EUR/GBP
Esperamos que la libra esterlina se mueva, en su cruce frente al euro, en un rango de 0,80-0,85 libras por euro en los próximos trimestres. Según los fundamentales macroeconómicos, esperamos dos dinámicas diferenciadas: en los primeros trimestres de 2025 una depreciación inicial hacia 0,85. Posteriormente, hacia final de año, y a medida que los niveles de inflación y tipos de interés de ambas economías converjan, deberíamos ver una apreciación gradual hacia el límite inferior del rango. Tanto las dinámicas inflacionistas como la incertidumbre fiscal británica complican que el Banco de Inglaterra pueda acometer bajadas de tipos al ritmo que esperamos que sí lo haga el BCE a principios de año, aunque los riesgos de esta previsión son elevados, toda vez que el Banco de Inglaterra tiene una mayor flexibilidad estatutaria que el BCE para sostener el crecimiento económico, y quizás también una mayor inclinación de sus responsables a hacerlo (hasta 2 de los 9 miembros del Comité de Política Monetaria votaron recortar hasta 50 p. b. la semana pasada).
- Esperamos que la libra esterlina se mueva, en su cruce frente al euro, en un rango de 0,80-0,85 libras por euro en los próximos trimestres. Según los fundamentales macro, esperamos dos dinámicas diferenciadas: en los primeros trimestres de 2025 una depreciación inicial hacia 0,85. Posteriormente, hacia final de año, y a medida que los niveles de inflación y tipos de interés de ambas economías converjan, deberíamos ver una apreciación gradual hacia el límite inferior del rango.
- En la primera parte del año, la inflación británica afronta más riesgos al alza que la del área euro, lo que debería ser ligeramente depreciador para la esterlina.
- Aunque ambas economías adolecen de una debilidad cíclica similar, a medida que avance el año diversos factores deberían favorecer una apreciación de la libra:
- El consumo privado británico debería verse soportado por unos salarios reales que crecen a mayor ritmo que en la eurozona. El crecimiento de la productividad, no obstante, no está acompañando al de los salarios, lo podría hacer aumentar la inflación en el medio plazo y, a más largo plazo, lastrar los términos de comercio.
- Reino Unido parece menos expuesto a medidas proteccionistas desde EE.UU. y su Gobierno más inclinado a buscar cualquier acuerdo con la administración Trump.
- El nuevo Gobierno británico tiene algo más de margen de maniobra política para impulsar la economía que en el área euro, incluso con el menor espacio fiscal con el que cuenta tras los shocks de Brexit, la pandemia de Covid y la elevada inflación.
- Tanto las dinámicas inflacionistas ya mencionadas, como este factor fiscal, complican que el Banco de Inglaterra pueda acometer bajadas de tipos al ritmo que esperamos que sí lo haga el BCE. Por ello, el estrechamiento del diferencial de tipos solo debería acentuarse hacia final de año.
- Los riesgos de esta previsión son elevados, toda vez que el Banco de Inglaterra tiene una mayor flexibilidad estatutaria que el BCE para sostener el crecimiento económico, y quizás también una mayor inclinación de sus responsables: 2 de los 9 miembros del Comité de Política Monetaria votaron por recortar 50 p.b. la semana pasada.