en digitalización bajo el paraguas de los fondos NGEU. El plan español contempla inversiones relacionadas con la digitalización por un importe de 19.600 millones de euros.7 Por su naturaleza, una parte considerable de estas inversiones será en bienes tecnológicos. Un ejemplo es el PERTE recientemente anunciado para la Salud de Vanguardia. Con una inversión prevista de 1.469 millones de euros entre 2021 y 2023 plantea, entre otras cosas, la creación de una base de datos para el sistema sanitario que permita su explotación para mejorar la prevención, el diagnóstico, el tratamiento, la rehabilitación y la investigación orientada a la salud. Asimismo, se quiere impulsar la transformación digital de la asistencia sanitaria mediante la aplicación de las nuevas tecnologías digitales a todas aquellas actividades que impliquen relación con la ciudadanía.
En definitiva, España no ha sido una excepción en el cambio de los patrones de consumo durante la pandemia con un claro sesgo hacia bienes de carácter tecnológico. La resistencia en la demanda de este tipo de bienes durante 2020 y el relativo dinamismo durante 2021 así lo demuestran. Asimismo, aunque todavía es pronto para hablar de cambio estructural, está claro que tendencias como el teletrabajo o inversiones como las previstas bajo el paraguas del NGEU darán cierta continuidad a este viraje en el tipo de consumo.
- 5. Véase Izquierdo Peinado, M. (2021). «Encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad: noviembre de 2021». Banco de España. Boletín económico n.º 4.
- 6. Asimismo, distintas encuestas y estudios también apoyan este mayor entorno de teletrabajo en el futuro. Véase el artículo «La demanda global de bienes tecnológicos: ¿cambio de tendencia?» en este mismo Dossier.
- 7. Véanse los artículos del Dossier «Fondos europeos NGEU: la gran palanca para el salto digital» en el IM09/2021.